Quisiera no tener que escribir estas palabras y que esa Feliz
Navidad que nos deseaste a todos, en tu video, desde el Belén de tu casa, el
pasado 13 de diciembre, propague y divulgue sus imágenes, pero en menos de una semana-
desde la Nochebuena a la Nochevieja- la realidad es otra. Hoy sábado, 31 de
diciembre, en la Iglesia de San José, a las 17.30 horas, Andrés, te despedimos, te decimos adiós y para
una mentalidad tan mundana como la nuestra
cuesta comprender y aceptar estos hechos, cuando nos creemos los
auténticos dueños de todo y hasta usamos inteligencia artificial , pero
siempre hay un pero, un suceso inesperado, trágico, como es tu fallecimiento, que lo cambia todo y
precisamente en diciembre, un 30 de diciembre y cuando la Iglesia celebra con
toda pompa el día de la Sagrada Familia , y cuando para ti la familia ha sido
tu principal aval y motivación. No hace mucho en uno de tus videos
promocionales nos decías juiciosamente que tu sueño era “ser feliz, ver a mis
hijos crecer y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida”, como saborear un
buen vino, ya en una reunión familiar o en una tertulia de amigos…”.
No quiero que mis palabras sean sólo de pésame y la sola
posibilidad que así se interpreten me lleva a dudar de escribirlas , pero a un periodista como Andrés, amante de su oficio,
le gustará verse arropado por la palabra que tanto uso en sus crónicas y
comunicados, y más cuando él mismo nos lo ha puesto fácil
con su manera de ser, con su forma de entender y vivir la vida. He tenido el privilegio de ser su profesor en
el Colegio Los Robles y guardo de él un recuerdo tan bonito que me lleva a
escribir estas letras que buscan quizás vanamente aliviar, consolar en estos
momentos tan difíciles en los que el dolor lo invade todo. La bondad, la
nobleza, la naturalidad , la locuacidad eran su tarjeta de presentación y a
ello he de añadir lo de buen compañero y persona agradecida. Donde él estaba
siempre había vitalidad, bullicio, movida de la buena. Nadie quedaba
indiferente. Aun me parece verle con su
pantalón gris y sus jersey granate o azul, según el curso, bien peinado y
su sonrisa feliz. Concluida su etapa colegial se trasladó a Salamanca para
cursar periodismo de donde me trajo una noticia que me sorprendió y aún
recuerdo cuando me dijo que el programa televisivo más visto en la ciudad y
provincia era “Tendido cero” (programa taurino) y yo, en aquellos encuentros
casuales, siempre le recordaba, en broma, aquel dicho de que “Salamanca a unos sana, a otros manca y a
muchas deja sin blanca”. Algún que otro verano me lo veía en el “praú del
Carmín” con más antiguos alumnos de Gijón, y siempre que surgía la ocasión me
recordaba la vinculación de su padre Higinio con Pola de Siero . Terminada su
carrera ejerció en diferentes medios e incluso lideró algún proyecto de
comunicación. Últimamente le seguía en sus comunicados de Facebook y allí
aparecía siempre la pasión y claridad de sus comentarios sobre este mundo al
revés que nos invade y como no, sus preocupaciones por la vida gijonesa y los
diferentes desafueros de la misma. Quiso
la casualidad que el pasado 2 de diciembre, viernes, los profesores jubilados
nos reuniésemos en el Colegio para celebrar después la tradicional comida de
Navidad, cuando me encontré con Andrés que acudía a buscar a su hijo. Aquel
saludo, aquellas breves y cálidas palabras, fueron la despedida.
El martes, día 27, a las 10.42 de mañana en el Grupo de WhatsApp
de los Profesores Jubilados, un compañero nos informa que Andrés está ingresado
en estado grave, y a partir de ese momento tocaba encomendar, rogar a Dios .
¡Quedamos todos de piedra! ¡No dábamos crédito!…Pero hoy, 30 de diciembre, día
de la Sagrada Familia, llega la triste y trágica noticia, a eso de las 11.16: “Andrés
acaba de fallecer”. Ni que decir que durante estos días estuve desconcertado
pero también esperanzado: pensaba que Andrés podría recuperarse, que saldría de
ésta…pero no fue así. Durante estos cuatro días también recordé que su cuñada
Ana Martínez Cascales, antigua compañera
del Colegio y persona buena entre las
buenas, también había fallecido por estas fechas, concretamente el día 29, hace
cuatro años y un día.
Dentro de la pena y tristeza que genera tu muerte, quiero
manifestar que ha sido un auténtico privilegio haber gozado y disfrutado de tu
amistad y confianza y estoy seguro que desde el balcón del Cielo, que bien
merecido tienes, seguirás viendo crecer a tus hijos y estarás pendiente de ese
Gijón tuyo del alma y de todos nosotros, familiares y amigos, pues como bien
dice el Salmo 24(23) :”¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor y permanecer
en ella? Los que tienen las manos limpias y el corazón puro como tú, Andrés.
Ya, por último, sólo
me queda evocar aquellos versos de Miguel Hernández que muestran su
incomprensión ante la muerte y que hago míos en este escrito: … “Temprano
levanto la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada…”
¡Mi
más sentido pésame!¡Descansa en paz, Andrés!
José Antonio
Noval Cueto.