domingo, 3 de junio de 2018

“ Madrid, capital de España…”


  
Los últimos días del mes de mayo han ocurrido tantos acontecimientos y algunos tan incomprensibles que uno  no sabe por dónde empezar , pero siguiendo el lema de esta columna de “Despacito y buena letra”, voy a poner un poco de orden y cronología a los hechos, y estos me llevan a Madrid donde estuve durante los días 24 y 28 de mayo, y por los mismos motivos que llevan a muchas familias a ver a sus hijos   – suele ser frecuente que en mis paseos por la ciudad me encuentre con amigos o vecinos que pasean a sus retoños - .Hace ya algunos años, coincidiendo con un periodista asturiano residente en Madrid me cifró en más de doscientas mil personas los asturianos o descendientes allí censados y supongo que esto, por los motivos que todos sabemos, ha ido a más, con la ventaja que las comunicaciones han mejorado y más que mejorarán.

Desde mis años mozos- servicio militar- a la actualidad han sido muchas las veces que he estado en Madrid y siempre he traído de allí un estupendo recuerdo que anima a volver, a  repetir el viaje y fruto no de grandes emociones, sino de vivencias sencillas, agradables  , de esas que vemos y oímos por televisión y que  en directo nos sorprenden  y muchas derivadas del mero pasear o de una  conversación informal, callejera.

Mientras escribo estas letras no sé explicaros con claridad porque durante esos días mi subconsciente me recordaba, de manera insistente, que Madrid era la capital del España y a ello han contribuido una serie de hechos que a continuación intentaré sintetizar, y es que llegar a Madrid, en la tarde del jueves, 24 de mayo, y ver en sus esquinas  reproducciones individuales de “las Meninas” de Velázquez del más variado colorido, algunas con dedicatoria  y que los viandantes y turistas esperaban para fotografiarse junto a ellas,  no deja de sorprender, y eso que el tiempo no favorecía, llovía de manera intermitente. La circulación densa y lenta favorecía que la ventanilla hiciera de objetivo, de cámara.

Ya instalados,  los días se fueron cargando con  sorpresas, con  aportaciones. Así el viernes, después del paseo matinal, me vi tomando mi “albariño” en la Bodega de Casanova, donde según el camarero – vestido de pantalones tejanos y chaquetilla blanca con cuello redondo con los colores de la bandera de España - se toma el tercer mejor vermú de España ¿por qué el tercero y no el primero?  No me atreví a preguntarlo y en sus paredes decoradas con carteles, fotografías, tallas de madera de Don Quijote,  relojes, sifones, máquina registradora, banderas de España...destaca una tela con las palabras del Alcalde de Zalamea que nos recuerda aquello de que:” Al Rey la hacienda y la vida se ha de dar, pero el honor es patrimonio del Alma y el Alma sólo es de Dios”…y el techo lo ocupaba totalmente una reproducción del cuadro de los Borrachos de Velázquez. Por la tarde, en la Basílica de Jesús de Medinaceli, nos esperaba el Cristo de la Sentencia o el Cristo de Medinaceli, también conocido como el “Señor de Madrid”, al que subían a venerar multitud de fieles, alguno con manojos de flores y todos con un hondo recogimiento. El Cristo de 1,73 metros de altura es una talla del  siglo XVII , del círculo sevillano del maestro Juan de Mesa, y que se venera en Madrid desde el año 1682. Pasar delante de Él te impresionaba y más mantenerla la mirada.

