martes, 15 de agosto de 2017

“De Tovar a Tovar…”


Basta una simple  avería de la luz para ver que el plan del día se te venga abajo  y  hay que diseñar un plan B. Esto es más o menos  lo que me pasó este puente de mediados de agosto cuando al atardecer del viernes me quedó sin luz una parte de la casa y afectó a mi ordenador, televisión... Situación que sólo se pudo resolver en la tarde del lunes y que me llevó a  más lectura (periódicos, libros) y menos escritura, y fue en esas lecturas donde ha surgido la materia de este artículo que tiene título sorprendente –  la palabra “tovar” no existe en el Diccionario-  y que al leer de este escrito que quede suficientemente esclarecido.

Soy quizás más lector de periódicos que de libros, soy de los que compraba y compró periódicos por seguir a determinado columnista y de los celebra que las editoriales recopilen los artículos de nuestros mejores columnistas en antologías o resúmenes – últimamente buscó una de Pedro Rodríguez  y estoy releyendo a Emilio Romero-, y es precisamente en el mundo del periódico donde me encontré con una pequeña columna de don Ángel Expósito titulada “  Entre la vergüenza y el horror”, donde para alertarnos de la situación límite que se vive en Venezuela, transcribe el sonido de un audio que ha recibido y que dice:

“Buenos días, venezolanos: todos los venezolanos que están afuera, a esas personas humanitarias que de alguna manera u otra se solidarizan con nosotros…Les habla Lisbeth Guerrero, de Tovar…Nos están matando aquí en Tovar, a todo el mundo…”

No sabía que uno de los municipios más florecientes del estado de Mérida, en Venezuela, se llama Tovar, que tiene en la actualidad más de 41.000 vecinos y que pertenece a la llamada Zona del Valle del Mocotíes,  que es uno de los enclaves  agroturísticos más importantes del país, debido a la belleza de sus parajes naturales. No tengo reparo en confesarles  que apenas leí el nombre de Tovar  me vino a la cabeza la figura de don Antonio Tovar , uno de los intelectuales más lúcidos de la España de la segunda mitad del siglo XX , y a quien me referiré posteriormente, aunque solo sea por eso de “ Tovar a Tovar…”.

Que Venezuela nos duele y nos sangra a todos los españoles y a toda persona de bien no es ninguna exageración y más a nosotros que sabemos de amigos , conocidos o vecinos que viven allí – en la misma Caracas hay o había un centro asturiano donde se jugaba a los bolos…- y que las están pasando canutas cuando no trágicas. Las palabras de Lisbeth atizan nuestra conciencia , impresionan y denuncian la desidia e inoperancia internacional  que les conduce a la desesperación, a la muerte…Reclaman soluciones y cuanto más pronto mejor.

No es la primera vez que alerto del drama humanitario que se vive en la zona, por muchas palabras de algodón que quieran taponar nuestros oídos y una manera de reflejarlo es con cifras, números, cuentas, por eso de que a buen entendedor pocas palabras bastan. Así, a principios de agosto, concretamente el pasado 5 de agosto, el embajador de España en Venezuela , don Jesús Silva, nos decía que cuando llegó allí, a últimos de marzo, un dólar equivalía a 3.900 bolívares; hoy, ya se cambia a 21.000 bolívares. Recientemente el líder opositor Héctor Capriles  comentaba  que el salario de un trabajador es de 250.000 bolívares,lo que equivale a 15 dólares. Los números cantan y hablan de la gravedad y dificultades del diario vivir. A partir de ahí que cada uno saque sus conclusiones y busque soluciones, y para más colmo con un petróleo barato.  Eran otros los tiempos que animaban a muchos de los nuestros  a embarcarse y buscar un futuro mejor en la zona como en su día hizo la tía de mi amigo Higinio, la tía Casimira, que siempre se hacía notar el día de Reyes.

Las coincidencias, en este tiempo a media luz, no habían hecho más que aparecer, aún me esperaba otra, y es que  si antes descubría que un concejo se llamaba Tovar, poco tiempo después me encuentro con artículo de Emilio Romero titulado “Precisiones a un profesor”- auténtico joya periodística- , y que tenía como protagonista a Don Antonio Tovar y su trayectoria personal, que concluye con una frase que considero básica para la situación que se vive no sólo en Venezuela, sino también en otros muchos lugares del Planeta,  “y es que los errores no se pueden confesar demasiado tarde.”


                                     José Antonio Noval Cueto.


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