Publicado en La Nueva España 26-2-2017
No sé por qué, mientras las campanas de San Pedro de Pola
replican enfervorecidas, al estilo
Quasimodo, para anunciarnos con sus tañidos que Asturias el pasado año había
recuperado 10.000 empleos, mi ánimo estaba bajo, encogido –quizás el frío, las
heladas, locales céntricos cerrados , pobres a la puerta de las tiendas, - y afortunadamente reconozco que no tengo
motivo para ello, pues la salud me respeta, el salario me llega y amor me
ampara….pero apenas alzo la vista, observo, escucho, leo, vislumbro e incluso palpo una cierta
desolación, que provoca estas letras .
Quizás la causante sea el paso de los años que nos coge
indefensos ante un frío que nos hace tiritar e incluso castañetear los dientes
y más aún al saber que el recibo de la luz sigue su escala ascendente , recorta
nuestro salario y nos obliga a priorizar,
pues para todo no nos llega y es esta situación la que me evoca otras épocas que yo daba ya por resueltas, y
es que hasta ahora, en esta sociedad del aplauso y la mentira, uno pensaba cándidamente que
pagando sus impuestos tenía garantizado el viaje a la vejez y el paso a la otra
orilla, sin el menor contratiempo, pero
nuevamente la vida me ha demostrado que es imprevisible , variada , que la
realidad va por un camino y la mentira por otro… y que como siempre la culpa es
del chachacha, o sea del dinero, que no
quiere reproducirse, que no alcanza para todo, que hay menos capacidad de gasto, que si tomamos el vino por la mañana, por la
tarde a pasear, y si hace frío uno se queda sin plan, pues ni encender puede la
televisión. ¿Se acuerda alguien de la anciana de Reus que falleció en el
incendio de su vivienda? Unos días de plañideras en la prensa y después el
silencio. A 31 de diciembre de 2015 la deuda tarifaria que tenía el Estado
español con las compañías eléctricas ascendía a 25.056,5 millones de euros y
como lo que se debe, se paga…Los paganos, los de siempre, el sufrido pueblo español. ¿Por qué se ha
producido este desfase? ¿Alguien ha pedido explicaciones y responsabilidades de
tales hechos? Lo desconozco, sólo sé que algunos ejecutivos de compañías
eléctricas tuvieron en su día responsabilidades de Gobierno, era la época de
las puertas giratorias, algo que parece que ahora está prohibido o al menos
limitado.
Eran otras las épocas,
en que nuestros abuelos sisaban algo del salario para protegerse en la vejez.
Ahorraban en todo, hasta en lo
necesario, con una cucharada de azúcar y pequeña para el café basta. La chaqueta la de siempre y el abrigo
el de la boda de su hijo. Camisa una para diario y la otra para el domingo, día
del Señor, y vino, el de barrica, el de
Campoviejo para las grandes ocasiones, y
vacaciones, a la playa de Gijón, a San Lorenzo, y con la fiambrera…y todo para
que la cuenta corriente aumente, que era la garantía de su vejez, en previsión
de achaques, dolencias, operaciones, fármacos... Esa filosofía del ahorro, del tanto tienes, tanto vales , uno la
consideraba anticuada e innecesaria, pues con la Seguridad Social y el
incipiente Estado del Bienestar nos bastaba. Nosotros a trabajar y pagar
impuestos, que ahorre “Ruton”, pero una
vez más se repite la historia, si no hace mucho fueron los desahucios, ahora la
luz, el gasto sanitario…, y es que a pesar que el Principado de Asturias dedica el 40% de su presupuesto a gasto sanitario – las multitudes que
recorren a diario la Sala de Consultas externas del HUCA apabullan, asustan.
Dan la impresión de ser los extras de una película de abultado presupuesto en
pleno rodaje - , las listas de espera no
disminuyen con la rapidez necesaria, incluso en temas serios. Hace unos días le
llegó a un amigo una notificación del Insalud donde le decía que, por problemas de reestructuración
del servicio, la consulta concedida para
el mes de abril se trasladaba a setiembre…
El hecho habla por sí solo y me da pie a plantearme la siguiente
reflexión. Nunca he puesto pegas al pago
de impuestos, siempre los he considerado necesarios y agradezco pagar y no
tener que hacer uso de los mismos, pero ahora me entra la alarma… Si estoy
enfermo, si mis dolores son persistentes y no puedo acudir al especialista, si
no tengo dinero …¿qué hago? ¿Tendría razón mi abuelo y debería ser más
cuidadoso con mis gastos?
Estos últimos días de enero, fríos y opacos, a pesar del replique victorioso de las campanas
de San Pedro, me han entristecido el alma y me han devuelto a la esencia de las cosas, y me han
recordado aquellas palabras de los clásicos que dicen: “La vejez es el invierno
de la vida, donde toda incomodidad tiene asiento”, o las de la astuta Celestina
cuando decía que “ …la vejez no es sino mesón de enfermedades…vecina de la
muerte, choza sin rama que se llueve por cada parte, cayado de mimbre que con
poca carga se dobla”.
José Antonio Noval Cueto.