lunes, 2 de noviembre de 2020

“La Política del dolor…”

 

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No digo nada nuevo si afirmo que los españoles no lo estamos pasando bien, que la incertidumbre y tensión se acrecienta día a día, que el futuro se ve de un gris tirando a negro, y con olor a ruina, miseria, desesperación. Y es que los vecinos de mi patria – palabra que resurge nuevamente gracias al Sr. Iglesias- , no las tenemos todas con nosotros. No damos crédito a lo que vemos y oímos, y es que cumplidores y leales con el orden constitucional que entre todos nos hemos dado , comprobamos con horror que nuestra voluntad expresada en el voto electoral con la ingenua intención – digo lo de ingenua con pesar- de que los políticos electos busquen y persigan el bien común y den solución a los problemas que nos ahogan y que básicamente se reducen a dos : lucha contra el covid-19 y trabajo (se documentan más de 1,5 millones de ni-nis”), no encuentra respuesta en los responsables políticos y la prueba más evidente de cuanto digo fue la fallida y vana moción de censura en un país con más de 60.000 fallecidos por la pandemia,   y que un acertado titular de prensa reflejaba así :”La clase política en su castillo hinchable de feria”. ¿Nos merecemos esto?

Hace ya un tiempo don José Ortega y Gasset dijo aquello de que “Quien no sabe de política es tonto, y quien todo lo politiza más tonto todavía”, y por desgracia en esa situación nos encontramos donde para hacer política se recurre a todo, hasta del dolor y basta para ello tirar de hemeroteca y leer los titulares de prensa desde marzo hasta la actualidad (“La OMS declara ya al coronavirus como pandemia y España prevé controlar la crisis de dos a cinco meses” – “La República de las ideas” ,11-3-2020// “Sánchez instaura el estado de alarma para frenar el coronavirus”-La Nueva España, 13-3-2020- ) . Que el año 2020 es bisiesto lo sabíamos todos, pero lo que nadie podía intuir era la pandemia que nos venía encima, y ante ella las autoridades científicas y políticas han ido arbitrando diferentes estrategias que, de momento, no han dado los frutos deseados, a la espera de la salvífica vacuna.

Ante situaciones casi límites como las que vivimos creo que lo acertado es no alarmar más de lo necesario, pero tampoco ocultar y negarnos la verdad, lo que pasa y puede pasar, y algo o mucho  de esto es lo que hemos percibido los ciudadanos a lo largo de estos meses, que no entendemos que cuando al Gobierno le interesa hay mando único y cuando no el interesa instala la “cogobernanza”, categoría de nueva aplicación,  cuando se repite nuevamente  el azote con gran intensidad. Los ciudadanos no entendemos que no  haya unidad política y de acción ante el bicho; menos que se quiera sacar rédito político con el virus, cuando el único rédito debe ser la salud y el bienestar de todos nosotros, seamos de la región que seamos; menos que el Presidente de todos los españoles en el Pleno que instaura un estado de alarma de seis meses no se digne asistir a su debate y se ausente hecha la presentación de la misma por el ministro de sanidad Sr. Illa , y menos aún que no tenga tiempo para visitar a afectados o arropar a las víctimas y sus familias. La política no es publicidad y menos cuando está en juego la vida y salud de muchos. Si en un tema de esta gravedad no hay sensibilidad humana y el necesario consenso, ¿en qué lo puede haber? ¿Nos merecemos esto?

Hace ya algún tiempo, un 13 de mayo de 1940, festividad de la Virgen de Fátima, Winston Churchill pronunció su primer discurso como Primer Ministro ante la Cámara de los Lores y en un momento crucial para el futuro de Europa dijo a los  presentes: “…Yo diría a la Cámara, como dije a todos los que se han incorporado a este Gobierno: ”No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”,

A la vista de lo dicho yo me pregunto ¿Qué político español tiene hoy la autoridad moral para pedirnos a los españoles “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”…?

 

                                               José Antonio Noval Cueto.




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