martes, 23 de agosto de 2016

“La calle del Turco…”

“El agá de Licovrisi, sentado en el balcón que da sobre la plaza del pueblo, fuma su ‘chibuqui’ y bebe ‘raki’ (aguardiente)”. Con estas  palabras empieza la novela de Nikos Kazantzaki que la actualidad reciente ha puesto de moda, pues habla de la invasión turca de Grecia y de refugiados huidos de la localidad helena  de San Jorge,  que llevan tres meses caminando, perseguidos, hambrientos y enfermos. Nuevamente   ficción y realidad de aliñan, se mezclan y tenemos los ingredientes necesarios para generar la tensión que padece Europa y teme: refugiados y  Turquía.

No es la primera vez que desde estas líneas alerto, creo razonadamente, de las consecuencias que tiene o puede tener  la política internacional, y más en un mundo como el nuestro donde muchas decisiones nos vienen dadas y tenemos que acatarlas, pue si somos aliados para lo bueno, también hemos de poner la espalda para lo malo. Y esto se ha incrementado y hecho más visible desde el pasado 15 de julio cuando se produce en Turquía un intento de golpe de estado.

No tengo ningún reparo en confesaros que el problema de Turquía se agiganta, tiene gran calado y puede tener unas consecuencias muy nefastas para la Unión Europea. Desde ese día Turquía  acapara todas las portadas de los periódicos europeos y americanos, y da la impresión que lo que menos importa son los fallecidos, más de 290, cantidad nada despreciable – quizás pensemos que nos cae algo lejos- , y se nos habla de las medidas que el presidente Erdogan está tomando para garantizar el orden vigente como que ha cerrado 130 medios de comunicación, que 27.000 profesores serán apartados de la docencia, que se conceda la libertad condicional  a 38.000 presos comunes para ubicar a los nuevos detenidos - número aumenta de manera progresiva- , que si EEUU y Occidente son los responsables del golpe de Estado,  que  si el Presidente turco se entrevista con el presidente  Putin  para establecer lazos y hablar de Siria, y en este momento en que escribo la olla se carga de intensidad a raíz de la  masacre producida por un  adolescente suicida en una boda kurda…

Todo esto deja perplejo y asustado al mundo occidental, ya que Turquía es miembro de la  OTAN  y su ejército es el segundo más numeroso de la Alianza, y además, no hace mucho se pensó que Turquía, previo pago, sería el muro que frenase la emigración de la ingente multitud de refugiados que viene hacia a Europa, la “tierra prometida”, “la de los territorios que manan leche y miel”, procedente de las convulsas zonas de Oriente.

Ante esta confusa y peligrosa situación uno no sabe qué hacer. Desconoce cuál es la solución adecuada y si es aconsejable que Turquía entre en la Unión Europea. No sabe si son más las diferencias o las semejanzas que se dan entre Europa y Turquía o si lo que prima es el pragmatismo o el interés más inmediato. ¿Puede prescindir Europa de su colaboración o estamos ayudando a crear, como decía Oriana Fallaci, el Estado Islámico de Europa? ¿En qué ha quedado la llamada Alianza de Civilizaciones? Todo son dudas, incertidumbre, caos, y después de ocho meses de gobierno en funciones, la única respuesta es el silencio, el no comentar, o la convivencia del bikini y el burkini.  De todo ello demanda información el sufrido ciudadano.

La Historia nos cuenta que Cervantes participó en la batalla de Lepanto, un 7 de octubre de 1571, tildada por él como la “más grande ocasión que vieron los siglos”, con el objetivo de frenar el avance turco, y que en Madrid,  en la entonces  llamada calle del Turco, hoy calle Marqués de Cubas - como se ve la tentación de cambiar el nombre de las calles no es típico de ahora -  fue asesinado el general  catalán y Presidente del Consejo de Ministros don Juan Prim y Prats, conde de Reus y Marqués de Castillejos un 30 de diciembre de 1.870, y sobre este atentado aún perdura la confusión, la duda, la imprecisión. Mientras tanto la Presidenta de las Cortes, doña Ana Pastor,  convoca el próximo día 30 de Agosto la sesión de investidura como presidente del candidato don Mariano Rajoy Brey. ¿Habrá sorpresa? ¿Tendremos Gobierno? Parece que como en el referéndum de la OTAN, de entrada: No.


                                José Antonio Noval Cueto.

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