sábado, 2 de noviembre de 2024

“Llora ,guitarra, llora…”("La Nueva España Digital de Siero, 3-XI-2024")

 

Desde la noche del pasado martes cualquier palabra que se escriba o diga en esta nuestra querida tierra, en España, se impregna de llanto, dolor y lágrimas. Motivo: Dana en Valencia y alrededores… Los titulares de prensa no paran de incrementar el número de víctimas, de desaparecidos y hoy, cuando escribo estas letras, en directo, “La Nueva España” comunica que el Gobierno enviará a Valencia 5.000 militares y un buque de la Armada. Desde cualquier parte de España, desde la misma Asturias, la solidaridad se ha hecho presente desde el primer momento. Afortunadamente es más la gente buena que la mala, que la indiferente, que la insensible o que la inhumana que aprovecha la desesperación para hacer rapiña, pero son los menos y merecen la reprobación de todos; por el contrario, la riada de voluntarios que arriesgan sus vidas por salvar las de otros y  que ha obligado a las autoridades de la Generalitat , desbordadas ante tan explosión solidaria,  a tomar medidas y limitar su movilidad en aras de una mayor eficacia, evidencia la temperatura moral de una ciudadanía comprometida, que hace lo ajeno suyo y ayuda donde sea menester y para lo que sea menester, sin escatimar esfuerzos, ayudas y riesgos.

 Nos ponemos en la persona de los afectados y no damos crédito, creemos que es un mal sueño, una pesadilla. Nos parece imposible que en plena época de los algoritmos, de la Inteligencia artificial, cuando parece que la Técnica controla y domina el Mundo, de improviso, en vísperas del puente de “Todos los Santos”, cuando se las prometían felices ,turistas,  hoteleros y hosteleros, de repente, casi sin mediar aviso, nos encontremos con que esa “Gota fría”, que pasa de los 90 litros/ metro cuadrado previstos por la AEMET el domingo, 27 de octubre,  a los más de 400 litros/metro cuadrado en la tarde del martes, 29 de octubre, y ha generado el pánico y dolor que todos  visualizamos en esas imágenes apocalípticos, propias del fin del mundo,  que parecen más diseñadas por la fantasmagórica ficción del  Halloween  que  por la propia realidad.

¿Cómo puede pasarnos esto a nosotros, un país de la UE, con alto nivel de vida, que recibe emigrantes y que ha llegado a pensar que con pagar un seguro (de hogar, de coche, de vida…) estamos libres de cualquier   contingencia o infortunio? Lamentablemente, por desgracia, la realidad, la propia naturaleza se encarga, de vez en cuando, de decirnos lo equivocados que estamos. La seguridad que se nos vende no existe. Que no somos nada, que somos tan frágiles que hasta el agua nos zarandea, domina y anega, y que en palabras del Salmo 24(23) se nos recuerda:” Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella, el mundo y todos sus habitantes, porque Él la fundó sobre los mares…”. Somos humanos y aplicamos la lógica humana a todo lo que nos ocurre, pero episodios como éste no la tienen, sólo nos queda acudir a explicaciones genéricas que intentar dar respuesta a nuestras limitaciones: : ¿Cambio climático? ¿Dana?...

Ante situaciones tan inexplicables como éstas, hay que ir pasito a pasito, y ahora lo que toca es resolver, rescatar, ayudar, recobrar   la esperanza, el ansia de vivir, salir a flote; en resumen, recuperar la normalidad, que todos sabemos que no va a ser cosa de un día, sino de muchos y de muchos esfuerzos y para ello debemos contar con el apoyo de todos - los españoles de cualquier región ya lo estamos haciendo-. Conseguida ésta, la razón, el sentido común nos obliga a evitar que situaciones como éstas se vuelvan a producir, y para ello tenemos que analizar con rigor lo ocurrido: Aciertos, errores, carencias, necesidades... Es el momento que hable la ciencia, el rigor, el análisis, y para ello se necesita la máxima libertad, información y transparencia, y una de vez diseccionado el fenómeno tomar las medidas e inversiones necesarias que eviten tragedias tan desmedidas como éstas , y si hubiera que depurar alguna responsabilidad que se haga, pero repito, que la Ciencia, con mayúscula, trabaje, y que la política se recluya en sus cuarteles. ¿Será mucho pedir? En la mente de todos está lo ocurrido a principios de octubre , concretamente el 10 de octubre en las costas de la Florida ante la llegada del huracán Miltón y cómo  la colaboración estrecha entre el gobierno de Joe Biden y el gobernador republicano de La Florida, Ron Desentis, hicieron que el desenlace no tuviera las dimensiones que se temían.

Nuevamente el pueblo ha estado por encima de la clase política y pruebas evidentes de ello las tenemos desde el primer momento, tarde noche del martes; no así la clase política gobernante que ha preferido aprobar el nuevo Reglamento de la Televisión española – que asigna a cada consejero, quince en total,  100.000 euros anuales hasta 2030- que suspender el Pleno del Congreso del 31 de octubre como pedía el resto de la clase política, en solidaridad con la tragedia que en ese momento se vivía en el Levante español. La fotografía del ministro Óscar López Agueda, ministro para la Transformación Digital y de la Función Pública, solo en la bancada azul del Gobierno lo dice todo, y más aquellas palabras de la Portavoz de Podemos, Aína Vidal de que “los diputados no están para achicar agua”….¡¡¡Llora, guitarra, llora!!!.

Por último un ruego. Lo que ha ocurrido en Levante puede pasar en otras partes de España. Tomemos precauciones.

 

                                                   José Antonio Noval Cueto.

 

P.D Nuevamente son de actualidad aquellas palabras de los burgaleses al paso del Cid hacia el destierro: “Dios que buen vasallo , si hubiera buen señor…” El pueblo de Valencia, como afectado, y el resto de España como samaritano han demostrado que son buenos vasallos, de excelente nivel moral. Esperemos que los que gobiernan reciban su aplauso.




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