Hace escasas fechas, en un artículo , recordaba que la entrega de los Premios
Princesa de Asturias no tiene desperdicio -
suelo seguir su transmisión en directo, sentado cómodamente con papel y
bolígrafo – y este año, una vez más, ha cumplido con creces lo esperado, y es
que las palabras que allí se dicen son de tal rigor y profundidad, de tal compromiso y verdad que hacen
del Teatro Campoamor una tribuna mundial cuyos ecos llegan a todos
los lugares del Planeta , ya sea la
Pampa argentina, la gélida Alaska, la
arena del desierto o las extensas sabanas
europeas o africanas...
Ha sido toda una ceremonia, un espectáculo de belleza, verdad
y ética, arropada por un tiempo benigno, que resaltó aún las diferentes
tonalidades cromáticas del otoño ovetense. Ha sido el mejor homenaje que pudo
recibir nuestro teatro ahora que celebra sus ciento veinticinco años de
historia y es que ,a pesar de las fastos
y celebraciones en curso, lo vivido ayer, 20 de octubre de 2017 es difícil de
superar por muchos motivos, pero
especialmente por la categoría humana, sabiduría y trascendencia social de los premiados. Este evento no hubiera sido
posible sin el arduo e ímprobo trabajo de la Fundación de los Premios y el protocolo
aplicado que permite que la formalidad y la naturalidad se hermanen de tal
manera que el resultado sea algo único, ágil, alegre, digno y humano, y todo
ello sin poner en quebranto la seguridad de los presentes.
La belleza la pone el mismo teatro y su nostalgia, sus
decorados, sus invitados, pero especialmente sus anfitriones, los Reyes, Don
Felipe VI y Doña Leticia. Dos personas felices, cómplices, que se miran a
hurtadillas , vestidas con el decoro que el acto merece. Su majestad, el Rey,
de traje cruzado, camisa blanca y corbata verde clara. La Reina un bonito
vestido blanco, acampanado, de escasa manga, con motivos florales, de color
gris oscuro y negro, y con un proporcionado cinturón negro que abrazaba su
cintura. Realzaba su bella indumentaria un original peinado, con cierto aire
“camp”, que recogía su pelo en un pequeño moño caído y con un leve ondulado
flequillo en la parte derecha de su rostro. Se les veía contentos, satisfechos,
felices. Jugaban en casa y es que como dijo su Majestad el rey Felipe VI “están
en esta tierra leal, querida y admirable que es Asturias”.
A las 18:35 horas empieza la ceremonia que durará casi dos horas y que nos ha dejado
momentos únicos que quiero recordar o mejor resaltar, pues no se oyen ni ven
todos los días, son exclusivos, preparados para la ocasión. Y han sido esos
momentos los que me han llevado a escribir estas letras – son sus momentos y
mis momentos-, y que voy a centrar en Literatura y política. La primera de la
mano del poeta polaco Adam Zagajewski que nos dice que la poesía surge de la emoción
de la mente, del corazón, que no se puede planear, que espera pacientemente la
hora en que se abran las puertas de la lengua, y recordó el magisterio y autoridad de Homero,
Antonio Machado, Zbigniew Herbert, Ovidio y su dolorido exilio, el lamento
desesperado de Wislawa Szymborska, a Czeslaw Milosz, y es que lamentablemente –
dice- la poesía no está de moda, como
tampoco está de moda reflexionar, y es que un momento de reflexión es peligroso
para la salud. Hoy – comenta- este
dualismo de realidad e imaginación que nos ciñe, me trae a España, país de Don
Quijote, invitado por una princesa.
Después de la lúcida y lúdica exposición del lutier Marcos
Mundstoch, de las pertinentes explicaciones aclaratorias de Phillipe de
Montebello sobre la importancia de lo español, de la entrega de los galardones
de Ciencias Sociales, Artes y Deportes con la ejecución de la típica “haka” de
los All Blacks”, entramos en la parte política, la más esperada por los
presentes y más en los tiempos que estamos, y es que el último Premio , el de la
Concordia y Cooperación Internacional, se entrega a la Unión Europea,
representada por Jean Claude Juncker, Presidente de la Comisión Europea, por
Donald Tusk, Presidente del Consejo de Europa y por Antonio Tajani, Presidente
del Parlamento Europeo. Juncker nos dijo que “ concordia es una palabra que
hace referencia a la intersección, a la comunicación entre el corazón y la
mente. En la palabra concordia se refleja perfectamente la Unión Europea, y que
frente a los dramas del pasado , la fuerza del derecho es un principio
fundamental de la Unión Europea”. D.
