El lunes, 2 de junio, a las 10.30 horas , el presidente del Gobierno Don Mariano Rajoy comunica a los
españoles que su majestad el rey Don Juan Carlos de Borbón abdica en favor de
su hijo Felipe. El estruendo de la
noticia llega todos los hogares y han provocado estas letras que intentan trasladar al lector todo lo que pasa por mi
cabeza. No tengo ningún reparo en reconocer que mis primeras palabras son de
agradecimiento al rey saliente, Don Juan Carlos, a quien saludé en Mieres, con motivo de la inauguración de
la ampliación de la Fábrica Thyssen y a quien
expuse mi deseo de que visitara Siero, como ya lo hizo, en los comienzos de su reinado, siendo alcalde de Siero Don Julio
Fernández Noval. Casi cuarenta años de mi existencia han pasado bajo su
influencia y los jóvenes de la
Transición , aquellos que practicábamos el lema del
compromiso, del cambio, de hacer una España mejor, sabíamos que el entonces
heredero de la Corona
no lo tenía fácil, un día sí y otro también había muertes (ETA...), sacudidas,
presiones, matanza de los abogados de Atocha y el llamado enero negro del 77 madrileño, la Operación Galaxia
que llevó los tanques al Paseo de la
Florida , las tensiones producidas al legalizar el Partido Comunista,
el 23 F , la
descentralización de España y para colmo el cambio político coincidía con una dura
crisis económica internacional, la llamada crisis del petróleo, año 73. Afortunadamente
de todo ello hemos salido y en todo ello ha tenido un papel importante tanto el
Rey Don Juan Carlos como el propio pueblo español. La Monarquía ha sido un
instrumento de estabilidad importante y ha contribuido a los 40 años mejores de
nuestra Historia Moderna y dio respuesta al gran temor de nuestros mayores que
no era otro que ¿qué pasará el día que muera Francisco Franco?. ¡Qué lejos
están aquellos tiempos donde Europa acababa en Los Pirineos! El llamado
consenso de la Transición
ha sido un triunfo y hoy somos una nación con mayor peso a nivel internacional y más hubiéramos logrado
si no hubiéramos malgastado el tiempo en inútiles guerras de la memoria, en
fragmentar la unidad de España o en populismo
de pan y circo, y mientras el Parlamento
sin hacer los deberes necesarios( leyes adecuadas a la realidad actual:desahucios, indultos,Corona...)
No todo fueron aciertos ,y
conductas no ejemplares han hecho que la
Casa Real sea portada de periódicos y no
para bien. Todos deseamos que la
Justicia actúe libremente y sentencia cuanto antes y se
vuelva al trabajo, a la discreción y ejemplaridad a la que nos tenía acostumbrados
la familia real y todos apreciamos. La institución monárquica goza del aprecio
de los españoles y sólo un 0’2 % de los españoles la ven como problema según
el último barómetro del CIS del mes de mayo. De lo que se deduce que el pueblo
quizás no tenga muy claro lo de ser monárquico o republicano, pero lo que se
sabe es que la mayoría de los ciudadanos, como personas agradecidas que somos, son y han sido juancarlistas y que el futuro
monarca Felipe VI genera hondas simpatías en toda España y especialmente en
Asturias donde vamos a tener el privilegio de tener la primera reina de España
asturiana, de Oviedo, y eso se nota, da impronta, y más aún si recordamos que
Doña Letizia tiene en su haber uno de los galardones más deseados por los
profesionales del periodismo, el Premio Mariano José de Larra, del año 2.000, otorgado por la Asociación de Prensa a
los periodistas menores de 30 años. En resumen, aquel joven elegante, atractivo
y sonriente que abanderó la delegación española en las Olimpiadas del 1.992 en
Barcelona tiene todas las herramientas que se necesitan para dar un buen
servicio a España, pues además de su preparación, cuenta con el apoyo de
Letizia, persona muy conocedora de la realidad española y esto no es poco, sabe por donde pisa. De la generosidad de la
pareja y su dedicación al Principado de Asturias hablan sus múltiples visitas,
sus muchas fotografías, pero de todas ellas tengo en la retina una improvisada de los Príncipes por Oviedo, en la
tarde-noche por la Plaza
de la Escandelera ,
saludando y parándose con las personas que sorprendidas y asombradas se
dirigían a ellos. En Siero también hemos contado con su presencia al estar ubicada la zona de descanso de las escuderías
de los pilotos que participan en el Rallye Príncipe de Asturias en el Mercado
de Ganados.
Acontecimientos tan importantes para el futuro de todos
nosotros y de nuestra patria me obligan a acudir a la experiencia y sabiduría
de personajes ilustres como don Quijote, cuando impartió y escribió consejos para su escudero Sancho, al ser nombrado éste gobernador de la ínsula Barataria, y entre otros muchos le dice: "1º. La virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale 2º Visita las cárceles, las carnicerías, las plazas: que la presencia del gobernador en lugares tales es de suma importancia…" o a poetas de la talla moral de don Antonio Machado cuando dice “Yo siempre os aconsejaré que procuréis ser mejores de lo que sois; de ningún modo dejéis de ser españoles”, o cuando reconoce que uno de los fallos de la II República fue que en España “tuvimos una República sin republicanos”. ¡Salvadas las distancias, que no nos ocurra a nosotros!
Dicen las crónicas que la infanta Urraca, hija ilegítima del
rey Alfonso VII de León, nacida en Pelúgano(Aller) contrajo matrimonio en León con
el rey de Navarra Garcia Ramírez en el mes de junio. Hay discrepancia sobre si fue
el 24 o el 19. Todos los historiadores hablan de sus muchos méritos. El 19 de
junio de 2.014, otra asturiana, aunque no de la nobleza, será reina de España. ¡Ojala
los tiempos futuros hagan elogios de su buen hacer y del progreso que aportó a
sus súbditos! No quisiera concluir estas letras sin agradecer al Presidente del
Principado, Don Javier
Fernández, el buen papel institucional que ha desarrollado
durante estos días y las certeras palabras pronunciadas al hilo de los
acontecimientos, no escatimando elogios hacía la figura del rey Don Juan Carlos
y reconociendo los muchos méritos que atesora el monarca entrante. Creo que es justo
recordar la necesidad que los nuevos reyes de España dispongan de una residencia
oficial en Asturias, dada su vinculación con esta región.
José Antonio Noval Cueto.
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