viernes, 28 de diciembre de 2018

Palabras con motivo de mi jubilación / Día 21 de diciembre de 2018 / Festividad de San Pedro Canisio.





Señor Director , Presidente de la Asociación de Padres, sacerdotes, claustro de profesores y demás personas que nos acompañáis a Javier y a mí..

¡Buenas noches! ¡Muchas gracias por acompañarnos en este día, que tiene como es sabéis tiene un hondo significado para nosotros!
Uno de los mejores prosistas de los últimos tiempos, a pesar de sus exabruptos y excentricidades, Francisco Umbral decía que un buen artículo – en mi caso estas letras- es como una morcilla, que debía “atarse”, cuidarse muy bien el principio y el final, para que su contenido no se desparrame. En esa misma línea ayer me encontré con el texto de un escritor para mi desconocido, de nombre Richard  Cohen, que me decía que la frase inicial y el párrafo inicial de una novela, de un texto, es crucial en el éxito del mismo y ponía como buen ejemplo el inicio del Génesis: “ En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios”…Yo, hoy , al escribir estas letras no me abruman las dificultades, lo tengo claro por varios motivos, principalmente personales, que son los que más importan, y también porque no quiero dejar en mal lugar a uno de mis maestros literarios, Cervantes, que no hace mucho me recordaba que el mayor pecado del mundo no es la soberbia, sino la ingratitud, el desagradecimiento, y esto es algo que quiero evitar en un día como hoy.

En este apartado de gratitudes quiero agradecer a Dios-Padre que haya llegado hasta aquí y que pueda compartir esta cena con todos vosotros y con mi querida esposa. A mis padres que tanto se han preocupado para que su hijo fuera un hombre de bien. Espero no defraudarles. A mi profesor de Literatura en el Colegio Auseva, don Celestino, que en cuarto de bachiller me inyectó literatura en las venas y me animó a pasar del capitán Trueno, de Marcial Lafuente Estefanía a  “Los Miserables” de Víctor Hugo. A Fomento de Centros de Enseñanza que haya confiado en mí y me haya dado la oportunidad de ejercer mi profesión en el Colegio Los Robles, donde empecé con 26 años, recién casado, en 1980. Recuerdo que tuve que cambiar el viaje de novios – me casé un 17 de agosto- para asistir al Curso de Profesores Nuevos que se impartió en Madrid, en el Colegio Los Olmos. Allí conocí a personas que me marcaron mucho y que siempre han estado presentes en mi cabeza de una manera u otra. Así a don Víctor García Hoz y su excelente “Manuel Técnico del Profesor”, joya de la pedagogía de entonces y aún de ahora. Era y es consulta obligada. A don Tomás Alvira con quien tuve una entrevista de la que salí muy confortado. A don Mariano Villalón, director del Curso, persona de amplia experiencia y de saberes múltiples, y la mejor prueba de ello nos la dio en una comida en El Escorial, donde acompañado de palmas y guitarra, bailó unas sevillanas que me dejaron atónito, pues uno lo que menos pensaba era que un señor tan serio y tan docto, fuera también un buen bailarín .En este capítulo de agradecimientos quiero tener una mención especial para don Braulio Cubillas Ordás, director del Colegio entonces y para su cuadro directivo: Don José Luis Rodríguez, Don José Ignacio Varela; para el Administrador don José Manuel Méndez, a quien deseó una pronta recuperación, y al capellán del centro don Salvador Tejedor Melero. Todos ellos han sido piezas claves en mi vida y se han desvivido para que mi proceso de adaptación y aclimatación al Colegio fuera el deseado. Gratitud que hago extensiva otros directores que conocí en el Colegio como don José María Capapé Hernando, don Carlos Granda Freire, Don Manuel Gil, Don Fernando Alberca de Castro y el actual director Don Ängel Gallo López y su cuadro de dirección don Fernando Barcena Dahl, don Luis Fernando García Fernández , que hoy no puede acompañarme por motivos de fuerza mayor y a quien desde aquí deseo un rápido restablecimiento. En este capítulo de gratitudes no pueden faltar las familias, la joya de la corona, lo más singular de este Colegio, lo que le hace especial y es que siempre hemos tenido familias de un alto nivel humano, no entro en criterios culturales ni económicos, y esto se refleja en sus hijos, en las aulas, en el cole, pues también los alumnos se educan entre sí y el bagaje que traen les beneficia, les ayuda, nos ayuda. Este es nuestro Paraíso  y la mejor prueba de ello la hemos vivido estos días, ajetreados, azarosos  , de intensa preparación del Adviento, Navidad, villancicos, visita a los mayores, adorno navideño de aulas…De las familias aprendí mucho, pero especialmente lo que era entrega, renuncia, dedicación. Podría citar muchas anécdotas, así aquella madre invidente que escuchaba embelesada el villancico que cantaba su hija ;a aquella otra, ya de cierta edad, que en las reuniones trimestrales se preocupaba que ninguna familia de su curso se sintiera solo, desvalida o aquella que con enfermedad terminal hacía mil esfuerzos por acudir a tutoría…Una gratitud especial para todos mis alumnos, de quienes aprendí mucho y me permitieron seguir siendo joven a pesar del paso de los años. Todos saben que les deseo lo mejor , les pido que me perdonen los fallos o errores que tuve, que seguro que los tuve y con más frecuencia quizás de la debida, pero lo que sí les prometo es que nunca tuve mala fe, eso no va conmigo, no me lo enseñaron en casa, ni nunca fui cicatero, lo poco o mucho que sabía de ellos era . Gratitud a todos mis compañeros de trabajo y demás personal del colegio, en quienes siempre encontré ayuda, estímulo cuando lo necesité y con hechos me lo demostraron, y ya para acabar este apartado de gratitudes, una muy especial, para la más bella  y la más buena de la escuela de Traspando, pequeño pueblo a 7 kilómetros de Pola, donde precisamente estamos ahora pasando el invierno, rodeados de tranquilidad y cierta soledad, a mi esposa .Lo poco o lo mucho que he conseguido en la vida se lo debo a ella. Nuestra casa está cerca de la capilla y allí, aunque somos del interior veneramos a la Virgen del Carmen después del puente de agosto, tenéis vuestra casa.

