“Hay más santos que los
que se veneran…”
La cruda y difícil realidad que se vive, aunque parece que el
temporal remonta, se observa con solo dar un paseo por cualquier ciudad
española, como por ejemplo en Oviedo, donde la alegría de vivir que transmite
la calle Uria y aledañas, no se
reproduce en otras, paralelas, no muy
alejadas en dirección a General Elorza, y basta para ello fijarse en las
personas que las recorren y en las fachadas de sus envejecidos y mustios
edificios donde el cierre de locales o negocios pone su tono más sombrío.
Sería negar la realidad no reconocer que desde el año 2007
han sido muchos los sacrificios que han hecho y hacen los españoles con la sola
intención de subsistir, llegar a final de mes y salvar los muebles, y es aquí, en estas situaciones casi
límite, donde uno observa
conductas o comportamientos heroicos de amigos, vecinos o compañeros que
bien merecen el aplauso de este escrito que reitera una vez más que lo más
importante que existe y hay en la naturaleza es el ser humano y este debe ser
el elemento a proteger y valorar en todo pacto social , político y económico. Estos
días me encontré con un antiguo alumno,
empresario , con actividad en diferentes partes del mundo. Al hablar sobre las
dificultades actuales de la empresa en un mundo globalizado le pregunté que cuál era el elemento más
importante de la misma y sin titubear, raudo y veloz, me dijo, la materia
humana, las personas. Respiré satisfecho, era y es lo mismo que yo pensaba, no
estoy equivocado.
De todos es sabido que la mejor predicación es el ejemplo, y que todas las instituciones civiles y religiosos siempre aprovechen la ocasión para loar y divulgar los méritos heroicos de sus miembros llámense Santa Teresa de Jesús Jornet, Santa Teresa de Calcuta o Don Genaro, Segundo, Isidro y Antonio, los cuatro mártires de Nembra beatificados el pasado 8 de octubre de 2016 en la catedral de Oviedo… – soy de los que piensa que hay más gente buena que mala – pero hay muchos más santos anónimos que no se veneran y con estas palabras quiero hacerme eco de su conducta. Y es que son muchos, aunque yo aquí lo sintetice en pocos, los santos anónimos que con su conducta, con su hacer cotidiano, tratan de dar voz y esperanza a quienes ronda el desencanto, la desesperación, el olvido. Y al hablar de esto me viene a la cabeza la carroza de la Asociación Nora que desfiló en la Cabalgata de Reyes en Pola de Siero para hacernos partícipes de su alegría, de su ilusión. ¡Cuántas renuncias para ser apoyo y sostén de otro ,cobijo del indefenso!. Su presencia en el desfile me lleva a plantearme si en la época de la postverdad, de la mentira con aplauso , somos de verdad conscientes de quién es el más necesitado y si actuamos y legislamos en esa dirección – Ängela Covadonga Bachiller Guerra, primera concejala de España con síndrome de Down, en una entrevista del año 2013 decía que colectivos como el suyo necesitaban "voz y visibilidad"¿han mejorado desde entonces, por ejemplo, sus condiciones de acceso al mundo laboral? - de ahí que ahora, al veros, diga “hay más santos que los que se veneran”. Por fortuna no sois los únicos – repito que hay más buenos que malos- cuando veo a esas personas que acompañan a familiares y amigos con movilidad reducida en sus paseos constantes, lentos y reparadores con su medicina de cariño y paciencia, y así un día y otro … A esas personas que soportan ultrajes, desprecios, descalificaciones de sus más allegados, pero aun así mantienen su compostura, pues saben que sin ellos el resultado sería peor… A esas personas que en jornadas de trabajo agotadoras mantienen la sonrisa, la ilusión, pues su salario es la salvación de los suyos. Al escribir esto me viene a la cabeza un recuerdo de mi Lugones de infancia, donde multitud de personas soportaban gripes, fiebres y demás dolencias , iban a trabajar ,como se suele decir, con la cabeza bajo el brazo para no perder la paga de asistencia anual al trabajo que recibían en diciembre…A esos muchos padres de mi época joven que renunciaban a todo, con tal que su hijo pudiera estudiar o al pobre indigente que reparte lo que consigue con su compañero de esquina o al jubilado que reparte su pequeña pensión con sus hijos en paro…
Podría poner más ejemplos, más testimonios de personas que son todo generosidad, todo
humildad, pero creo que con lo dicho cumplo mi obligación de abrir un poquito
más los ojos y reflejar conductas verdaderamente humanas, y es que si en todas
las épocas era y es necesaria la conciliación, el acuerdo, más en estos momentos de
incertidumbres, de agobios, de dificultades ya que según Clarín “ la
conciliación es la mamá política de todos los españoles”.
José
Antonio Noval Cueto.
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