sábado, 20 de julio de 2013

“Un poco de sentido común…”


No hace mucho un amigo me envío por Facebook la fotografía de sus padres, octogenarios, fallecidos hace algún tiempo, y le contesté con un pequeño mensaje que decía: “ Tus padres, forman parte de esa generación de personas que con su trabajo y conducta han levantado España”, y contesté de esa manera pronta y rápida, porque al ver su fotografía, me recordó a mis padres y a otras muchas personas, que con estudios básicos y mucho trabajo  tuvieron el sentido común suficiente para saber que el futuro de sus hijos, de sus familias, de los pueblos, dependía de la educación, y se esforzaron y renunciaron a lo que fuera necesario con el objetivo que sus hijos se prepararan y pudieran hacer realidad sus ilusiones, sus proyectos, pues sabían que estudiar, prepararse, era el mejor instrumento para lograr un auténtica igualdad de oportunidades y una importante promoción social. Eran los tiempos en que los mineros asturianos querían para sus hijos un futuro que no pasara por la mina y unido a esto era también la época en que la consideración social del profesorado era alta, aunque sus sueldos fueran parcos.

Hoy un siglo después de aquella España que reclamaba “pan y escuelas”, nos encontramos con una sociedad muy centrada en sí misma, en la cultura de lo provisional, del momento, en la idea que el que venga detrás que se defienda, y , por desgracia, la insolidaridad entre las generaciones que forman España empieza a abrirse paso en España, y la mejor prueba la tenemos en el altísimo índice de paro entre los jóvenes menores de 25 años del Principado que en el año 2.012 alcanzó la terrorífica cifra del  53’38%, y eso que nunca hubo generación de adolescentes que tuviera más oportunidades y medios para formarse, pero algo se ha hecho mal o  se debe estar haciendo mal cuando leemos que la Junta General del Principado a principios de Julio  ha tomado la decisión de considerar a los profesores “como autoridad pública” para lograr  un mínimo de orden y disciplina en las aulas, cuando comprobamos, con asombro, que a pesar de los incrementos económicos que ha tenido la Educación en nuestra Autonomía, tenemos un abandono escolar del 21’9% o cuando se nos dice que el % de jóvenes, menores de 25 años, que ni trabajan ni estudian asciende al 20,9%...o cuando se nos dice que Asturias está en la cola del emprendimiento.

Y el error creo que tiene dos fundamentos principales. Primero un planteamiento educativo que busca o buscaba complacer a los nuevos ciudadanos presentándoles una vida sin problemas, sin esfuerza, donde lo único que importaba era “trabajar, consumir, disfrutar, callar”, donde la base crítica brillaba por su ausencia, la capacidad de pensar se eliminaba, pero esto falla al no haber trabajo y descubrir nuestros jóvenes la auténtica realidad que no es otra que el paro, la frustración, el timo, al reconocer que los postulados educativos que les han dado son falsos, que uno no puede crecer y avanzar sin esfuerzo, sin entrega, sin constancia, que la vida va en serio, que exige compromiso, que debemos aprovechar las oportunidades y éstas exigen una preparación de calidad, real, que no basta la cantidad de títulos, sino la calidad de los mismos y su categoría personal.  ¡Qué con las etiquetas no se vive! Que el estudiante debe conocer la realidad que le rodea y que una herramienta imprescindible para andar por la vida es el sentido común, y éste por desgracia no está sólo en los planes de estudio. Ahora se empieza a hablar y reconocer la importancia de la Educación en valores, antes los objetivos , de todos conocidos, eran otros. Un segundo aspecto relacionado con éste y que ha hecho mucho daño en el mundo educativo es el exceso de cambios legislativos, que han contribuido a que la calidad de nuestra enseñanza haya decaído mucho y sea uno de los problemas actuales que tiene que resolver España si quiere estar entre las naciones punteras de Europa. Así si hubo una sola Ley desde la Primera Ley General de Eduación o Ley Moyano, promulgada el 9 de setiembre de 1.857 hasta 1.970, o año en que se promulgo la llamada Ley General Básica o de Villar Palasí, ¿cómo es posible que desde entonces, desde 1970, hasta la actualidad se hayan ya promulgado siete leyes educativas, incluyendo a la nueva Ley del ministro Wert o Ley Orgánica para la mejora de la Calida Educativa
Si el progreso de los pueblos depende de la calidad de su educación , ¿sería mucho pedir a sus Señorías un poco de sentido común, máxime cuando la media de abandono escolar en España  llega al 28’8%?



                                          José Antonio Noval Cueto

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