“La Muralla” (II)
Hay palabras que no se acaban en sí mismas, que ofrecen una
abundante polivalencia y que obligan a uno a ser más preciso, más certero, y
esto me pasó a mí ayer al escribir el artículo titulado “Abre la muralla”, que
apenas lo concluí, me di cuenta que tenía necesidad de una continuación, de una
explicación, pues hay algunos matices
que incorporar a su contenido y voy a intentarlo - aun sabiendo que seré
impreciso- , con la vana intención de acotar más su mensaje, ya que las
anécdotas e imágenes que engloba exceden a cualquier explicación. Y a los
hechos me remito.
Cuando yo era niño en casa de mi abuela había una monumental
vaca, de mucha altura y volumen, huesuda en sus patas traseras, con unos
cuernos proporcionados y fuertes, un ubre compacto, de mediana altura,
tirante y lleno de leche, que respondía al nombre de “Muralla”. Era la
alegría y orgullo del abuelo que llegó a retratarse con ella para ser inmortal.
Las vacas eran el sustento de las familias y las carromateras de entonces. Era vital que la vaca diera mucha leche y
tanto o más que los cuernos permitieran
“xuncer” el carro. Nuestra “Muralla” podía colocarse a la derecha o la
izquierda , o sea trabajaba a dos manos. Se adelantó a los tiempos actuales,
ahora que se habla de la multifunción y
del ocaso y muerte de las ideologías. Siempre estaba disponible para las
estrategias de negocio.
En el fútbol , deporte rey por excelencia y opio del pueblo,
siempre que se habla de muralla, se habla de defensa, de cierre, de
resistencia, de obstáculos, o de técnica del débil, del sin recurso ante el
empuje y fuerza del genio, del fuerte, del creativo. Así se dice con frecuencia
que una “muralla infranqueable” impidió el triunfo del equipo local.
Y en el mundo de la cultura, del teatro, de la representación
y escenografía de un momento, de una época, siempre que hablamos de “La
Muralla”, nos referimos a Don Joaquín Calvo Sotelo y a su obra más conocida,
estrenada un 6 de octubre de 1954 en el Teatro Lara de Madrid, y que tuvo la
osadía, dentro del totalitarismo de la época, de plantear el tema de la
restitución, de la devolución de lo robado por Jorge, personaje principal, en
plena guerra civil en tierra extremeña. ¿Quién se opone? ¿Quién es su “Muralla?
Sus herederos, los que no quieren renunciar a lo injustamente robado. Que se escenificara
la restitución de lo robado en plenos años 50 , aunque fuera para plantear el tema del perdón y devolución de lo robado,
ya suponía osadía y atrevimiento y más desde el bando vencedor, desde el
llamado teatro tradicional, pero estaba en juego el alma de Jorge…
Por aquel entonces don Joaquín nos dijo que “Hay murallas de
piedra. Hay otras tan duras como esas, formadas por los fariseísmos, por los
egoísmos , por los perjuicios sociales…” Algo que con el paso de los años no ha
ido a menos y basta darse un garbeo por nuestras calles y plazas o leer las
noticias de portada de los principales rotativos donde se predica la paz, pero
se vende la guerra – los negocios son los negocios- , recientemente más de
10.000 millones de euros vendidos en armas . Se persigue a Estado Islámico,
pero se compra su petróleo a precio de ocasión – las cuentas son las cuentas-.
Sería interesante conocer sus clientes, seguro que habría sorpresas. Han
fallecido más de 3.000 refugiados en las aguas del Mediterráneo y el único que se queja es el
Papa Francisco. Se pierden elecciones y los derrotados se unen para gobernar y
dicen respetar la voluntad del pueblo expresa en las urnas . Se hacen
campañas para proteger especies animales en vías de extinción como el urogallo
– recientemente se han concedido 500.000 euros para su conservación - oso, lobo y nadie se preocupa de la natalidad
y del bienestar humano– más de 36.900 familias perdieron su casa en 2015-…: Lo grave
de este proceso de animalización del ser humano es que no ha hecho más que
empezar y basta citar que el jabalí y el cerdo vietnamita amenazan con
apoderarse de Oviedo, ahora que ya quedan escasos restos de su muralla medieval.
En los años cincuenta se hablaba de perdonar, de devolver, de
restituir lo robado, de salvar el alma; ahora, la moral del momento no obliga a
tanto, disfruta del presente, y lo único que devuelve son facturas impagadas o
tarjetas de crédito caducadas. La dignidad, la metafísica y el alma no son
temas de su competencia. ¡Así nos va!
José
Antonio Noval Cueto
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