Quien más quien menos tiene una idea de lo que debe ser la
política y sabe o intuye que nuestro
bienestar y futuro depende de ella y
esta exige al menos una serie de condiciones: a/ Ser conscientes de la
responsabilidad que uno asume al desempeñar una actividad política y actuar en
consecuencia, ya que sus decisiones para bien o para mal afectan a muchos. b / Defender la verdad dígala quien la diga y respetar la idiosincrasia y manera de ser de sus
vecinos. c/ Que cada político se represente
a sí mismo y no se contente con ser hombre clínex, hombre de usar y tirar; si
uno no tiene autonomía para decir “sí “ o “no”, es aconsejable que cambie de
actividad si es que puede, así nos evitaríamos sorpresas vergonzosas. Podría
efectuar más precisiones, pero con estas me conformo.
Escribo estas letras ahora que se ciernen sobre nosotros unas
campañas electorales que pueden desequilibrar nuestra mente y confundirnos-
parece ser que el uso de tranquilizantes para dormir se ha acentuado en
Asturias últimamente - , pues el ruido ya es ensordecedor desde que se han
convocado las Generales el pasado viernes, 15 de febrero, resaca de San
Valentín. Da la impresión que uno, don Pedro Sánchez, al no sentirse querido ni por los suyos ni por
los independentistas, ha convocado las
elecciones para doblegar a todos, especialmente a estos últimos. Desde la
primera hora ya se usa artillería pesada y buena prueba de ello es el discurso-mitin
de casi 24 minutos que nos largó para hablarnos de las bonanzas de sus pocos
más de ocho meses de gobierno, con ‘su verdad’ como argumento. Parece que ya no
sube el diésel, ni la luz, ni se perjudica la financiación autonómica, ni se
cierran las térmicas, ni se colocan
sombrillas esteladas ni cruces en las
playas catalanas, ni los CDR pagan su
peaje en las autopistas catalanas y ni
el juez Llarena necesita protección . Lo cierto, a día de hoy, es que en los viajes del INSERSO siempre hay plazas para Cataluña.
Arrecian las interesadas estadísticas, los pronósticos sin el
menor rigor y pudor, con la única intención de llevar a las ovejas al redil, o
dicho de manera más cruda, de reconducir el voto del indefenso. No se diferencia
lo público de lo privado, y hemos de prepararnos a una campaña electoral donde la
mentira y el todo vale van a ser las armas de combate, y donde la imagen de
última hora va intentar solapar, vedar, ocultar las aviesas intenciones que
sustentan las ambiciones y vanidades de algunos, cuyos destellos ya hemos visto
a lo largo de estos últimos meses.
Una vez más y ahora con mayor motivo vamos a asistir a un
duro enfrentamiento entre la sociedad virtual , basada en publicidad, imagen y mentira, y la España
real, que pide trabajo, dignidad, paz y bienestar ; que está cansada que se la engañe y time, que está
harta de no poder decir y expresar lo que quiere y siente, lo que ve bien y lo que
ve mal; de que la programen y le marquen
la ruta, y que intuye que tras lo políticamente correcto se oculta una
manipulación que encubre intereses
difíciles de entender y menos aún de explicar , como esa pretensión de dialogar, ¿qué?, e incluso gobernar
con quienes quieren destruir nuestra democracia y fragmentar España.
Lo mínimo que se le puede pedir a un político es que sea
predecible, y en esta España cibernética y anárquica, se hace cada día más
difícil encontrarlos, de ahí la preocupación que os traslado en estas letras,
pues nos va mucho en ello. Lo único cierto, a día de hoy, es que el nuevo
ejecutivo que salga de las urnas debe hacer frente a un ajuste de 13.200
millones de euros y que nuestra deuda pública alcanzó el pasado diciembre el
nivel más alto de nuestra historia 1.170 billones de euros. Yo siempre he dicho
que los números cantan, pero no hace mucho un concejal madrileño ha intentado
dar respuesta a mi preocupación al decirme :”La deuda pública no es un problema, los
estados no quiebran”. ¿Lo crees?
José
Antonio Noval Cueto.
P.D Me gustaría saber
cuánto ha costado el Consejo de Ministros celebrado en Barcelona en el mes de
diciembre.
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