Hay palabras que tienen éxito, que perduran y que en el
trascurrir de los años se cargan de contenido, se preñan de significados y
esto nos ocurre con el término “Nación”, que precedente del vocablo latino “natio”,
toma origen, fuente, en el término “nasci”, nacer en castellano ; derivadas del
mismo tenemos “ nacionalidad, nacionalismo, nacionalista” y con cierto
parentesco “naturaleza, navidad”. Una buen aprueba de su salud y actualidad me
la ha proporcionado la lectura del Discurso de Proclamación de su Majestad,
Felipe VI como rey, donde el término “Nación”, aparece en sus líneas iniciales
al decirnos que España es “una nación forjada a lo largo de siglos de Historia
por el trabajo compartido de millones de personas de todos los lugares de
nuestro territorio…”, o cuando dice que “en esa España unida y diversa, basada
en la igualdad de los españoles, en la solidaridad entre sus pueblos y en el
respeto a la ley, cabemos todos…o cuando al concluir su discurso dice:”Señorías,
tenemos un gran país; somos una gran nación, creamos y confiemos en ella”.
Pero este término polivalente y de múltiples usos me
traslada, a mi , lector de periódicos, a Argentina, concretamente a Buenos
Aires, donde el 4 de Enero de 1.870 sale a la luz uno de los periódicos más importantes
de la ciudad porteña, “La Nación ”,
con su lema:” Tribuna de doctrina” y a Costa Rica, donde el 12 de octubre de
1.946, Día de la Hispanidad
, aparece un periódico, de
ideología liberal, que también se llama “La Nación ”. No acaba aquí mi argumentario, aún
queda la sorpresa más importante, más inesperada y es que uno de nuestros
mejores escritores asturianos como era Ramón Pérez de Ayala, escribió un bello
cuento, titulado “La Nación ”,
donde para más intriga su argumento se sitúa en tierras de Noreña y Siero y su
parroquia, sin nombre, parece uno intuirla según se adentra en su lectura y sigue las andaduras
de Pachín de Cleto y su mujer Ramona cuando se dirigen un martes al mercado de la Pola en busca de una hacendosa y lechera vaca como
sería “La Cereza ”.
Una vez más la protagonista es la vaca – recordemos la importancia del sector lácteo
y quesero en Siero- o mejor dicho el “xiatu”, el ternero, la nación, lo nacido,
de nombre “Galán”, principal fuente de ingresos del campesino astur de finales
del s.XIX y principios del s.XX. No tiene nada de sorprendente que la vaca y
todo lo relacionado con ella haya tenido tanta importancia en la literatura de
autores asturianos como Clarín y su “Adios, Cordera”, nombre que acertadamente
puso Antón de Chinta a la vaca que era el alimento y sustento de sus hijos y
que sin duda es uno de los mejores cuentos de su autor y de la literatura
española, o ahora con este bella y elaborada narración de don Ramón Pérez de
Ayala, uno de los escritores con mayor profundidad ideológica en sus novelas. El título confunde al lector o al menos al
lector actual. Uno piensa que un escritor tan reflexivo, tan intelectual, nos
iba a hablar de estructuras políticas, de formas de gobierno, identidades
patrias …y de repente uno recibe la
alegría que siente el campesino Pachín de Cleto al ver que “La Cereza ” ha aportado el
fruto del año, su Nación, el xiatu, el ternero “Galán”, elemento fundamental en
aquella maltrecha economía del campo asturiano de la época.
El pasado 19 de Junio “La Cereza ” (España) ha dado su fruto, su nación, un
nuevo rey, Felipe VI, y parece que promete, pues un Rey que cita a Don Quijote,
a Machado, lleva buenas alforjas para el camino. Su discurso es un buen aviso
para navegantes. ¡Ojalá se cumpla!Por último sólo me queda hacer
mías unas palabras que el judio sefardita Solomon Gaón pronunció en el Teatro
Campoamor un viernes de octubre de 1.990 y que dicen:
“Él, que bendiga, proteja, guarde, ayude, enaltezca, engrandezca
y eleve a lo más alto a su alteza real
don Felipe VI, (ahora) Rey de España”.
José Antonio Noval Cueto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario