Hace ya un tiempo , también por mayo, concretamente el día 8 de 2011,mi buen amigo Arturo me escribió
unas letras de apoyo en este mismo periódico que nunca olvidaré y que siempre van
conmigo. Hoy , seis años después, en el
mismo mes y casi en el mismo día, 9 de mayo, Arturo se
ha ido. Ha pasado la orilla. Dios le ha llamado a su presencia y a mí me ha
dejado un recuerdo dolorido y agradecido,
excelente, que me obliga a escribir estas letras y tratar de contestar su carta, con cierto retraso, es verdad , y con
la vana pretensión de que San Pedro le facilite el camino porque de sobre sé
que sus alforjas están cargadas de tantos méritos que hacen innecesaria toda
recomendación. No tengo reparos en confesaros que hubiera preferido no
contestar a su carta y disfrutar de su conversación sabia y prudente, donde en
su variada y actualizada temática siempre había su espacio para familia, canciones, caminos , paisajes y
últimamente achaques, recuperaciones y como principal terapia el amor de
Carmen, sus hijos y nietos. Solía encontrarle en la Plaza de la Gesta y últimamente a través de las redes sociales,
donde ya se estaba haciendo su hueco. Dentro de su edad y de sus molestias era
una persona joven, llena de vitalidad y elegancia, con esa elegancia discreta
que siempre le ha caracterizado, y con una curiosidad y afán por saber que ya
quisieran muchos jóvenes. Arturo ha hecho suya esa frase tan cervantina de que
“hasta la muerte todo es vida”, y de ello puedan dar prueba hasta los mismos
médicos que le han tratado hasta el último momento.
No daba nada por perdido, siempre buscaba una solución, una respuesta.
Coincidí con Arturo en diferentes etapas
de mi vida. Desde mi más tierna adolescencia en Lugones, hacia los años 70,
cuando se constituyó la Joven Cámara , que era un foro de análisis de los
problemas del momento y sus posibles soluciones. Recuerdo de aquel entonces la
alegría de la localidad al inaugurarse la carretera desde el Carbayu al Puente
Vieyu y que un servidor pudo narrar en el periódico “La Voz de Asturias”. Desde los
años 80 hasta la actualidad han sido motivos docentes los que me han hecho
coincidir con Arturo, al ser profesor
de su hijo Carlos y últimamente de sus nietos Pablo y Miguel. También hemos compartido mesa en muchas
ocasiones y he sido testigo y beneficiario de su agradable conversación y de su
amor al canto, a la música como todo
buen langreano ¡Sobremesas así eran un puro deleite!
En nuestros encuentros explícita o implícitamente planeaba Lugones, sus años como Director del
Banco de Asturias , sus vivencias, sus amigos y el haber sido testigo y
partícipe de ese crecimiento desmesurado de la localidad más poblada del concejo y todo
en un tiempo en un récord, de poco
más de las dos décadas de últimos del s.
XX . Estaba muy al día de lo que pasaba en la localidad y la mejor prueba de
cuanto digo nos la proporciona la Revista de las Fiestas del Carbayu 2016,
donde al enterarse de la concesión de la Medalla de Oro de Siero a Don Manuel
Fernández Álvarez , Manolito “el Pegu”, publicó un bello emocionado y
documentado artículo titulado “Inmortalizada la Fiesta de Prau”.
Podría decir muchas más cosas que están en
la mente de todos, pero sé que la modestia y discreción de Arturo no lo
permitiría, y me conformo con decir que ha hecho honor a Langreo, su
lugar de nacimiento, y que en su vida
ha hecho suyo ese bello deseo del Papa
Francisco cuando dice:” ¡Qué bello sería dejar el mundo mejor de como lo hemos encontrado! “ De ello he sido y soy testigo y quiero dejar constancia . ¡Muchas gracias, Arturo!¡Que la Virgen del
Carbayu que te protegió , nos proteja!
José Antonio Noval Cueto.
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