sábado, 14 de noviembre de 2015

“Mi Transición española”


A pesar del título, lejos de mi tener protagonismo en este escrito que surge de la necesidad de alertar, especialmente a los más jóvenes, de la importancia que ha supuesto para España este tiempo político llamado como Transición, que toma su inicio a raíz de la muerte de Franco, en noviembre de 1975.

Puede sorprender que uno se atreva a escribir sobre algo de lo que se ha divulgado mucho, casi diría todo, pero   , a veces, uno comprueba con asombro que  cosas, temas o hechos que uno da por conocidos, para los más jóvenes no lo son, y esto me paso hace unos días en una comida con colegas de profesión, pero  de  mucho más jóvenes, nacidos después de los 80.

No hay duda que el atractivo de una buena comida no consiste sólo en saborear unos platos bien elaborados, regados con un buen vino, sino también acompañarla de una conversación amena sobre los temas más variados y que interesen a todos. Y en esas estamos  cuando surgen los siguientes asuntos:  fútbol  , vacaciones,  fin de semana, política, impuestos, problemas del trabajo … La ventaja que tiene compartir mesas con personas jóvenes, vitales, dinámicas, es que te trasladan su optimismo, su manera de vivir, que si bici de montaña, padell, alpinismo, atletismo, baile de salón…; de enfermedades no se habla, no toman el sintrón . La sobremesa se alargaba al hilo de Benitez, Luis Enrique, Cristiano, Messi, votaciones, corrupción y si la Transición sí o no… Y no tiene nada de sorprendente que surja este tema, ahora que algún líder de izquierda y algunas fuerzas emergentes la cuestionen e incluso lleguen a descalificarla y presentarla como un pacto urdido a espaldas del pueblo, que si en origen pudo darse, el desenlace de los hechos ha demostrado fehacientemente que no es cierto, y permítaseme recordar las palabras de un hombre clave de la época como  Santiago Carrillo que dice “La Transición no fue un regalo generoso de los franquistas. Fue conquistado por el pueblo a lo largo de muchos años de lucha y resistencia…”.

Si ellos tienen ilusiones, ambiciones, proyectos; uno tienen experiencias, recuerdos y esto se ha puesto  en evidencia al abordar el tema de la Transición y el día a día de la misma y los años previos, y lo que sí me sorprendió es que a pesar de la abundancia de libros y ensayos sobre la materia,  hay  cosas cotidianas de la época que no se conocen  como la implantación del calendario universitario de Julio Rodríguez, el llamado calendario juliano - ahora que la Consejería de Educación ha presentado la propuesta para debate de un nuevo calendario escolar- que hizo que el primer curso de carrera empezara en todas las facultades en enero de 1974, con la intención de hacer coincidir el año natural y el académico; el movimiento reivindicativo de los PNN (Profesores no numerarios) , o la tensión política que se vivía en las aulas, especialmente en las Facultades de Letras, Derecho, Medicina… donde no era extraño encontrarse en los vestíbulos o en los pasillos  a  grupos de extrema derecha, los llamados “ guerrilleros de Cristo” que quitaban carteles de los tablones de anuncios o amedrentaban con cadenas y gritos…Quien les habla también recuerda la repercusión del llamado enero negro o asesinato de los abogados de Atocha, una 24 de enero de 1977, compañeros de la actual alcaldesa de Madrid o la tensión generada con la legalización del Partido Comunista en la Semana Santa de 1997, concretamente el 9 de abril, Sábado Santo . En este breve recuerdo no olvido los permisos militares de fin de semana Oviedo-Madrid y regreso, en los autocares Braña, y como uno de ellos al bajarme de madrugada en el Paseo de la Florida pasaban los tanques del ejército. La prensa del día alertaba del intento de sublevación militar conocido  como Operación Galaxía…. ¿Alguien puede defender que todos estos hechos y hasta el mismísimo 23-F eran fruto de un pacto, de un acuerdo, de una mera puesta en escena? La respuesta es no, y seguro que omito hechos  que pueden ahondar más en lo que estoy diciendo. No hace mucho el periodista Miguel Ángel Aguilar al hablar de la Transición decía : “Vivíamos en un tobogán, en una montaña rusa, con el estómago en la boca, entre los terroristas y los golpistas que pensaban : cuanto peor, mejor. Ni la izquierda rompía con ETA ni los militares se reconciliaban con la idea de una Constitución, por la que sentían todo el recelo del mundo…”

Hechas estas consideraciones no viene mal recordar que el gran enemigo del hombre es el hombre mismo, que no somos perfectos, que tenemos fallos, que solemos caer setenta veces en la misma piedra, llámese  ambición , vanidad, riqueza, poder, y no tenemos la humildad suficiente para reconocer el error y rectificar, y eso sí que es lo que demandan los tiempos actuales, entonar el mea culpa, hacer los cambios que sean necesarios e ilusionar a un pueblo que ha escrito una de las páginas más importantes de la historia de España y dejar de escudarse en el sistema, llámese Transición, para justificar los muchos errores que a título individual o como partido se hayan cometido en este periodo.

Todo esto no hubiera podido lograrse si no hubiera existido una ingeniería jurídica que diseñada por el Presidente de las Cortes y profesor del Rey, Don Torcuato Fernández-Miranda, y mediante el principio  de “la ley a la ley”, facilitase el paso de un sistema autoritario a un régimen monárquico parlamentario, en la persona de don Juan Carlos de Borbón, de cuyo nombramiento se cumplen cuarenta años el próximo 22 de Noviembre de 2015.

De todo se desprende que demos al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios, o dicho en romance paladino, que cada palo aguante su vela y no olvidemos lo que nos decía la llamada Musa de la Transición, la bella  Carmen Díaz de Rivera: “La solución está en nosotros mismos, en los ciudadanos. Sobre todo, en esos jóvenes españoles, que han de aprender del pasado para no cometer los mismos errores que sus mayores”


                                        José Antonio Noval Cueto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario