Entre tanto balón de oro y tantas locuras catalanas poco
espacio nos queda para pensar en aquello que de verdad importa y que da sentido
a una vida y es que dentro de unos días, concretamente el 24 de diciembre, domingo,
se cumplen 2017 años del nacimiento del Niño-Dios en el Portal de Belén y de
ello han dado cuenta los cronistas de la época y los artistas que en el mundo
han sido y son, y a nosotros sólo se nos pide que escuchemos, que leamos los
evangelios-crónicas, que fijemos la mirada y adaptemos el mensaje a nuestro tiempo, al ahora,
y si somos humildes – recuerda que humildad viene de “humus” :tierra- y reconocemos
nuestras limitaciones veremos el bien que nos hace. A partir de ahí sólo nos
queda fiarnos, implorar perdón , ayuda; buscar,
continuar la ruta .
En este mercado persa de corrupción, placer, mentira y
violencia se silencia la verdad y ejemplo de los incómodos, de los que creen,
de los que ajustan su vida a unos principios, a unos postulados de fe, de amor.
De los que creen que es posible un mundo mejor, más humano, más fraterno, más
solidario a poco que lo intentemos, pero son muchas las fuerzas del mal que lo quieren
impedir, que frenan, que desilusionan y angustian revestidas de un
arrogante racionalismo, de un determinismo exagerado o de un nihilismo infundado, ya que aquellos
que desprecian la Revelación, son los mismos que quieren convertir la nada, el
vacío, en los motores generadores del mundo, y que uno sepa nunca la nada construyó nada - perdón por la
repetición- sino que fracturó y destruyó
a la humanidad , y basta para ello
seguir la evolución de las diferentes civilizaciones que nos han precedido.
Esta Navidad, la Navidad, se nos invita a ser niños, a ver el
mundo con sus ojos, a reconocer y corregir nuestros errores , a reemprender el camino, con la seguridad que
todo lo podemos en Aquel que nos conforta, que nos avisa, que nos dice: ¡No tienen vino! ¡No tienen pan, ni abrigo…!
Esta Navidad
se nos invita a reinstaurar el amor, a llevarlo a todas partes ,
a compartir lo mucho o lo poco ,la
alegría o la pena, el éxito o el fracaso, y a difundir y airear la Buena
Noticia de que un Dios nos ha nacido en el portal de Belén: Abramos las puertas
del corazón y que el Amor anide en nosotros.
Hay noticias esporádicas, que apenas se
publican, desaparecen, pero esta Noticia, la Buena Noticia, “ la de un Dios que
se hace hombre”, perdura y se publica desde que nació en un pesebre, rodeado de
un buey y una mula, en un portal de Belén”. ¿Qué sería de nosotros sin Él? Da
miedo sólo pensarlo.
José Antonio Noval
Cueto.
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