Con un equipo así, donde la materia humana es de la máxima calidad es lógico que la navegación sea boyante, tranquila, segura, exitosa, a pesar de las turbulencias que las hay, a pesar de las tempestades que las hay …y de ello hablan los 43 años de vida del Colegio y la trayectoria de muchos alumnos que un día u otro son noticia, pero de las buenas.

En estos 38 años de mi vida en el Colegio han cambiado u ocurrido muchas cosas que sería imposible relatar, pero voy a recordar algunos que pueden centrar más los hechos:

1.   Cuando empecé en el Colegio se iniciaban las primeras viviendas de la Urbanización. Hoy habitan en ella casi 3000 personas.
2.   Los alumnos usaban uniforme y algunos protestaban porque les identificaba mucho. Los mayores se quitaban el jersey nada más bajarse del autobús. Preferían venir de “civil” que de “romano”. Hoy, en los colegios públicos, también usan uniformes. Las ventajas las conocemos todos, ¡Que se lo pregunten a las madres!
3.   La tutoría o preceptuación, la educación en valores, personalizada era y es el emblema del Colegio. Hoy hacen tutoría, quizás con menos periodicidad, hasta en los Colegios e Institutos Públicos.

Gracias a la preceptuación se han resuelto muchos problemas y así, alumnos por los que nadie apostaba han encontrado encaje en la sociedad y algunos incluso vuelan alto. Algunos, pasados los años, me dicen : “José Antonio, tenemos que ir de peregrinación al Colegio”. Podría contaros más cosas, pero no quiero cansaros con las “historietas del abuelo”, sólo me queda haceros una sugerencia y es que sigáis siendo humanos , que nada de lo humano os sea indiferente,  que vuestros alumnos perciban el afecto de una sonrisa, de un saludo, de un golpecito en la espalda cuando más lo necesitan. Que se sientan queridos es la mejor motivación y ellos tienen buen olfato, enseguida lo perciben, y es que da más luz una sonrisa que toda una central eléctrica.

Del Colegio me llevo muchas cosas, pero quiero simbolizarlas y sintetizarlas en tres:
1.   El retrato de San José María tan bien pintado por Favila que raya la perfección, basta para ello fijarse en su mirada, ubicado en el Oratorio y que nos daba animosamente los Buenos Días al empezar la jornada.
2.   La ermita de Nuestra Señora de los Robles, que en su altar nos dice que ella es:  Puerta del Cielo
3.   La gratitud y el cariño de todos vosotros y de los  personas que han formado y forman el Colegio.

Si he empezado mis palabras agradeciendo, quiero terminar recordando a profesores, alumnos, padres y madres, sacerdotes- especialmente a nuestro inolvidable don Javier Aparicio- , y  personal  no docente ya fallecidos.

Vais a permitirme que concluya mis palabras con una anécdota política y es que en las elecciones donde fui candidato a la Alcaldía de Siero siempre había unas parroquias donde mi número de votos era aplastante, y a esas parroquias o territorios mis opositores los llamaban territorios de la Obra. En una de ellas, San Martino, hace ya muchos años se homenajeaba a una maestra de edad avanzada, y ésta antes de dirigir unas palabras de gratitud pidió a todos los presentes que se pusieran de pie y rezáramos con ella un padrenuestro y un avemaría por todos sus alumnos fallecidos, algo que os pido yo también hoy, aquí, en recuerdo y sufragio por todas las personas del Colegio Los Robles que ya no están con nosotros: “Padrenuestro….Dios te salve María….”

                                                      ¡Muchas gracias!



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