martes, 19 de febrero de 2019

“El prestigio de la Política





Quien más quien menos tiene una idea de lo que debe ser la política y  sabe o intuye que nuestro bienestar y futuro depende de ella  y esta exige al menos una serie de condiciones: a/ Ser conscientes de la responsabilidad que uno asume al desempeñar una actividad política y actuar en consecuencia, ya que sus decisiones para bien o para mal afectan a muchos.  b / Defender  la verdad dígala quien la diga  y respetar  la idiosincrasia y manera de ser de sus vecinos. c/ Que cada político  se represente a sí mismo y no se contente con ser hombre clínex, hombre de usar y tirar; si uno no tiene autonomía para decir “sí “ o “no”, es aconsejable que cambie de actividad si es que puede, así nos evitaríamos sorpresas vergonzosas. Podría efectuar más precisiones, pero con estas me conformo.

Escribo estas letras  ahora que se ciernen sobre nosotros unas campañas electorales que pueden desequilibrar nuestra mente y confundirnos- parece ser que el uso de tranquilizantes para dormir se ha acentuado en Asturias últimamente - , pues el ruido ya es ensordecedor desde que se han convocado las Generales el pasado viernes, 15 de febrero, resaca de San Valentín. Da la impresión que uno, don Pedro Sánchez,  al no sentirse querido ni por los suyos ni por los independentistas,  ha convocado las elecciones para doblegar a todos, especialmente a estos últimos. Desde la primera hora ya se usa artillería pesada y buena prueba de ello es el discurso-mitin de casi  24 minutos que nos largó  para hablarnos de las bonanzas de sus pocos más de ocho meses de gobierno, con ‘su verdad’ como argumento. Parece que ya no sube el diésel, ni la luz, ni se perjudica la financiación autonómica, ni se cierran las térmicas,  ni se colocan sombrillas  esteladas ni cruces en las playas catalanas, ni  los CDR pagan su peaje en las autopistas catalanas y  ni el juez Llarena necesita protección . Lo cierto, a día de hoy, es que en  los viajes del INSERSO siempre hay  plazas para Cataluña.

Arrecian las interesadas estadísticas, los pronósticos sin el menor rigor y pudor, con la única intención de llevar a las ovejas al redil, o dicho de manera más cruda, de reconducir el voto del indefenso. No se diferencia lo público de lo privado, y hemos de  prepararnos a una campaña electoral donde la mentira y el todo vale van a ser las armas de combate, y donde la imagen de última hora va intentar solapar, vedar, ocultar las aviesas intenciones que sustentan las ambiciones y vanidades de algunos, cuyos destellos ya hemos visto a lo largo de estos últimos meses.

Una vez más y ahora con mayor motivo vamos a asistir a un duro enfrentamiento entre la sociedad virtual , basada en  publicidad, imagen y mentira, y la España real,  que pide  trabajo, dignidad, paz y bienestar ;  que está cansada que se la engañe y time, que está harta de no poder decir y expresar lo que quiere y siente, lo que ve bien y lo que ve mal; de  que la programen y le marquen la ruta, y que intuye que tras lo políticamente correcto se oculta una manipulación que encubre intereses  difíciles de entender y menos aún de explicar  , como   esa pretensión de dialogar, ¿qué?, e incluso gobernar con quienes quieren destruir nuestra democracia y fragmentar España.

Lo mínimo que se le puede pedir a un político es que sea predecible, y en esta España cibernética y anárquica, se hace cada día más difícil encontrarlos, de ahí la preocupación que os traslado en estas letras, pues nos va mucho en ello. Lo único cierto, a día de hoy, es que el nuevo ejecutivo que salga de las urnas debe hacer frente a un ajuste de 13.200 millones de euros y que nuestra deuda pública alcanzó el pasado diciembre el nivel más alto de nuestra historia 1.170 billones de euros. Yo siempre he dicho que los números cantan, pero no hace mucho un concejal madrileño ha intentado dar respuesta a mi preocupación al decirme  :”La deuda pública no es un problema, los estados no quiebran”. ¿Lo crees?

                    
                                         José Antonio Noval Cueto.


P.D  Me gustaría saber cuánto ha costado el Consejo de Ministros celebrado en Barcelona en el mes de diciembre.



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