Hace unos días en la barra de un céntrico bar de la
localidad, digo lo de céntrico, porque es el único bar de la zona, -el único
que subsiste, a pesar de los pesares- y que hace la función de centro social,
centro de encuentro de amigos, vecinos y algún que otro forastero, me encontré
a Milio, el de Antón, platicando con Rubén, el de Jacinto, y la conversación
que mantenían eran tan interesante y original, que voy a intentar reproducirla
en estas letras.
Milio , al ver los vaivenes que está generando la subida de
la luz, que limita su capacidad de gasto, de consumo, que encarece todo aquello
que se produce , que amenaza la subsistencia de empresas , negocios y la suya
misma y que a pesar de las dificultades que tiene y tenemos, aún nos quieren
rascar más el bolso -véase el nuevo cálculo de valor de los inmuebles que
anuncia Hacienda- , comenta:
- - Esto,
Rubén , pinta mal. Nadie nos ampara, ni protege, nadie se preocupa de nosotros.
Lo único que les importa es que paguemos, que no falte la recaudación, el
combustible del gasto necesario para comprar votos-bono. Nadie se preocupa de
resolver problemas y menos de cerciorarse si se gasta bien o mal, necesaria o
innecesariamente- ¿cuánto costó el
macrojuicio del “procés” para después indultarlos?-, si falta dinero que lo paguen los
contribuyentes, como las pérdidas de
agua en la red, en vez de repararlas y reducirlas, que se repercuta la pérdida
o gasto entre los abonados del servicio.
Así gobierna cualquiera y el final no lo auguro bueno. Ante esta situación y
espantada, cada uno busca su salvación; los que pueden, acuden a la vieja
teoría del “colchón”, y los demás a ver como amortiguan o evitan el golpe o
impacto.”
- - Milio coincido con lo que dices, - contesta
Rubén- y lo que más me enfada es que se nos tome por tontos, que ni se molesten
en darnos explicaciones. Yo siempre pensé que la función de un político era
crear riqueza, empleo, futuro; dar confianza, esperanza, seguridad a los
ciudadanos, y ahora compruebo con pesar
que lo único que crean y reparten es pobreza- además de problemas-, y no de manera equitativa, sino que las regiones pobres, lo mismo que las
personas, son más pobres y las ricas,
más ricas; y en estas coordenadas nos movemos- véase el proyecto de
Presupuestos del 2022 y las inversiones de Cataluña y Asturias, que por primera
vez ha entrado en el club de las regiones con más riesgo de pobreza y exclusión
social . Ayer me llegó la citación para hacer un escaner y me convocan para abril del 2022, y eso que el tema es
urgente, serio . ¿Qué hago? ¿Espero?...Pagar
y sacar dinero del colchón, si es que me queda algo, y aún hay algún que otro ilustre político que se
atreve a decir que en España pagamos menos que en Europa.
-
Rubén-
responde Milio- al paso que vamos no podremos salir de casa. Cada vez que acudo
al Súper voy con más dinero y vengo con menos compras; ni se preocupan de
rellenar bien las botellas de aceite, las conservas con menos contenido y el
IVA del pan y del vino al 10 y 21 % respectivamente, o sea de 4 a 8 céntimos
cada barra que compro, y no hablamos de lujos. El recibo del teléfono el 21% de
IVA…Podría poner más ejemplos...
La conversación de estos dos amigos me sorprendió y me
planteó preguntas que nunca había hecho.
Hablaban de manera distendida, con información y con desesperanza. Hacía tiempo
que la sociedad civil no expresaba su lamento en un bar – pasaban de política-
pero la situación que se vive no deja a nadie indiferente; las personas libres
y razonables empiezan a moverse, a pedir explicaciones y exigir
responsabilidades y empiezan a preguntarse cuál es la función del político. La
semana pasada en esta misma columna decía que la principal preocupación de la
sociedad española era la falta de trabajo, especialmente para los más jóvenes .
Hoy la reflexiva queja de Milio y Rubén centran más el objetivo: ¿Cómo generar
riqueza? ¿cómo generar trabajo? ¿Cuáles
son las funciones y preocupaciones de nuestros políticos? En el escrito anterior alertaba que la
prioridad máxima era recuperar el prestigio y confianza de España como nación,
hoy me atrevo a pedir algo tan lógico y natural como que no hay competencia
fiscal entre las 17 autonomías españolas, que exista la deseable armonización
fiscal, que ningún región tenga un trato preferencial en el tema fiscal o
contributivo que favorezca una competencia desleal entre ellas y sus industrias
y, por reseñar algo hoy muy importante, que el precio de la luz sea el mismo para
todas. Si la Unión Europea lucha por la deseable armonización fiscal entre sus naciones,
no es lógico que uno de sus socios,
España, no lo haga.
De la última semana a esta se han producido algunas noticias
que han sorprendido a este plumilla lector. Primero que el precio de la luz
haya tensionado este jueves al Parlamento español, cuando al aplicar la reducción
de beneficios a las eléctricas, un diputado de la Cámara, del PNV, el señor
Aitor Esteban haya avisado desde el atril que esa decisión pone en peligro la vida económica de la Nación y la propia supervivencia del Gobierno del Sr.
Sánchez. Ahora ya empieza a entenderse la moción de censura a Rajoy. ¿Cómo
acabará el decreto?. Segundo que el PP y el PSOE se hayan puesto de acuerdo
para renovar instituciones importantes del Estado como el Tribunal de Cuentas,
el Tribunal Constitucional cuando veinticuatro horas antes no se saludaban…y
tercero que el Equipo de Gobierno de Siero haya aprobado la inversión de
596.526 euros para remodelar el Parque de la Paz de Lugones. Instalación
inaugurada hacia año 1998, y que después de casi 23 años está a la espera de que se concluya o
ejecute su tercera fase o final del mismo.
Ahora que termino este escrito, cuando son las 22 horas del
15 de octubre de 2021, festividad de Santa Teresa de Jesús, el precio de la luz
es de 314,8 euros/Kwh. Y ya que estamos
en plena celebración de la santa doctora permitidme que concluya este escrito
con unos versos suyos que vienen bien para los momentos que vivimos:
“Nada te turbe, / nada te espante; / todo se pasa, Dios no se
muda,/ la paciencia / todo lo alcanza./
Quien a Dios tiene,/ nada le falta./ Sólo Dios basta…/
José Antonio Noval Cueto.
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