“Una novela histórica
que sorprende…”
No es la primera vez que reivindico mi papel de lector y
afirmo que la felicidad en la tierra tiene para mi forma de libro, mullida
butaca y abundante luz natural, y también no es la primera vez que alerto de
los timos o posibles engaños de la lectura de libros que algunos pesebristas
intelectuales nos aconsejan, y que han
hecho que muchos lectores como yo nos refugiemos en lo seguro , en los
clásicos, en las muchas lecturas de siglos anteriores que reclaman nuestra atención,
pero este verano ,desconozco los motivos, quizás la mera intuición, la curiosidad insatisfecha, la
portada del libro o la coloación del mismo en el anaquel de la Biblioteca de Pola, amén de otros motivos,
hice una excepción y me adentré en la lectura de la novela histórica titulada “El
hombre que amaba los perros”, del autor cubano Leonardo Padura, Premio Princesa
de Asturias de las Letras 2015 , Premio Nacional de Literatura de Cuba 2012, entre otros muchos premios.
Esta extensa novela de 573 páginas, editada por la Editorial
Tusquets, ha sido un duro -genocidio soviético y alemán- y auténtico deleite y eso , tengo que confesarlo, que no
soy amante de la novela negra, cuya influencia
empapa y mueve la trama argumental de esta novela donde la historia de
la primera mitad del S.XX se convierte en materia narrativa al enmarcar las figuras de sus principales protagonistas
como son Liev Davidovich Trotski y su
asesino Ramón Mercader del Río. En torno a ellos y condicionando su vida y
futuro las luchas y purgas de Stalin, la guerra civil española, la II Guerra
Mundial, el pacto de no agresión entre Hitler y Stalín, la invasión de Polonia,
Checoslovaquia, las tímidas reformas de la era de Jruschov, la situación de Cuba
y la frustración de los balseros cubanos de los 90 y su éxodo hacia Miami. Por sus páginas deambulan personajes muy conocidos del momento como Edouart Daladier,
Largo Caballero, Andreu Nín, Diego Rivera, Frida Kahlo, Dolores Ibarruri y la
Casa de España en Moscú…
Para hacérnoslo conocer el autor utiliza sabiamente las
diferentes técnicas narrativas, entre otras la del contrapunto o uso alterno de temática en los
diferentes capítulos de la novela, ya para hablarnos de Trotski, ya de Ramón
Mercader o ya para hablarnos de las vicisitudes del propio narrador o transmisor de las supuestas
memorias de Ramón Mercader. La trama argumental se polariza en dos bloques, una
centrada en los personajes históricos y su mundo, así el exilio de Trotski y su
deambular por diferentes países hasta que muere en Méjico; ya de la vida,
aspiraciones y objetivos de un Ramón Mercader, desde que sale de los frentes de
la Sierra de Madrid para cumplir una difícil y cruel misión, de la que le dicen depender el futuro del proletariado. El
otro bloque o meramente literario se centra en el transmisor de la novela, el inseguro
Iván Cárdenas Maturell, y su inestable y calamitosa vida familiar. La novela se
estructura en tres partes, que se inicia en La Habana, 2004; una segunda parte
sin ningún título expreso, y la tercera llamada “Apocalipsis” que nos narra
las vicisitudes finales de Ramón Mercader, sus desengaños y la muerte del
propio transmisor literario, Iván, que antes de fallecer había concluido su
obra y la envia a su amigo Daniel Fonseca Ledesma para que su
testimonio no se pierda.
Dicho esto he de reconocer que no es fácil hilar una novela
histórica de esta envergadura, de tanta necesidad documental, donde no faltan
las digresiones críticas, políticas, históricas, de denuncia, y saber mantener la tensión, el interés del
lector, y todo ello sin descuidar el estilo, la calidad literaria. Como defecto que he observado creo que algunas
argumentaciones que adornan o acompañan a algún personaje son excesivas, y pudieran
haber abreviado algo la novela. Es novela para debate, pues tiene la valentía
de denunciar situaciones que quizás otros, para más tranquilidad , hubiesen
evitado, y esto es algo de agradecer en los tiempos que vivimos, donde domina
en exceso lo llamado “políticamente correcto”. Por último quisiera dejar
constancia de la importancia que cobran los perros en la novela, donde se nos
habla de ellos desde los primeros capítulos así de: Tato y Truco, perros de
Iván; de la perra Maya, de Trotski; de Churro, perro de Ramón Mercader; de “Ix”
y “Dax”, galgos rusos borzoi también de
Ramón Mercader; de “Azteca”, perro de Sieva, nieto de Trotski…Narrado lo
casi imposible sorprende o mejor dicho alecciona que Ramón Mercader, confinado
en Moscú ,tuviera como única y última ilusión tener un restaurante en la playa
de San Feliu de Guisols.
Hecha esta crítica vivencial de esta estupenda novela
histórica, agónica y tétrica como corresponde a la época novelada, quiero dejar
constancia de mi admiración ante el personaje de Natalia Sedova, la abnegada, valerosa
y sufrida esposa de Trotski.
José
Antonio Noval Cueto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario