Ahora que se habla de la necesidad de un nuevo plan de
estudios, de educar en valores para
evitar , entre otros muchos objetivos , los atropellos de fin de semana, y
de la demanda urgente de un Pacto de Estado por la educación, acontecimientos
de lo más fortuitos me han recordado aquello de que lo bien aprendido nunca se
olvida, y es que recientemente una cadena de televisión infantil recuerda a los
niños por medio de una pegadiza canción, con buena letra y ritmo adecuado, que “El Duque de Osuna tenía un plan” y que
éste no era otro que Quevedo, “el espía secreto, el poeta preferido por el rey, cojo y rechoncho,
can grandes gafas de ver. Casi al mismo tiempo , en un telediario se nos dice que “Los presupuestos del Estado
de 2017 dependen del apoyo del diputado canario don Pedro Quevedo Iturbe”.
Nuevamente Quevedo es noticia, pero en esta ocasión uno de
nombre Pedro, cirujano de profesión y desde el año 2.000 político . A pesar de
que han pasado más de trescientos setenta y dos años, coinciden en afirmar que “Poderoso
caballero don dinero”, y que gracias a
él y a la inoperancia de la seria oposición se van aprobar los presupuestos
del 2017, aunque no sean los deseados sino
los posibles, pues la seria oposición
que dice defender la igualdad y progreso de todos prefiere que los ciudadanos
no sean todos iguales y que no progresen iguales, ya que no rubrican su apoyo a
un presupuesto que con sus sugerencias pudiera beneficiar al común de los
españoles, después de la emergencia que supone tener casi un año de gobierno en
funciones. En su dogmatismo ideológico y de presión prefieren consentir y
apoyar el chantaje que se hace a los españoles por los autodenominados
nacionalistas, que impedirlo con propuestas que puedan enriquecer a todos. Creo
que esa técnica del “no”, pase lo que pase, ofrezcan lo que ofrezcan , debe
pasar a mejor época, antes que entregar el futuro de todos en manos de unos
pocos, pues por desgracia tenemos evidencias y costosas experiencias de lo que
hacen con él. Y de todo esto debe rendir cuentas la denominada seria oposición.
Y si esto no fuera bastante, no hace mucho la Unión Europea
pedía a todas las naciones los esfuerzos necesarios para lograr la deseable “armonización
fiscal” para combatir los populismos. Nosotros en vez de atender la llamada,
nos encerramos en nosotros mismos y trasmitimos la sensación de que Europa
acaba en Los Pirineos, y nos enzarzamos en nuestras peleas personales, autonómicas
o de partido. La pregunta que se hace
todo mortal, todo ciudadano de a pie es que si ya teníamos una considerable desigualdad
fiscal en España – los balances fiscales
de las autonomías aún no se conocen -, ahora, con el proyecto de los nuevos
Presupuestos del 2017 el desfase, el desajuste va a ser mayor y si ya es grave
de por sí, lo es más por las posibles consecuencias que afectará a la libre
competencia de las empresas, ya que estas no estarán en igualdad de condiciones
en todas las autonomías. En resumen, que a perro flaco, todo son pulgas, y la
deseable solidaridad interregional un espejismo.
Atrás han quedado las promesas y ahora vienen los hechos . No
se puede contentar a todos, hay que mover ficha, hay que mojarse y ver si de
una vez esa España solidaria y unida que la mayoría defiende se hace realidad,
y los episodios de rapiña, de chantaje se destierran de la vida política y más
ahora que la bonanza económica se atisba. Los tiempos de “si os duele la cabeza
, untaos la rodilla” que preconizaba el leal y confiado Sancho Panza ya han pasado.
José Antonio Noval Cueto
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