sábado, 14 de enero de 2017

“Hay más santos que los que se veneran…”

La cruda y difícil realidad que se vive, aunque parece que el temporal remonta, se observa con solo dar un paseo por cualquier ciudad española, como por ejemplo en Oviedo, donde la alegría de vivir que transmite la calle Uria y aledañas,  no se reproduce en otras,  paralelas, no muy alejadas en dirección a General Elorza, y basta para ello fijarse en las personas que las recorren y en las fachadas de sus envejecidos y mustios edificios donde el cierre de locales o negocios pone su tono más sombrío.

Sería negar la realidad no reconocer que desde el año 2007 han sido muchos los sacrificios que han hecho y hacen los españoles con la sola intención de subsistir, llegar a final de mes y salvar los muebles, y  es aquí, en estas situaciones  casi  límite, donde uno observa   conductas o comportamientos heroicos de amigos, vecinos o compañeros que bien merecen el aplauso de este escrito que reitera una vez más que lo más importante que existe y hay en la naturaleza es el ser humano y este debe ser el elemento a proteger y valorar en todo pacto social , político y económico. Estos días me encontré  con un antiguo alumno, empresario , con actividad en diferentes partes del mundo. Al hablar sobre las dificultades actuales de la empresa en un mundo globalizado  le pregunté que cuál era el elemento más importante de la misma y sin titubear, raudo y veloz, me dijo, la materia humana, las personas. Respiré satisfecho, era y es lo mismo que yo pensaba, no estoy equivocado.

 De todos es sabido que la mejor predicación es el ejemplo, y que  todas las instituciones civiles y religiosos siempre aprovechen la ocasión para loar y divulgar los méritos heroicos de sus miembros llámense Santa Teresa de Jesús Jornet, Santa Teresa de Calcuta  o Don Genaro, Segundo, Isidro y Antonio, los cuatro mártires de Nembra beatificados el pasado 8 de octubre de 2016 en la catedral de Oviedo… – soy de los que piensa que hay más gente buena que mala – pero hay muchos más santos anónimos que no se veneran y con estas palabras quiero hacerme eco de su conducta. Y es que son muchos, aunque yo aquí lo sintetice en pocos, los santos anónimos que con su conducta, con su hacer cotidiano, tratan de dar voz y esperanza a quienes ronda  el desencanto, la desesperación, el olvido. Y al hablar de esto me viene a la cabeza la carroza de la Asociación Nora que desfiló en la Cabalgata de Reyes en  Pola de Siero para hacernos partícipes de su alegría, de su ilusión. ¡Cuántas renuncias para ser apoyo y sostén de otro ,cobijo del indefenso!. Su presencia en el desfile  me lleva a plantearme si en la época de la postverdad, de la mentira con aplauso , somos de verdad conscientes  de quién es el más necesitado y si  actuamos y legislamos en esa dirección –  Ängela Covadonga Bachiller Guerra, primera concejala de España con síndrome de Down, en una entrevista del año 2013 decía que colectivos como el suyo necesitaban "voz y visibilidad"¿han mejorado desde entonces, por ejemplo,  sus condiciones de acceso al mundo laboral?  -  de ahí que ahora, al veros, diga “hay más santos que los que se veneran”.  Por fortuna no sois los únicos – repito que hay más buenos que malos- cuando veo a  esas personas que acompañan a familiares y amigos  con movilidad reducida en sus paseos constantes, lentos y reparadores con su medicina de cariño y paciencia, y así un día y otro … A esas  personas que soportan ultrajes, desprecios, descalificaciones de sus más allegados, pero aun así mantienen su compostura, pues saben que sin ellos el resultado sería peor… A esas personas que en jornadas de trabajo agotadoras mantienen la sonrisa, la ilusión, pues su salario es la  salvación de los suyos. Al escribir esto me viene a la cabeza un recuerdo de mi Lugones de infancia, donde multitud de personas soportaban gripes, fiebres y demás dolencias , iban a trabajar ,como se suele decir, con la cabeza bajo el brazo para no perder  la paga de asistencia anual al trabajo que recibían en diciembre…A esos muchos padres de mi época joven que renunciaban a todo, con tal que su hijo pudiera estudiar o al pobre indigente que reparte lo que  consigue  con su compañero de esquina o al  jubilado  que reparte su pequeña pensión con sus hijos en paro…

Podría poner más ejemplos, más testimonios  de personas que son todo generosidad, todo humildad, pero creo que con lo dicho cumplo mi obligación de abrir un poquito más los ojos y reflejar conductas verdaderamente humanas, y es que si en todas las épocas era y es necesaria la conciliación, el acuerdo, más en estos momentos de incertidumbres, de agobios, de dificultades ya que según Clarín “ la conciliación es la mamá política de todos los españoles”.
                                  

                                        José Antonio Noval Cueto.

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