" Cuando Carmen quedó quieta
a las claritas del alba...
Barcelona...
Barcelona dando gritos
mandó doblar sus campanas;
y se quedó sin aliento
el compás de la sardana..."
a las claritas del alba...
Barcelona...
Barcelona dando gritos
mandó doblar sus campanas;
y se quedó sin aliento
el compás de la sardana..."
De
todos es sabido que los acontecimientos que ocurren a lo largo de los años,
incluso de un siglo, se deben a pocas personas, los demás , sumisa infantería, sólo asentimos o discrepamos de lo hecho, y
así como la Real Academia
perfila un nuevo diccionario del castellano para el año 2.014, nosotros debemos
ir seleccionando y evocando aquellos hechos o personajes que merezcan nuestro
recuerdo, y esto es lo que ha hecho el Ayuntamiento de Barcelona al declarar el
año 2013 como el “Año de Carmen Amaya”, a pesar de la atmósfera contaminante
que vivimos, y programar una serie de actividades , como el
espectáculo-homenaje a Carmen Amaya, bajo el título de “La Capitana ”, en el Teatro
Nacional de Cataluña, o decretar que en el “Mercat de las Flores” o templo de
la danza, una sala lleve su nombre.
Un
servidor , en la distancia, quiere reverenciar su figura, a través de estas
líneas, que toman su origen en las palabras escuchadas a mi madre, cuando a
raíz de la muerte de la bailaora, me dijo: ¡Se ha muerto la más grande bailaora! ¡Mujer
excepcional y generosa!” En aquel
entonces tanto la radio como la incipiente televisión dieron cumplida noticia
del tema. Multitudes de personas, especialmente gitanos, venidos de múltiples
latitudes de España y de Francia, se dieron cita en Bagur(Gerona) para decirle
adiós a la artista que en la plenitud de su vida se dirigía hacía la Casa del Padre para bailar
con su fuerte zapateo y su perfecto braceo. Tal fue la convulsión que provocó su
muerte que los maestros León y Solano” compusieron aquella bella copla titulada
“ Aquella Carmen” que entre sus letras dice: “Se murió Carmen Amaya y España
entera lloró…Se murió Carmen Amaya y el mundo entero lloró…”.
Hoy,
en el mes de noviembre tan importante en la vida de Carmen, pues un 13 de
noviembre de 1.913 o un 2 de noviembre de 1918 nació (los especialistas dudan)
y un 19 de noviembre de 1.963 falleció, compruebo que no había nada de
exagerado o inmerecido en el lamento del pueblo y de sus seguidores, y que
figuras como Carmen Amaya, apodada La Capitana o también “El Torbellino gitano”, son irrepetibles,
únicas, no en vano su descubridor
Sebastián Gasch dijo que era “Alma, alma pura. El sentimiento hecho carne, y
que como todos los gitanos, ya debía haber nacido bailando”. Revolucionó el
flamenco y lo llevó por todo el mundo, y es que Carmen Amaya,
gitanilla del barrio barcelonés del Somorrostro, fue en aquella época una
importante embajadora nuestra en el exterior, ya en Inglaterra, donde trató a
la misma reina, y generó un bello titular de prensa ”Dos reinas frente a
frente”, o en América donde después de recordar la importancia de las sardinas
para una alimentación sana y equilibrada
y de estancias en Hollywvod, tuvo el privilegio de actuar en la Casa
Blanca , en 1.945, para
el carismático presidente Franklin Rooswelt, y a todo esto hemos de sumar sus múltiples éxitos en toda América latina,
especialmente en el “Teatro Maravillas” de Buenos Aires.
Pero
si esto no fuera bastante para recordar la importancia artística de Carmen,
permítaseme recordar que celebridades del momento como Charles Chaplin, Greta
Garbo, Jean Cocteau, Orson Welles han dicho maravillas de su arte y técnica, y
que el mismo Toscanini dijo: “Yo no he visto una artista con más ritmo ni con
más fuego que tú”. A su muerte estaba en posesión de la Medalla del Mérito
Turístico de Barcelona, había sido nombrada “Hija Adoptiva de Bagur”, localidad
gerundense donde falleció un 19 de noviembre de 1.963, y en su barrio barcelonés de Somorrostro un
monumento “Fuente de Carmen Amaya”, recuerda su figura. Si todo lo dicho hasta
ahora es importante desde el punto de vista artístico, en este proceso de
selección y alabanza que uno pretende no deben quedar en el olvido los aspectos
humanos, que en el caso que nos ocupa habla de una mujer, según testimonios de
la época, “familiar, desprendida…”. Gracias, Carmen, por tu testimonio, que no
es poco, y que tu legado siga vivo, depende de todos.
P.D Por último sólo me queda lamentar que "Mas Pinc", masía propiedad en su día de Carmen Amaya , no sea un Museo donde se evoque a Carmen y al flamenco.
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