viernes, 6 de octubre de 2017

“Una caña en la Plaza de la Independencia…”


Por mucho que uno quiera evadirse de la contaminación  informativa que llevamos padeciendo desde hace años sobre la llamada “pasión de catalanes”, uno no puede zafarse de los últimos hechos o acontecimientos y más después de este caótico y turbulento mes de setiembre – donde portada tras portada la protagonista era Cataluña y su “procés”- que se despide con la amenaza del I-O, que no es el resultado de un partido de fútbol, sino la abreviatura de 1 de octubre, o día del nacimiento de  la nueva nación catalana y todo ello al margen de la ley, la cultura, la historia,  la razón, y olvidándose que fue precisamente un catalán, el general Prim, quien instauró en España el sufragio universal libre, secreto y directo.

Yo este fin de semana, por razones familiares, me desplacé a Madrid y a la salida de Oviedo, en la ronda sur,  en los edificios construidos en los antiguos terrenos de los talleres de Feve y desde hora temprana , ya lucían las banderas de España y al llegar a Madrid también destacaban en las casas, balcones y azoteas de la ciudad. Desconozco si las sedes centrales de los grandes partidos la tenían. Barcelona, Cataluña y el qué pasará mañana  era el tema de conversación en todos los corrillos; el fútbol , aunque jugase el Madrid y el Español, había quedado aparcado.

 El sábado a mediodía, con un sol y temperatura agradable,  casi a la misma hora que se celebraba la Jura de Bandera Civil en Pola de Siero, se cerraba al tráfico la glorieta de Cibeles y en torno a ella se concentraban multitudes de personas, de todas las edades y clases sociales, pertrechados con su bandera española , que reivindicaban cívicamente  su condición de españoles y, de cuando en cuando, cantaban una jota o entonaban la conocida canción de Manolo Escobar :”…La gente canta con ardor: Que viva España…”, que algunos bailaban, mientras otros aplaudían o agitaban banderas. En la misma calle Serrano, en una prestigiosa tienda de moda, se exponía un bello y juvenil vestido con los colores de la bandera española sabiamente distribuidos.

Dentro de la lógica preocupación recorría la ciudad un ambiente festivo, patriótico, reivindicativo de lo que somos y orgullosos del país que hicimos, pues pocas naciones europeas tienen una existencia de más de quinientas años y personajes tan universales como Don Quijote, que recobró la amarga cordura después de su desdichado enfrentamiento en Barcelona con el caballero de la Blanca Luna, que no era otro que su vecino Sansón Carrasco, a quien Andrés Trapiello – novelista leonés actual-  convirtió no hace mucho en marido de su sobrina Antonia Quijana. No muy lejos de allí, en el paseo de Recoletos se celebraba la tradicional Feria de Otoño del Libro Antiguo, donde se vendía por cinco euros una de las mejores novelas del siglo XX español, me refiero a “Nosotros, los Rivero”, de Dolores Medio, ambientada en Oviedo y Premio Nadal de 1952.

El domingo, antes de irme de Madrid y parapetarme en mi casa para escuchar y ver las noticias aciagas del día, me tome mi caña  –con  el  sabor y temperatura que uno desea -   con patatitas en una de las terrazas de la Puerta de Alcalá y comprobé con asombro que me había sentado en la llamada Plaza de la Independencia, donde se ubica la conocida  “Puerta de Alcalá” y que rememora aquella gesta histórica donde toda una nación, desde Gerona a Zaragoza ,Bailén o Madrid...se levantó en armas contra el soberbio Napoleón. Coincidencias y preocupaciones se juntan. El subconsciente me persigue. No muy lejos de allí en  el Obelisco a los Caídos el 2 de mayo de 1808 ,  en su parte inferior, se puede leer  las siguiente letras: “Honor a todos los que dieron su vida por España”, y yo digo a todos, sean de la región o condición social que sean. Ya va siendo hora que España sea de los españoles, no de unos más que de otros;  y que los privilegios nacionalistas se frenen y  desaparezcan de la vida española. Esto es fácil de conseguir si se quiere, sólo  falta voluntad política y no confundirse de adversario, y evitar lo que dijo Andresillo Marijuán a Gabriel Araceli en la novela “Gerona” de Benito Pérez Galdós : “Amigo Gabriel, en España no se premia más que a los tontos y a los que meten bulla sin hacer nada…”.


                            José Antonio Noval Cueto.


P.D “Gerundenses, los enemigos propalan querer por tercera vez probar vuestros esfuerzos; propalan además tener ganada esta Ciudad por traición; pero yo que conozco por experiencia vuestro patriotismo, vuestro valor, y la fidelidad que tenéis a Fernando VII, estoy sin el menor recelo, asegurado que me acompañáis en la resolución firme que tengo hecha de defender la Plaza hasta perder la última gota de mi sangre: Sí Gerundenses, toda la Nación está prendada de vuestros procederes, y yo el más feliz de estar entre vosotros…” (Don Mariano Álvarez de Castro, Gobernador Militar y Político interino de esta Plaza, 1 de abril de 1809) 



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