El sábado, era día de mucha expectación en Madrid, y especialmente entre los seguidores del equipo blanco, de los merengues. La noche se presentaba tensa, pero eso no impedía que a lo largo del día fueran llegando seguidores del equipo procedentes de diferentes lugares de España que venían a celebrar el triunfo sin haber jugado el partido. Había y tenían una confianza ciega. La decimotercera viene para Madrid. Tenían esa certeza, esa intuición, y al fin, después de mucha tensión se logró. Por la mañana , según sabia sugerencia, visité el Mercado de las Flores de la calle Jorge Juan, donde uno queda asombrado de las novedades que presentan las floristerías de Madrid y en una zona donde la hostelería tiene su trono, con restaurantes de mucha raíz asturiana, como “La tienda de Quintín”, “El Paraguas” “El ten-con-ten” “El Amazónico” o “La Máquina”. Todo muy bien organizado y muy original,  con gran implicación de los hosteleros y comerciantes de la zona y el propio Ayuntamiento, con alguna de sus responsables presentes allí. Se da la paradoja que apenas visitamos la calle Jorge Juan leo en el ABC la presentación de la novela titulada “El Espía del Rey”, de José Calvo Poyato, cuyo protagonista es el excelente marino alicantino, nacido en Novelda, Jorge Juan, el de la calle, que durante los años 1749-1750 desempeña en Londres una delicada misión encomendada por el marqués de la Ensenada, para  hacerse con las técnicas utilizadas por los ingleses para construir sus navíos de línea. Había que prepararse para el partido y que mejor que los “pericos y alcachofas a la parrilla”, pulpo y albariño. 

No soy aficionado al fútbol, pero sí quiero que los equipos españoles triunfen y más estando en Madrid deseaba que el Real ganase. No fue fácil , la primera media hora de incertidumbre,  de infarto, podía pasar de todo,  pero la lesión de Salah, en el minuto 28,  fue determinante en el resultado. Después la genialidad de Bale y los errores de Karius marcaron el resultado. Terminado el partido, banderas, claxon de coches, concentración en Cibeles. Mañana , domingo, a celebrarlo como pide la ocasión.

La mañana del domingo estaba cubierta, misa y visita a la Feria del Libro, donde tuve la satisfacción de reponer mi librería con alguna obra de Julio Camba, y puede ver a Federico Jiménez Losantos, Juan Manuel de Prada, Monedero, Andrés Amorós, Lorenzo Silva, Almudena Grandes, María Dueñas, Inés Plana, Gabriela Adamesteanu…Mucho público, muchas casetas, a pesar de las dificultades que generó el viento y la lluvia la víspera de su inauguración. Presencia de Cantabria en la Feria, con promociones turísticas (Caseta del Balnerio de Puente Viesgo), con autores y libros de Cantabria,   y escasa o nula  presencia asturiana. Después, por la tarde, era obligado estar en Cibeles y vivir un poco el ambiente del triunfo desde la calle, desde el mismo Madrid. Patear la calle Alcalá sin tráfico y con la policía controlando el acceso a la zona. Ambiente festivo, exultante, y ya en el escenario de la Casa de Correos, ensayos, cánticos y movimientos a golpe de micrófono. Ni que decir tiene que quedé impresionado del poder de convocatoria del Real Madrid y de lo que supone la ceremonia de un triunfo, de un sencillo triunfo, como es vencer , ganar un partido de fútbol al Liverpool, equipo inglés. A veces me da la impresión que triunfos deportivos de ahora encubren y sacian fracasos militares de hogaño. Si con este se ilusiona el pueblo , cuanto más  si la clase política les representara de verdad y diera respuesta a sus verdaderas necesidades.

Al final  y sin darme cuenta llegó el día del regreso, el fatídico lunes, 28 de mayo. Sigue la lluvia intermitente, en un intermedio doy mi último paseo mañanero y de la apoteosis de ayer, no quedan huellas. Nuevamente las prisas, los móviles, las colas. Hacia las 16 horas me esperan en la Estación del Sur para regresar a casa. Hago balance del viaje, de las sencillas emociones vividas que he intentado relataros de la mejor manera . El objetivo fundamental está cumplido: visitar y estar con mi hijo…pero otros no han sido posibles, como acudir a las Ventas – la tarde del jueves, 24, El Juli , hizo una soberbia faena a Licenciado, y el mismo viernes, los tendidos se llenaron para ver a Juan Bautista, Talavante y López Simón- y saborear los deliciosos quesos y embutidos que ofrece Mercado del Norte en una terraza de la Plaza. En otra ocasión será.


Hacía las 20:15 horas pasó el Negrón , entró en el Principado de Asturias y en mi subconsciente aún perdura lo de Madrid, capital de España y   el salmo que repetía el sacerdote capuchino de Basílica de Cristo de Medinaceli: “ Confiad siempre en Dios es el camino recto”

                                      José Antonio Noval Cueto.



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