sábado, 6 de septiembre de 2014

“Una lágrima cayó en la arena…”



Este árbol es de mi bosque. Esto piensa uno cuando le comunican noticias poco agradables, o mejor diría, no deseables. Y esto me ha ocurrido a mí cuando el pasado 27 de agosto los medios comunicaron la muerte de Pedro Pubill Calaf, conocido artísticamente como Peret, el creador de la rumba catalana , que después de ejercer de carpintero, tapicero, chatarrero, vendedor de telas, hallo su sitio en el mundo de la música, donde debutó a los 12 años en el Teatro Tívoli, acompañada de su eterna compañera, la guitarra española.

Últimamente, prueba evidente de que el tiempo no se detiene, tengo que hacer esfuerzos para que mis artículos no se conviertan en sollozos, en tristeza o escarabajo de siete patas rotas que diría el poeta, e incluso , a veces, incluso para evadir la tentación no me doy por enterado o silencio el tema, muy a pesar mío. Pero ante la muerte de Péret mi pluma tiene que escribir algo, no puede permanecer callada, lamenta su muerte, pero quiere ser agradecida, pues en esa caja llena de cantos, que es la vida, mi vida, cualquier vida, están sus canciones y precisamente una de éstas “”Una lágrima cayó en la arena”, canción del verano de 1.968, da título a este artículo. El fenómeno Péret y su rumba catalana cobra aún  más importancia si recordamos que estábamos en  pleno auge del turismo, años 70 y que la influencia de la música pop, rock y de los cantantes de habla inglesa era enorme, pero aún así la rumba y Péret se abren paso y en 1.971 su canción “Borriquito como tú…” se coloca entre los números uno en ventas en muchos países europeos, y poco después en 1.974 representa a nuestro país en Eurovisión con su canción “Canta y sé feliz” . Otras muchas canciones de éxito han sido: “Belén, Belén”, “Gitano Antón”, “El muerto vivo” “ La fiesta no es para feos”  etc …Todas sus letras eran tarareados por los jóvenes de entonces y en todos los bailes, después del obligado “pop, rock..”, venían las canciones alegres y pegadizas de Péret, con las que muchas veces acaba la sesión.

El padre de la rumba siempre que hablaba de sus influencias y con esa humildad que siempre desprendía, reconocía la deuda que la misma tenía con la música cubana y el rock, sin olvidar la gracia, garbo y salero que ponía  Péret en sus actuaciones, que eran un deleite para el oído y también para la vista, así sus piernas que se cruzaban al  ritmo de su canto, sus inesperadas medias-vueltas para animar al coro de palmeros o de bailarines, sus manotazos a la guitarra para añadir percusión- la técnica que hoy se llama de la ventilación- . No acaban aquí sus muchos méritos, también han sido muchos los detalles que han enseñoreado su vida, y uno de ellos tuvo lugar el pasado 30 de julio cuando en rueda de  prensa al  comunicar su cáncer de pulmón  nos hablaba de su disposición a combatir, pues decía “No era yo quien cantaba que era preferible reír que llorar y que así la vida se debe tomar”, y con esa generosidad que siempre le ha caracterizado concluía de la siguiente manera  “ Quisiera enviar un abrazo a toda la gente que en estos momentos se encuentra  en una situación similar, os quiero de corazón. Con nuestra fuerza, saldremos adelante”. Desgraciadamente no fue así, pues como decía Jorge Manrique: "Querer hombre vivir, cuando Dios quiere que muera..."

Supongo que uno de los momentos más emotivoss vividos por Péret tuvo lugar en la clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1.992, cuando al interpretar su canción “Gitana hechicera”, dedicado a Barcelona, nos recordaba que “Ahí está esa hechicera gitana / con su poder te llenará de ilusión./ También cambiará tu vida / pues sus hechizos son buena suerte, / salud, amor y fortuna/ si se los pides con devoción…” y “para el mar de amores: rumbas y flores”.

Hoy , 6 de setiembre de 2.014, cumplida mi obligación, os recuerdo que aquel niño nacido en el campamento gitano de Los Corrales (Mataró) un 24 de marzo de 1.935 está en posesión de la Cruz de San Jordi, es Hijo Predilecto de Mataró y el gobierno de España le concedió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes en el año 2.011. No es poco mérito para un autodidacta. Otros, últimamente, tienen que devolverlas  Mientras sus canciones sigan sonando, digamos  :”No estaba muerto, estaba de parranda…”


                                                                José Antonio Noval Cueto.

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