domingo, 13 de febrero de 2022

“La lectura en Siero…” ("La Nueva España Digital de Siero", 13 de febrero 2022)

En tiempos que el exceso de información produce desinformación, en tiempos que todo puede ser objeto de consumo dependiendo del momento, más que de la calidad y autoría, no tiene que sorprendernos que sea difícil encontrar la buena película que merece ser visionada, la canción cuya música y letra, debidamente enlazadas, deba ser oída y convertirse en referencia identitaria de una generación o el libro que deba ser leído, en un país que cada año edita más de 80.000 títulos nuevos y en el que la crítica está más condicionada por los interés pecuniarios o por el aperitivo de la mañana, que por la serena y seria reflexión, que alerte y avise de los bodrios que se exponen a la venta, y si a todo esto sumamos el desprestigio de las Humanidades y el retroceso  de las mismas – se cuestiona la enseñanza de la Filosofía, la Historia y las Clásicas en situación comatosa- podemos darnos cuenta de la situación de abandono humano que se cierne sobre nosotros, hasta el extremos que empieza a hablarse de una dicotomía entre hombre humano y ente técnico, que de seguir en la progresión en que estamos puede poner en peligro la propia humanidad, pues da la impresión que va a tener más impulso y apoyo  la inteligencia artificial que la humana, y el día que ocurra eso, pongámonos a temblar. Se abre la veda para todo tipo de aberraciones. Hay personas que han puesto fecha de caducidad al Humanismo, a la cultura del libro y su creación.

Pero de momento sigue habiendo Casas de Cultura que cumplen esa importante misión de favorecer y facilitar la lectura de aquellos libros que el usuario, en el libre ejercicio de su libertad, escoge, con mayor o menor acierto. En la de Pola, que es a la que acudo, tiene su sección de novedades en la margen izquierda del mostrador donde se gestiona el préstamo de libros, y  suelo consultarlo antes de aplazar o coger un nuevo libro. Recientemente por ese procedimiento he leído el libro de Pedro J.Ramírez,  “Palabra de director”, que me hizo recordar los difíciles momentos vividos en la Transición, y el servicio que entonces hizo la prensa en la instauración y defensa de la libertad y de la democracia, y todo ello expuesto en un estilo ágil, ameno.

Hace unos días ,creo que el pasado 9 de enero, “La Nueva España” informaba que los libros más leídos en las bibliotecas de Siero fueron dos: “Aquitania”, premio Planeta de 2020,”thriller histórico “, ambientado en el siglo XII, de la autora Eva García Saénz de Urturi , y el “Libro de Greg”, serie de libros infantiles y juveniles, profuso en ilustraciones y con una disposición del texto que hace muy agradable su lectura, y como ingrediente básico la acción, la aventura.

Siempre he defendido que cualquier procedimiento es bueno para acercarse a la lectura. Hemos sido muchos los que pasamos del Capitán Trueno, del Jabato ,de Hazañas Bélicas o de las novelas del oeste a leer a Víctor Hugo, Palacio Valdés, Clarín, Pío Baroja, Dolores Medio…y una vez dado el salto, continuamos por ese camino en busca de una Literatura de calidad, que nos ayude a conocernos y conocer la sociedad que nos rodea. Y a todo esto hemos de recordar que la lectura cumple tres objetivos básicos en el desarrollo de la persona humana, si de verdad creemos en ella, nos potencia la curiosidad, el sentido crítico y nos hace más libres, que no es poco, en estos tiempos opacos y uniformes que vivimos.

Por último , ahora que tanto se reivindica lo autóctono, lo nuestro, no vendría mal que conociéramos la narrativa breve de Clarín, o la injustamente olvidada prosa de Dolores Medio, cuyo “Nosotros, los Rivero”, debería ser lectura obligada , una de nuestras mejores prosistas, o los cuentos bien narrados de Luis Fernández Roces, escritor sierense, natural de Carbayín…¡Que la lectura vaya a más!

No quisiera acabar estas letras sin antes  expresar mi testimonio de gratitud y consideración a una de esas personas que más ha hecho por la difusión cultura en Pola de Siero, Don Claudio Ornia Ordiales, que ayer, 11 de febrero, festividad de la Virgen de Lourdes, emprendió camino hacia la casa del Padre. Una de esas personas que dejan huella por su generosidad – siempre estaba disponible para cualquier contingencia o imprevisto- por su entrega, por su cercanía – su sonrisa, su franca conversación, su ayuda- . Era una de esas personas que siempre que lo encontrabas te hacia agradable la vida. ¡Muchas gracias por todo, que ha sido mucho,  y especialmente por esa positividad que nos transmitías! Contigo se hacía realidad aquel anuncio de mi infancia que decía: “Su presencia siempre agrada” ¡Descansa en paz, que bien merecido lo tienes!  Un abrazo

 

                                   José Antonio Noval Cueto.




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