sábado, 21 de enero de 2017

“La plegaria guadalupana..."




La noticia surge cuando menos se espera y esto me ha ocurrido a mí  el pasado  12 de diciembre, con motivo de la festividad de la Virgen de Guadalupe y entregar en Siero el Premio Derechos Humanos al sacerdote mejicano don Alejandro Solalinde Guerra. Al concluir el acto a eso de las 21:15 horas de la tarde, tuve la oportunidad  de felicitarle,  agradecerle las bellas palabras que dedicó a su patrona  “La morenita del Tepeyac” y balbucear esa oración que suele acompañar  su estampa y  que dice “Dulce Madre no me dejes, tus ojos de mi no apartes…”.   A esa misma hora fallecía en Roma el Prelado del Opus Dei, Don Javier Echevarria, al que  momentos antes de su muerte  le acercaron un retrato de la Guadalupana  , aunque ya no la percibía con nitidez, les dijo que sentía su fuerza, su ayuda. ¡Qué extraña coincidencia! La Virgen de Guadalupe era noticia en Méjico, en Siero, en Roma y en otros muchos lugares que ni siquiera imagino.

Todo esto me ha dado pie  para  recordar la vinculación que siempre ha habido entre Asturias y Méjico, y basta para ello evocar algunos indianos cuyos apellidos o bustos habitan las calles , plazas o avenidas de Méjico, de España, como  los hermanos Huerta, naturales de Sierra(Nava), benefactores de la primera entidad de apoyo a los emigrantes españoles necesitados,  el  Sanatorio Español de Méjico, fundado en 1907 por el madrileño, de Cinchón, Don Eduardo Villalobos; de don Salvador Vega Berros, natural de Sariego, cuyo Colegio Público lleva su nombre; del poleso Juan Hevia ; en Traspando recibíamos todos los veranos a Don Antonio, el tío de los David, el de Ramos y en Lieres o en Pola recibimos a Faustino. En mi época de estudiante coincidí con Manolo Arias, fallecido en plena juventud;  con don José Antonio Gómez Haces , y ya en carrera con el tevergano Nicieza, fallecido no hace mucho. En la actualidad suenan nombres como Plácido Arango, Antonio Suárez y otros muchos que están en la mente de todos y que muestran los estrechos lazos que existe entre ambas comunidades.

Estrecha vinculación que  ha resistido en los tiempos más difíciles de nuestro pasado reciente, donde Méjico fue cobijo de muchos emigrantes y exilados de la guerra civil , y donde la España de postguerra  llenó el  vació institucional que generaba la incomunicación institucional  - según cuenta Francisco Umbral en su libro “Memorias de un niño de derechas”:  “gracias a la presencia entre nosotros  de cantantes mejicanos de renombrada fama como Jorge Negrete, El Trío Calaveras, Irma Vila, el indio Fernández,  Dolores del Río y el genial Cantinflas”  . Eran los tiempos de allá en el rancho grande, allá donde vivía, había una rancherita que alegre me decía, posteriormente llegarían los tiempos de "El Rey" y "Volver, volver..." de Vicente Fernández...", pero el embrujo de lo que fue Méjico lo recibí de labios de un indiano naviego en el finca recreativa de "Las Virtudes", en Villayón , a principios del 2.000.

“Ahorita”,  primeros del año, sin tequila en las venas  y  los mariachis en auge , hago mía la petición del indio Juan Diego: “ Virgen guadalupana…Patroncita mexicana. Hoy te traigo otra petición. Has que mi patria se salve, de la maligna ambición…” .


                                       José Antonio Noval Cueto. 

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