domingo, 29 de junio de 2014

¿Con quién dejo al perro?









Hay títulos de canciones que permiten hacer una radiografía de la sociedad en que nos movemos y más en el momento en que nos encontramos con las vacaciones tocando en la puerta, los perros en casa, los recursos escasos y la pregunta desesperada de ¿con quién dejo el perro?¿quién me lo cuida? Los mayores en el Hospital, en la Residencia, y el hotel para perros no está al alcance de mi bolsillo
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El perro siempre ha tenido su protagonismo en el devenir humano, así fue un perro llamado “Argos “ quien descubrió al astuto Ulises de regreso a casa. En plena II Guerra Mundial el perro  bóxer Mathias fue condecorado en Alemania con la Cruz de Hierro, y en el ayer cercano uno de los grandes éxitos televisivos de mi niñez lleva el nombre de un perro pastor alemán llamado “Rin Tin Tin “ , pero de finales de los austeros y  humanos años  60 a la actualidad han pasado muchas cosas y no para bien, y entre ellas la más alarmante, la más negativa, la deshumanización de la sociedad, que es directamente proporcional al incremento del protagonismo de la bestia, del animal- llámese oso, urogallo, perro, gato, tortuga, canario…- en periódicos, revistas, cines, notarias y tanatorios, pues ya hay quien se preocupa de la vida de su mascota  cuando él no viva y mientras algunos indigentes son enterrados en cajas elaboradas con tablas de pescado.

En los tiempos de mi adolescencia una de las frases que más negativamente me impactó  fue aquella de Hitler que decía que “cuanto más trataba a los hombres más quería a los perros”. Mi escala de valores no admitía, ni por asomo, tal posibilidad, me parecía imposible que no supiéramos e hiciéramos nuestro la defensa de lo humano, del hombre y la mujer, pero cuando ahora  ves comunidades insensibles al dolor humano,  ante la miseria, ante la injusticia, que no hacen suya la más elemental defensa de la dignidad humana ,empiezan a entrarte las dudas, y el mero hecho de dudar ya es malo. En esa misma línea el escritor Mark Twain escribía  “Si recoges un perro hambriento en la calle y le haces próspero, no te morderá; ésa es la principal diferencia entre perro y hombre”.Alejados y ajenos  de la proverbial ingratitud humana los teóricos ilusos  del pensamiento y de la pedagogía  planifican nuevos planes de estudios, nuevas leyes de educación, pero lo más fundamental, lo más básico, la educación en valores y el sentido común quedan en el olvido. Ahora se comprende  que uno de los comensales de un famoso y concurrido restaurante  pidiera a sus amigos que le quitaran las espadas que tenía, que aún chorreaban sangre  sus heridas.

El perro que siempre ha tenido importancia en la vida del hombre, se carga ahora de protagonismo y en algunas de mis últimas lecturas se les titula Pluto, León, Pancho, Stalin, Fidel,  Pipo o Prim,  general de Reus, héroe de Castillejos(Marruecos) asesinado en la calle del Turco de Madrid, actual calle Marqués de Cubas. Espero que este auge perruno no sea un vaticinio de una descarnada deshumanización, sino reivindicación de la fábula y su proverbial lealtad ,- pues como dice un conocido prelado “sin cielo, no hay tierra”-, y espero que la agoviante y persistente crisis económica no hay incrementado el número de perros  abandonados en nuestras calles ni aumentado el número de clientes en las perreras municipales.


                    José Antonio Noval Cueto.                                                                         

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