Tusk recordó sus años como militante de Solidaridad en la Polonia
soviética y los poemas comprometidos de
Adam Zagajewski, y como ambos soñaban una Europa unida donde prevalezcan la
concordia y la verdad, y termina su emotiva intervención con unos versos de su
paisano polaco que dicen: “El territorio de la verdad es claramente reducido/
Estrecho como un sendero al borde de un precipicio/ ¿Eres capaz de no salirte
de él? Acaso ya lo has abandonado”. Por último interviene Antonio Tajani ,
persona muy apreciada en Asturias y que ayer , con palabras y gestos, dio muestras de su
altura y cercanía, y es que su trayectoria responde a la de ese político que
sabe que su principal misión es resolver, solucionar problemas , de ahí la
confianza y naturalidad que desprende, pero si esto no fuera poco, que ayer, en
el teatro Campoamor, recordase a su maestro Indro Montanelli, lo dice
todo. En su alocución nos recordó que el
Tratado de Roma cumple sesenta años y que estos sesenta años son el más largo
periodo de paz, democracia y prosperidad de nuestro continente. Por último
pidió que no se levanten fronteras, que se defiendan los valores europeos y que
se ponga más al ciudadano en el centro de toda acción política. Ayer, Antonio
Tajani, hijo de militar y de profesora, ha dado muestras de ser un político de
raza, de los cercanos, de los que hacen suyos los problemas de los demás, de
los que generan confianza y nos recuerda que su madre le inculcó el amor por
los clásicos – algo que hoy hemos dejado sepultado en el olvido - y que según
uno de estos , Paulo Siro, “donde hay concordia, siempre hay victoria “.
Para cerrar el Acto toma la palabra el Rey, Don Felipe VI,
bajo la mirada atenta de su esposa, colaboradora eficaz , y no puede empezar
mejor que mostrando su solidaridad y afecto con las miles de personas que en
Galicia, Asturias, Castilla y León, Portugal, han sufrido los terribles
incendios de estos días, y después de glosar los méritos y cualidades de los
premiados- este año hay cinco premios colectivos- en su parte final nos deja dos aportaciones
fundamentales:
a/ “ España tiene que
hacer frente a un inaceptable intento de secesión en una parte de su
territorio, y lo resolverá por medio de sus legítimas instituciones
democráticas, dentro del respeto a nuestra Constitución…”
b/ “La España del
siglo XXI, de la que Cataluña es y será una parte esencial, debe basarse en una
suma leal y solidaria de esfuerzos, de sentimientos, de afectos y proyectos”.
Este año los Premios Princesa de Asturias, en su 37 edición,
con más gentes y banderas por las calles de Oviedo, la pirotecnia verbal ha sido profunda e
intensa, con evidente carga política, los tiempos lo pedían. Que se evoque a
Homero, Virgilio, Antonio Machado, Cervantes, Z.Herbert, W. Szymborka, Czeslaw
Milosz, Don Quijote, Indro Montanelli, Publio Siro, Miguel Torga, Gila, Quino...
o que se hable de gratitud, reconocimiento, libertad creadora, trabajo en
equipo, ambición de saber, lealtad, compañerismo, compasión, Nelsón Mandela y “
apartheid”…lo dice todo. Una vez más hemos asistido a un espectáculo total,
donde la cultura y la política, o sea la vida, han sido los protagonistas. A
todo ello hemos de añadir que se cumplen los ciento veinticinco años del Teatro
Campoamor, los sesenta de la Unión Europea, los cuarenta de nuestra Transición
y los treinta y siete de los Premios Princesa de Asturias. Y como dato curioso
tanto el Rey como el señor Rajoy llevaron corbatas verdes, una clara , la del
Rey, otro más oscura, la del Presidente.
¡Enhorabuena!
Mañana, 21 de octubre, la concordia toma forma y testimonio en Poreñu (Villaviciosa) “Pueblo ejemplar de
Asturias 2017”.
José Antonio Noval Cueto.
P.D Creo que ya va siendo hora que los Reyes de España tengan
Residencia Oficial en Asturias .