Publicado en "La Nueva España" ( 8 de agosto de 2.013)
De
un día para otro un nombre, un pueblo, una curva, quedará presente en la
memoria de los españoles, no sólo de los gallegos, y todo debido a sucesos que
uno quisiera que no hubieran ocurrido, pero el 24 de Julio, víspera de la Fiesta del Apóstol, a las
20:40 horas un tren Albia, que transportaba a 218 pasajeros, había escogido que
A Granderia, en el pequeño pueblecito de Angrois, se convirtiera en tumba de 78
personas y desesperación del resto de los pasajeros, especialmente de los 81
que aún permanecen ingresados, de los que 31 están en situación crítica. Esta es
la cruel realidad, independientemente de los motivos o causas que hayan
originado la tragedia.
A
partir de este momento los vecinos de Angrois saben que el nombre de su aldea
será recuerdo de muerte, de tragedia, de
llanto, y figurará dentro de las Anales de Tragedias de los ferrocarriles
españoles, en el apartado de accidentes de trenes de alta velocidad. Seguro que
hubieran preferido que su pueblo fuera conocido como cuna de algún artista o
deportista famoso, como lo es Tuilla,
por David Villa, Lugo de Llanera por Santi Cazorla, Limanes por el Tarangu u
Oviedo por Fernando Alonso…pero la
Muerte , sin dar opción a treguas, negociación o canje,
esperaba a sus víctimas en Angrois, en la curva A Grandeira.
Ocurrida
la tragedia, la imagen que nos han traslado los vecinos de la localidad es
difícilmente superable, pues cada uno de los casi
300
vecinos del pueblo hizo de bombero, enfermero, sicólogo y con una entrega
titánica llevaron auxilio, ayuda, tranquilidad, esperanza a quienes habitaban
en los vagones del miedo, del terror, de la muerte. Hicieron lo posible y lo imposible para mitigar el horror y todo sin medir
riesgos ni cautelas, ante la presencia de vagones que se convertían en
fuego, en humo, en explosión, en muerte.
Los
vecinos de Angrois nos han dado un ejemplo de tanta altura humana, de tanta
solidaridad, de tanta entrega en pro de los accidentados, heridos,
desconsolados, que en momentos tan dolorosos como los que vivimos, de un luto
generalizado en Galicia y España, me han hecho comprender que son un gran
pueblo que han escrito una de las páginas más impresionantes y humanas de la historia de
Galicia, de España, y es que ante la desmesura del dolor humano, ante la lógica
desesperación de todo accidentado, han puesto todos los medios disponibles que
tenían, incluida la imaginación, para llevar ayuda, alivio, comprensión y esta
es la parte que quiero destacar en un día como hoy, donde el horror de lo
vivido aún invade nuestra mente y donde nuestra lógica humana balbucea la
típica pregunta de : ¿Por qué?
José Antonio Noval Cueto
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