La pasada semana, concretamente los días 26 a 29 de junio,
mis obligaciones familiares me trasladaron a Madrid, a donde acudo siempre que
tengo ocasión y más ahora que la llamada
la generación “millenium”, la de mi hijo Pablo, está afincada en la
metrópoli más importante de España y de todo el mundo hispánico; palabras que pueden parecer
exageradas , pero que hago mías como después demostraré. Eran los días previos
a la Cumbre de la OTAN y no parecía el momento más oportuno para visitarla y moverse por ella, pero una vez más
las noticias y la realidad no van de la mano. Los hoteles no estaban repletos,
la circulación era fluida, podía uno moverse sin grandes dificultades por el
centro, excepto la tarde del martes 28, por la Castellana, que estaba
paralizada y tomada por las fuerzas de seguridad, ya que la Primera Dama
americana, Jill Biden, se alojaba en un
hotel de la zona , el InterContinental. Los demás lugares del centro tenían su
vitalidad, su alegría; la fuerza del oso y del madroño o el empuje madrileño.
No es la primera vez que escribo de Madrid, de su fuerza y
universalidad, y más ahora que se ha convertido en la motora de España y basta
para ello darse una vuelta por allí y constatar la multitud de razas y personas
que trabajan , pululan y viven en ella, y es que Madrid, fruto de su cosmopolitismo,
es una ciudad que acoge, en la que uno no se
siente extraño – solo te pide que te impliques, que la quieras y hagas
tuya- y en la que el peatón de turno
gentilmente te sirve de guía, de ayuda. Han pasado algunos años, más de
cincuenta , desde que un grupo de jóvenes de Instituto Lugones, en viaje de
estudios, nos hospedamos en la calle
Fuencarral y saboreamos Asturias en la conocida
sidrería de “El Ñeru”, con nuestras canciones acompañadas de sidra – por aquel
entonces se decía que la sidra perdía calidad al pasar el Pajares– . Eran los
tiempos en que se cantaba en los bares y
en la que todos los adolescentes, con mayor o menor cultura, conocíamos y
cantábamos las típicas canciones del folclore astur, muchas inmortalizadas hoy
como típicas canciones de chigre…La colonización musical inglesa aún no nos había despersonalizado , aunque
empezaba la leyenda de Beatles y Rolling, y a lo más alguna influencia de la
música francesa (Adamo, Sylvie Vartan…) e italiana (Rita Pavone, Albano…).
Desde aquel curso de 1971- 72 han sido muchas las ocasiones
que he visitado Madrid - en aquel entonces visitar Madrid era como ir hoy a
Nueva York- y nunca me ha dejado indiferente. Es la capital de las sorpresas,
de la creatividad, ya sean los malabaristas en los pasos de cebra, ya los
músicos callejeros, ya los quioscos de revistas o libros o las mil formas
variadas que tiene las personas de ganarse la vida, ya como vendedor de
lotería, como hombre anuncio o como notario de la realidad como hacen los
periodistas. En esta ocasión y en estos días finales de junio Madrid luce un decorado inusual, marcado por sus obligaciones
internacionales: la OTAN. Desde la terraza del café Gijón, lugar literario por
excelencia, en el Paseo de Recoletos, a media mañana, con mucha luz y suave
brisa, aspiro felicidad, frescura, con alegre sol, buen
café, prensa del día y mejor compañía, mientras observo el trasiego de furgones de Policía,
alguna que otra tanqueta y de vez en cuando, tímidamente, como si no quisiera
molestar, el zumbido de drones y
helicópteros que vigilan la zona. ¡La ocasión lo exigía! En los hoteles de la
zona céntrica algunas furgonetas de policía …
Según pasan los años uno para moverse por una metrópoli como
Madrid tiene necesidad de ayuda y acude a la institución madrileña por
excelencia, apadrinada en su día por El Fari : El taxi. Allí no paran
las sorpresas: Desde quien desea que Cumbres como la OTAN se celebren en
el desierto, para no perder clientes, ‘carreras’, ingresos – ese día muchos no
trabajan, no hay clases y otros teletrabajan-, o quienes más comprensivos,
desean que la Cumbre sea un éxito y que el prestigio de España vaya a más, que sepamos estar a la altura de las
circunstancias, y otros, imbuidos de cultura, me habla de sus preferencias
literarias y de las dos novelas que ha publicado y objetivos de las mismas…de
Lorca y Alberti y de la buena literatura, independientemente de la ideología
del autor, y así hablamos de Dioniso Ridruejo, de Gonzalo Torrente Ballester o
del mismo Rafael Sánchez Mazas, excelentes escritores vinculados en su día a la Falange… Ya de regreso para Asturias el
taxista que me llevó a la Estación, habló de la economía madrileña, de las
ventajas de su centralidad y de la libertad que impera en el mundo del
emprendimiento…
Podría seguir contando cosas, pero creo que lo narrado
justifica la capacidad de sorpresa y creatividad que tiene Madrid, su
apoteosis, y la importancia que tiene la presencia y encuentro humana en todo
ello, que hace que cuando menos lo esperas
te des de bruces con el torero de fama, el hombre gol o la
política de turno.
Madrid siempre me obliga a escribir y hace realidad eso de
que “de Madrid al cielo”, y más ahora que tenemos un precioso y robusto nieto
madrileño.
José Antonio Noval Cueto.
P.D. “Madrid puede ser la capital cultural hispana del mundo
en este momento y en este idioma; una ciudad con una misión por delante…Madrid
es un proyecto abierto a muchos que no nacimos aquí…” (Andrés Calamaro)
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