No hace mucho desde estas mismas líneas, recordaba una
palabras escuchadas en Salinas por Clarín , en 1894, y citadas en uno de sus artículos, ante la
frustración , abusos e inoperancia de la
política de aquellos tiempos, que
decían: “ Se van poniendo las cosas de manera que vamos a tener que encargarnos
de la política los no políticos: todos” , y que a tenor de lo que estamos
viviendo sirven para el momento actual y
nos lleva a relacionar la Restauración decimonónica y la Transición , al ver que la política de
partidos turnantes en el poder deja tras de sí una tsunami de corrupción y una excesiva politización que ponen en peligro el propio sistema político.
Ante la situación apática y comatosa que vivimos, donde la
mentira se hace verdad sin que a nadie le importe e incluso bautizada y
aplaudida por quienes dicen ser profesionales de la verdad y de la objetividad,
como los propios periodistas - poca defensa y protección le queda al confiado
lector- y más aún, cuando algunos hacen
de su ideología un panfleto y de su moral comercio que depende del pagador de
turno. De honor, dignidad, conciencia ya no se habla, son cosas de otros
tiempos. Y esta es la situación que se vive a diario y con protagonistas que por
sus responsabilidades deberían ser ejemplo y estímulo para todos: la clase
política que, como detecta el CIS en cada dictamen, es una preocupación en
aumento como reflejan el 49’5% de los
encuestados del pasado diciembre.
Pero aun así, todavía existen personas que bullen, vibran y
expresan su fogosidad en las paredes de las calles y plazas de nuestros pueblos
y ciudades. Hace unos días, en este bonancible invierno que nos toca, di un
paseo por algunas calles de Pola y me encontré algunas pintadas que decían :
“Asturies ta murriendo y tú bebiendo” “Despidos non…” “TQ no se te olvide”
“Cristo vive” … y en la Plaza de Abastos me encontré una , no muy grande, poco
llamativa, casi diría que discreta, que
decía: “Si defiendes la libertad, no dejes que te pise la mentira”, que provoca estas letras que escribo, que no
buscan otra cosa que reforzar la idea y alegrarme porque aún hay quien proclama
y defiende la libertad, pero no una
libertad formal, sino real, y eso es lo que últimamente escasea en esta feria
de poder y vanidades que palpita por España, en un nuevo episodio de antes “estética
que ética” ,característico de la izquierda radical.
Uno puede preguntarme que por qué lo pongo en duda, si
vivimos en un Estado de Derecho, y la respuesta es sencilla, basta rastrear los
medios de comunicación, redes sociales e incluso actas del Congreso o de
cualquier otro parlamento o pleno municipal.
La mentira nos contamina y son pocos los que la combaten y
denuncian, como si fuera algo consustancial al ser humano. Afecta a todas las
ideologías y se justifica como arma de combate, como estrategia para lograr
objetivos, independientemente que las consecuencias sean nefastas e incluso
tensen o violenten la vida de los
ciudadanos. El ejemplo más reciente lo hemos tenido en las últimas elecciones
generales de noviembre del 2020, donde lo prometido y preconizado en campaña
caducó a las 24 horas. ¿Es lícito? El
votante les dio su confianza para que cumplan lo prometido, no lo contrario. Siempre he dicho que ejercer y practicar la
libertad supone esfuerzo, riesgo, valentía. Exige representarse a si mismo y tener la capacidad
del ‘sí’ o ‘no’, y esto me da la
impresión que no abunda, y si en los tiempos de Galdós era la empleomanía la
que provocaba los cambios políticos, ahora parece que vamos en la misma
dirección…En resumen, ser libre es ser fiel a tu conciencia, algo que últimamente
no cotiza, y eso que nuestro inolvidable Cervantes nos dijo que por la libertad
y el honor se puede y se debe arriesgar la vida.
Esta tarde apacible de Pola las paredes me han dicho que sin
moral, sin principios, no hay dique que contenga las astutas fuerzas del mal.
El pasado martes, 4 de febrero, ha echado a andar la
legislatura “ de la niña bonita”, la número quince desde la Transición . ¡Que
sea para bien de todos, pero por favor no bajes la guardia! De ti depende que
no te pise la mentira y es que no puede haber libertad sino impera la verdad. Un saludo
José Antonio Noval Cueto.
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