No hay tregua y eso que este fin de semana se celebra el
Congreso Federal del PSOE y la Intermunicipal del PP. Hoy mientras escribo
estas letras aún resuenan en mi cabeza las palabras de Juan Lobato, hasta hace
poco Secretario general del PSOE madrileño, que al resumir a los medios de comunicación su comparecencia
ante el juez del Tribunal Supremo, dijo que toda su declaración se ha ajustado
a la praxis de todo buen socialista: respeto a la verdad y a la ley…Palabras
con mensaje, con intención , muy necesarias en este contexto en el que estamos,
que suenan bien y que yo hago extensivas a todo demócrata, sea del partido que
sea, pero que últimamente, con más
frecuencia de la deseada, desmienten los hechos y ejemplos. Véase el tema
catalán. Recordemos que la mentira, el engaño, la manipulación son los
combustibles que hoy avivan la violencia y tensión de la sociedad actual, que se
disuelven como azucarillos cuando surge la trágica realidad de una DANA en
Valencia, que no habían previsto, ni pensado ni planificado y eso que avisos y
alarmas hubo a lo largo de estos años y que llevan a preguntarse a uno ¿en manos
de quién estamos?
Y es que si cuesta conocer la realidad y conocerse uno a sí
mismo – cuántas personas fallecen sin conocer su papel en la vida y su
verdadera vocación- más en la actual sociedad virtual, telemática, que silencia
y manipula la historia, que cosifica al ser humano, que desprecia su dignidad
reduciéndolo a la categoría de ‘vientre, rebaño que alimentar y custodiar …”,
olvidando algo tan cierto como que ‘no sólo de pan vive el hombre’. Su única
preocupación es ‘¿qué hay de lo mío?’ y todo ello avalado por una educación
volátil, cambiante, insegura, más preocupada de las estadísticas que de los
conocimientos, que confunde más que aclara, que cree que los objetivos y
proyectos personales se logran sin esfuerzo, sin voluntad, de ahí que al menor
contratiempo se amilanen, abandonen…El desprecio de las Humanidades (Historia,
Filosofía, Literatura…) está quebrantando y aletargando a la sociedad y al ser
humano. Después de siete Leyes de Educación desde la Democracia urge ponerse de
acuerdo en las materias, contenidos, evaluación y principios que conforman lo
que es España y sus gentes. Enlazado con esto va el problema y auge de la salud
mental, que afecta a la sociedad en general y por supuesto a la asturiana, y más
a poblaciones jóvenes, en proceso de formación, con desenlaces, a veces,
funestos. ¡Algo pasa…!
Al hilo de todo esto no me sorprende que en los presupuestos
regionales del 2025, una partida importante vaya destinada al apartado de Salud Mental, juntamente con Juventud y Vivienda. Raro es el día que este epígrafe no
aparece en las portadas de los periódicos-recientemente uno titulaba “La oveja
negra de la salud mental”-, y no tiene
nada de sorprendente que abunde este tipo de dolencias en la sociedad actual, etérea,
gaseosa, sin principios, sin certezas, bipolar , variable, de éxito rápido y
goce, sin objetivos a largo alcance, que ha convertido las aulas en un
suplicio, en una tortura en la que educar y formar se hace muy difícil. Y
nuevamente los titulares de prensa nos informan del aumento de la violencia de
género y de su incremento en los sectores jóvenes de la sociedad, menores de
treinta años. ¡Algo no se está haciendo bien!
No es la primera vez que en estas mismas líneas recuerdo que
el verdadero progreso de una sociedad lo da su nivel moral, la responsabilidad
y consciencia de sus dirigentes y de sus ciudadanos, y en la actualidad ha
quedado demostrado la diferencia entre autoridades y pueblo, que ha llevado a
que, con motivo de la DANA valenciana, circule una frase muy expresiva y cierta
que dice que “El pueblo salvó al pueblo”. Nuestro nivel moral es francamente
mejorable y de ello hay abundante documentación, y esta mejoría debe darse en
todos los ámbitos de la sociedad, familias, aulas, parroquias, - es muy
importante educar a nuestros hijos en un sentido trascendente de la vida - medios
de comunicación, redes sociales... Es responsabilidad de todos crear ámbitos de
convivencia armónicos, solidarios, equitativos, que integren y estimulen, que
faculten para un futuro más humano y mejor.
Este verano en una clarividente homilía el sacerdote hablaba
del sacramento de la alegría para referirse a la Confesión. ¿Quizás si hiciéramos más
meditación personal no acudiríamos tanto al sicólogo? El periodista asturiano
Joaquín Manso en su columna semanal hizo
suyas las palabras de la periodista Ecce Temelkuran que escribió que los
demócratas tenemos por delante la tarea de “restaurar la confianza en la
política” . Yo, hoy, cuando escribo estas palabras recuerdo unas de la “Carta
de San Pablo a los Romanos” que dice:”¡Qué hermosos son los pasos de los que
anuncian buenas noticias! ¡Ojalá sea posible cuanto antes!
José
Antonio Noval Cueto.
P.D El pasado domingo, 24 de noviembre, el escritor Javier Cercas ha ingresado en la
Real Academia de la Lengua, para ocupar el sillón ‘R’ y en su discurso ha criticado a los
escritores” idiotas” y que “un idiota es
quien no se ocupa de la política”. Palabras muy en la línea de Ortega y Gasset
cuando denunciaba la inoperante y destructiva “viaje política” y que ya, a
principios del siglo XX, decía que “
quien no sabe de política es tonto y quien todo lo politiza más tonto todavía”.
Esta semana en la crónica política me encontré con la palabra “caquistocracia”
o gobierno de los peores que anoté en mi Agenda.