sábado, 3 de abril de 2021

¿Dónde está el hermano?...


 No hace mucho que leí unas palabras del Papa Emérito Benedicto XVI que decía que el cambio o renovación de la Iglesia, su verdadera revolución debe empezar por la liturgia, y cada vez constato más que tiene razón, y es que la liturgia nos debe llevar al asombro, a la adoración, pues sin estas dos cualidades no hay práctica religiosa que exista, y más en los tiempos actuales en los que abunda la adoración a uno mismo. De todo esto está muy necesitada nuestra Iglesia, empezando por algo tan elemental como que todo templo o lugar sagrado respire silencio e invite a la oración. Estamos en la Casa de Dios y como tal la debemos tratar. No debemos dar la idea de los mercaderes del templo en los tiempos del Señor. Se debe preparar y cuidar toda ceremonia religiosa, y siempre que se hace la acogida de los fieles es positiva, se conmueven. Cuando Dios habla a través de la boca del sacerdote el feligrés lo percibe y vive. 

Si siempre se ha de cuidar la liturgia, más en Semana Santa y en una Semana Santa tan particular como está- Covid 19- en la que las oraciones se mezclan con dolor y llanto. Son muchas las personas que hemos despedido a lo largo de este año de pandemia, en Asturias ya pasan de dos mil, y en tiempos de desilusión y desesperación – el consumo de ansiolíticos alcanza cifras de espanto- necesitamos, como todo niño pequeño, del consejo y ayuda del Padre, al que imploramos siempre, pero especialmente cuando arrecian las dificultades, los miedos, dudas o agonías. Él nunca nos deja solos, siempre nos acompaña y alienta, siempre tiene palabras de vida eterna. Solo nos pide que acudamos a Él, que pidamos su auxilio. 

Esto que parece tan sencillo, no es tan fácil y la culpa es de todos, de unos, es cierto, más que de otros, y es que desde que nos consideramos el ser más importante de la creación, desde que nos sobrevaloramos, desde que nos endiosamos, nos cuesta pedir clemencia. Durante muchos años predomino la práctica sociológica de la Fe, más que la práctica personal de encuentro con el Señor. Se puso de moda la idea del cristiano sin oración, sin sacramentos, más preocupado en la resolución de los problemas sociales que en la mejora y santidad personal. Las consecuencias son conocidas: menos sentido trascendente de la vida, menos oración, menos coherencia , menos compromiso, cuestionamiento del Magisterio de la Iglesia y religión a mi medida. Los males son bien conocidos: culto al ‘yo’, determinismo, vacío, miedo a la vida, muerte…

 De todo ello tenemos que sacar conclusiones y es que no puede haber cristiano sin oración, sin sacramentos; que el cristiano no debe alienarse del mundo en que vive, que debe vivir en sociedad e involucrarse en sus problemas y resoluciones, que todo lo humano le debe concernir y preocupar, pero sin dejar de saberse Hijo de Dios que aspira al Cielo y habitar en la Casa del Padre.

 En esta Semana Santa se hace más prioritario preocuparse por el Hermano, por el cercano, por el desvalido y a ello nos invitan los textos litúrgicos de estos días, Jueves Santo y hoy, Viernes Santo, cuando en la Carta a los Hebreos se nos dice: “ Y aunque era Hijo de Dios, aprendió por medio de sus propios sufrimientos qué significa obedecer. De este modo, él alcanzó la perfección y llegó a ser causa de salvación eterna para todos los que le obedecen"

 Hace ya un tiempo Antonio Machado nos decía: “Ya estamos todos de enhorabuena / los españoles puros y netos, / que al fin, tras tantas vacilaciones, / después de tanto “pinchazo en hueso”,/ triunfó Gamazo de las enmiendas/ y se aprobaron los presupuestos./ Esto no quiere decir, señores, / que el ciudadano tenga por eso, / ni más hacienda, ni más ventajas, / ni mejor ropa, ni más dinero,/ ni que las calles estén más limpias,/ ni haya más bancos en los paseos, / ni más farolas, ni más escuelas/…Aquí lo cierto, lo positivo, lo que resulta de todo ello, / Es…que en las Cortes el otro día / se han aprobado los presupuestos… El pasado miércoles, en una ceremonia medida y cuidada, el sacerdote nos preguntaba ¿”Dónde está el hermano”? En la oración final nos invitaba a “Embriagarse de Dios, e invitar a todos a hacer lo mismo. Visitar a los enfermos, cuidar de ancianos y niños, dar de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos, acoger emigrantes y perdidos…Consolar al triste …Amar hasta el extremo e invitar a todos a hacer lo mismo… “

 Hoy con los presupuestos del año 2021 aprobados definitivamente desde el pasado 22 de diciembre de 2020 y con una partida de gasto social que asciende a 239.765 millones de euros, DESEO que estos dineros ayuden a superar las muchas dificultades que padecemos en nuestra región- uno de cada cinco asturianos están en el umbral de la pobreza- y en España. Mientras ,sin que pare su labor, Caritas hace suyo lo que siempre ha hecho y más en estos tiempos de pandemia, y responde a la pregunta de “Dónde está el hermano” con un trabajo abnegado que con la ayuda de feligreses generosos, como los de San Pedro de Pola de Siero ,  ponen su granito de arena en esta Semana Santa. Nunca más cierto aquello de “A Dios rogando y con el mazo dando”.

“¿Con qué pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?” (Salmo 116-115) 

                                  
                                                           José Antonio Noval Cueto.





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