¡Ya suenen les panderetes!
Por mucho que se proponga la política impedir la Navidad, la
realidad va por un lado y las decisiones políticas por otro, y así ya pueden
trasladar belenes, ponerlos en las cumbres ,almacenarlos en los almacenes o
exponerlos en salones públicos - Ana Ozores en la Plaza de la
Catedral está triste, sola- que la realidad
evidente es que cada año aparecen más y nuevos belenes - tradición que arranca del
siglo XIII - cargados de creatividad, de ingenio y donde se incorporan
materiales nuevos (corchos, fabes, latas…) y figuras de lo más original y
siempre con la intención de adorar la
Niño-Dios, al Dios que se hace hombre para salvarnos, algo que los muy racionalistas no entienden y
algunos, no contentos con el silencio, critican sin dar alternativas y sin reconocer que
la mera razón tampoco basta para entender o comprender el mundo que nos rodea ,
pues sería tanto como negar o menospreciar
la importancia que tienen los sueños en
la vida del hombre, y más cuando sabemos
que muchos sueños se han hecho realidad gracias al tesón y perseverancia humana, así no hace
mucho, en los años 70, el hombre llegaba a la luna... En una época que presume de
racionalista y descreída sorprende que
cada día aumente el número de personas que acuden a
los echadores de cartas o a cualquier
adivino que vaticine el futuro. En estos últimos días, previos a las
elecciones, las consultas estaban atiborradas de clientes, muchos de ellos de
elevada alcurnia.
Siempre que llega la
Navidad la inspiración me pone en movimiento,
no me deja indiferente y me obliga a escribir unas palabras que intentan ser de
ánimo, a pesar de las dificultades del día, de esperanza, de felicidad, de la
plenitud de quien siente que - según
reza un cartel de las monjitas del Asilo de Pola- “Tiembla de frío aterido en un pesebre mi Dios
y como el mundo está frío el viene a darle gracias…”, y es que en un mundo
donde todo es imagen, televisión, internet, distancia, frío… aún perdura el
poder de la palabra y ésta nos dice que la
Navidad, si de verdad la interiorizamos,
si la hacemos nuestra, nos da razones para bien vivir, para hacer camino,
compatible con el turrón y la sidra de última expresión. Razones que hablan de Amor, de Paz, de fraternidad, de
cercanía, calor y para lograrlo sólo es
necesario empequeñecerse, reconocer que somos poquita cosa y que lo poco que hacemos y conseguimos es porque
el Niño-Dios lo permite.
Este mensaje se lleva repitiendo desde hace 2015 años, por
diferentes medios, y sus efectos benéficos y expansivos son evidentes y basta para ello
entrar en el vestíbulo de entrada de la Residencia de Ancianos Nuestra Señora
de Covadonga de Pola de Siero y leer el
cartel del belén allí instalado que nos
dice: “Jesús, Horno de la Misericordia, danos siempre tu pan”, pero aún así,
reconociendo su mucho bien, me surgió una duda el pasado martes, 15 de diciembre, en la
Fiesta de Navidad del Colegio, cuando la letra de un bello villancico preguntaba “¿Por
qué celebrar sólo en Navidad? …¿De qué o de quién depende?
La respuesta es personal, depende de cada uno y su
disponibilidad para celebrar un día o todos los días del año…
¡Paz en la tierra a los hombres de buena
voluntad!
José Antonio Noval Cueto.
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