jueves, 7 de noviembre de 2013

“No sé qué hacer con mi vida”


Es de todos conocido el tópico que dice que el hombre es ser social por naturaleza y más en esta España nuestra, donde nuestra benigna climatología permite hacer más vida en la calle, más tertulias, más conversaciones, más alterne, incluso sin dinero. De todos es conocido la importancia que tiene la agenda de contactos no sólo par la promoción social, sino incluso para moverse por la vida y si esto ha ocurrido en todas las épocas, más en la actualidad, por muchas redes sociales que surjan y se utilicen. Así basta recordar ese personaje de tan característico de las comedias de costumbres como el peluquero, conocedor de todos los avatares que se daban en su barrio o como en la actualidad la práctica de alguna actividad deportiva o cultural facilita e incrementa la agenda de contactos, que da su juego cuando menos se espera, pues la siembra ya está hecha.. Creo humildemente que no hay profesión donde los contactos no sean necesarios, importantes, hasta el extremo que se puede afirmar que la importancia de un profesional va en relación directa con número e importancia de sus contactos. Así se puede decir que un buen periodista se puede medir por el número de contactos, por el número de teléfonos móviles que tiene en su agenda, o sea por sus fuentes de información, o que la importancia de un despacho de abogados va en relación directa a sus contactos,  sus influencias, de ahí que se hable de “Despacho de Influencias”. De todo se desprende que, en épocas de alarma por las supuestas redes de espionaje que nos cercan, que nos vigilan, no viene mal recordar que “información es poder”, y que en los últimos tiempos hasta el “poder”, del tipo que sea, controla la información e incluso el excesivo silencio.

Si antes los salones de peluquería aireaban mucha información , ahora el uso abusivo e innecesario de los teléfonos móviles, en todo momento y lugar, además de causar una contaminación acústica innecesaria , - recuerdo un viaje en tren Sevilla- Madrid, donde hubo tal abundancia de llamadas de móviles que no pude concentrarme en la lectura del  periódico-, desvelan las preocupaciones y obsesiones del vecino de a pie, por ello ahora
que tanto se habla de la conveniencia que el político pise calle, deambule por su ciudad, sería recomendable que éstos hicieran más uso del transporte público, llámese metro, tren de cercanías o autobús de línea.¡Qué ganas tengo de ver al diputado o al senador de turno en una estación de tren o de autobuses…! , pues, por mucho que hablemos de crisis, de austeridad, los políticos no se dejan ver en el transporte público más humilde, más cotidiano, tren o autobús, lo más por algún que otro aeropuerto, y eso que los tienen gratis o les abonan los gastos.

Es inoportuno ir en un tren o autobús de largo recorrido y padecer la verborrea de ejecutivos , amas de casa angustiadas o de vanidosos imprudentes, pero uno, al borde de la desesperación, comprende que las circunstancias mandan y que los tiempos han cambiado, y a veces, es verdad, hasta una llamada de móvil oportuna puede evitar una desgracia. A veces la conversación de tus compañeros de pasillo es muy clarificadora del momento que vivimos. Así, no hace mucho, en el trayecto de línea Oviedo-Pola, dos jóvenes, próximos a concluir sus respectivas licenciatura universitarias, - al menos eso se desprendía de su charla-,iban contando sus cuitas, sus estancias de “Erasmus” en diferentes ciudades europeas (Londres, Berlín…), los muchos obstáculos que habían salvado gracias a esas becas…Hablaban de exámenes próximos y del negro panorama que presagiaban al terminar sus carreras…Al llegar a su parada y despedirse, uno de los jóvenes dijo, supongo y deseo que sin pensar mucho las palabras que pronunciaba, “que ahora que se acercaba el fin de su carrera, no sabía qué hacer con su vida”…Al oír estas palabras uno queda perplejo, no comprende,¿ cómo es posible que después de una etapa universitaria, después de una holgada mayoría de edad, en plenas facultades físicas y mentales, uno no sepa que hacer con su vida? Alguien lo tendrá que explicar. ¿Es una prueba evidente del desprecio que han sufrido las Humanidades en los últimos tiempos? ¿ Es esto fiel reflejo de la educación que reciben nuestros jóvenes en la actualidad cuando ya tenemos el vergonzante mérito tener la media más alta  de abandono escolar de toda Europa?


                                   José Antonio Noval Cueto.

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