jueves, 6 de febrero de 2020

“ Que no te pise la mentira…”



No hace mucho desde estas mismas líneas, recordaba una palabras escuchadas en Salinas por Clarín , en 1894,  y citadas en uno de sus artículos, ante la frustración , abusos e inoperancia  de la política de aquellos tiempos,  que decían: “ Se van poniendo las cosas de manera que vamos a tener que encargarnos de la política los no políticos: todos” , y que a tenor de lo que estamos viviendo sirven para el momento actual  y  nos lleva a relacionar  la Restauración decimonónica y la Transición , al ver que  la política de partidos turnantes en el poder deja tras de sí una tsunami  de corrupción y una   excesiva politización que  ponen  en peligro el propio sistema político.

Ante la situación apática y comatosa que vivimos, donde la mentira se hace verdad sin que a nadie le importe e incluso bautizada y aplaudida por quienes dicen ser profesionales de la verdad y de la objetividad, como los propios periodistas - poca defensa y protección le queda al confiado lector-  y más aún, cuando algunos hacen de su ideología un panfleto y de su moral comercio que depende del pagador de turno. De honor, dignidad, conciencia ya no se habla, son cosas de otros tiempos. Y esta es la situación que se vive a diario y con protagonistas que por sus responsabilidades deberían ser ejemplo y estímulo para todos: la clase política que, como detecta el CIS en cada dictamen, es una preocupación en aumento como reflejan  el 49’5% de los encuestados del pasado diciembre.

Pero aun así, todavía existen personas que bullen, vibran y expresan su fogosidad en las paredes de las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades. Hace unos días, en este bonancible invierno que nos toca, di un paseo por algunas calles de Pola y me encontré algunas pintadas que decían : “Asturies ta murriendo y tú bebiendo” “Despidos non…” “TQ no se te olvide” “Cristo vive” … y en la Plaza de Abastos me encontré una , no muy grande, poco llamativa, casi diría que discreta,  que decía: “Si defiendes la libertad, no dejes que te pise la mentira”,  que provoca estas letras que escribo, que no buscan otra cosa que reforzar la idea y alegrarme porque aún hay quien proclama y  defiende la libertad, pero no una libertad formal, sino real, y eso es lo que últimamente escasea en esta feria de poder y vanidades que palpita por España, en un nuevo episodio de antes “estética que ética” ,característico de la izquierda radical.

Uno puede preguntarme que por qué lo pongo en duda, si vivimos en un Estado de Derecho, y la respuesta es sencilla, basta rastrear los medios de comunicación, redes sociales e incluso actas del Congreso o de cualquier otro parlamento o pleno municipal.
La mentira nos contamina y son pocos los que la combaten y denuncian, como si fuera algo consustancial al ser humano. Afecta a todas las ideologías y se justifica como arma de combate, como estrategia para lograr objetivos, independientemente que las consecuencias sean nefastas e incluso tensen o violenten  la vida de los ciudadanos. El ejemplo más reciente lo hemos tenido en las últimas elecciones generales de noviembre del 2020, donde lo prometido y preconizado en campaña caducó a las 24 horas.  ¿Es lícito? El votante les dio su confianza para que cumplan lo prometido, no lo contrario.  Siempre he dicho que ejercer y practicar la libertad supone esfuerzo, riesgo, valentía. Exige  representarse a si mismo y tener la capacidad del  ‘sí’ o ‘no’, y esto me da la impresión que no abunda, y si en los tiempos de Galdós era la empleomanía la que provocaba los cambios políticos, ahora parece que vamos en la misma dirección…En resumen, ser libre es ser fiel a tu conciencia, algo que últimamente no cotiza, y eso que nuestro inolvidable Cervantes nos dijo que por la libertad y el honor se puede y se debe arriesgar la vida.

Esta tarde apacible de Pola las paredes me han dicho que sin moral, sin principios, no hay dique que contenga las astutas fuerzas del mal.

El pasado martes, 4 de febrero, ha echado a andar la legislatura “ de la niña bonita”, la número quince desde la Transición . ¡Que sea para bien de todos, pero por favor no bajes la guardia! De ti depende que no te pise la mentira y es que no puede haber libertad sino impera la verdad. Un saludo

                             José Antonio Noval Cueto.


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