sábado, 12 de febrero de 2022

“Pascual y la Reina de los cielos…”



Desde hace algunos años y gracias a tu amigo Antonio, escucho por Navidades un bello villancico que -  con una música sublime impregnado de  letra y alegría sevillana,  habla del Niño que nació en la calle del Museo, de que Velázquez con sus pinceles pinta en la Puerta Real a tres Reyes sonrientes y que  Murillo en una blanca servilleta lleva flores de azahar a María…-  titula “La Reina de los cielos”. Este año  volví a escucharlo  muchas veces y siempre que sonaba me acordaba de ti, de tu enfermedad, de lo trágico  que supone para un cantante no tener voz, quedar sin voz y evidenciar, después de una larga vida,  lo frágiles y vanos que somos. Pero a raíz de tu muerte, Pascual,  he sabido más cosas. Que has hecho lo imposible por volver a cantar, aunque la voz no tuviera la intensidad que tenías, y que este 6 de febrero, domingo, día del Señor, tenías una actuación fuera de programa  en el Cielo,  en presencia de la Reina Madre. No todos vamos a tener ese privilegio. ¡Acuérdate de nosotros! Seguro que no tardando mucho tus sones y sonrisas serán un elemento más de la noche sevillana.

No podía estar callado, no me lo podía permitir, es como si me faltara a mí mismo. Algo tenía que decir, pues suelo convertir las penas en letra, siempre que la ocasión obligue, como ésta, , pues además de implorar y rezar al SEÑOR, , escribir es  lo que puedo hacer por ti,  aunque solo sea para pagar tanta dicha que en forma de música y letra nos has sembrado a lo largo de tu vida.  y en esas estoy a esta hora de la noche, cuando las ausencias duelen, cuando angustian los  recuerdos.

Estos días han sido muchas las columnas que han hablado de ti, del trovador de Sevilla, del eterno pregonero, del poeta y del cantor, del compositor de sevillanas y su modernización , del  pregonero eterno que dio un sonido a Sevilla,y eso que, por motivos que no vienen al caso, nunca Pascual  fue pregonero del Domingo del Perdón (Semana Santa de Sevilla), y esa pequeña o grande frustración se ha suplido con crecer con las letras de tus canciones y el baile de tus gentes, que arreboladas y felices agradecen  la genialidad de Pascual.

Desde las tierras del Norte, tierras de gaita y tambor, de  jota, muñeira y pericote, también bailamos, y buenos dineros nos costó, las sevillanas de Pascual  que tiene  el ritmo de lo bien hecho y el cariño del que siente, de quien tiene corazón humano. Hoy , antes de escribir estas letras y quizás buscando sumergirme en la grandeza del maestro escuché a Pascual cantar al Cristo del Cachorro y mi villancico de siempre: Reina de los Cielos. Se me congeló la sangre como si estuviera ante la Dolorosa de la Iglesia de San Pedro Apóstol de Pola de Siero.

Ya ha empezado la función. Mucha gente a la espera. San Pedro abre la puerta y recuerda: !Aforo reducido¡ ¡Por favor saquen la entrada!

 

                                 José Antonio Noval Cueto.

 

P.D   No puedo entender las Navidades sin villancicos y su  “Reina de los cielos” ¡Muchas gracias, Pascual!




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