Quien le iba a decir a
San Gorik Gaugerico que al construir una pequeña capilla en una isla del río
Zenne se formaría en torno suyo un asentamiento que con el correr de los
tiempos sería la actual “Brosella” o Bruselas, sede del parlamentarismo europeo
y noticia permanente en España, en Europa y de vez en cuando en EEUU, y no por las ceremonias de emancipación (1515)
y de abdicación(1555) de Carlos de Gante o Carlos I de España y V de Alemania
para nosotros, celebradas en el Aula Magna del Palacio de Coudenberg (Bruselas),
ni por las luchas y conquistas del Duque de Alba,
sino por la acogida, residencia o posada de utópicos independentistas
catalanes, con buena cartera y poca o ninguna ley, a
no ser sus deseos o caprichos.
Las imágenes que día tras día nos llegan de Bruselas, de
Lovaina y últimamente de Waterloo …me trasladan a mi infancia , cuando allá por
los años 60, algunos de mis amigos y compañeros de escuela – del curso de doña
María Luisa, a quien ya metido en canas aún recuerdo con agrado – abandonaron su
Lugones natal y se fueron con sus familias en busca de un futuro mejor a
Bélgica, Francia, Holanda, Alemania, Suiza… – era la época de la emigración
española a Europa- . A algunos no los he vuelto a ver y a otros , ya de vuelta, me los han tenido que presentar,
pues ya no los conocía, y eso que solían venir de vacaciones en verano. Con el paso del tiempo y ante la cantidad de
asturianos allí residentes se creó un Centro Asturiano con gran vitalidad. Creo
que nunca se ha reconocido y agradecido bastante la importancia que tuvo la
emigración en el despegue económico de
España. Para conocer mejor el problema aconsejo la lectura de la obra de teatro
de Lauro Olmo “La Camisa”, estrenada precisamente en 1962.
Ya metidos en la Transición y después de nuestro ingreso en
la Comunidad Europea se organizaron visitas para conocer Estrasburgo y Bruselas,
y mostrarnos el funcionamiento y la
importancia de la Unión en un mundo tan global, y con idéntica finalidad entre
otras muchas, se crearon las Becas
Erasmus que ya están en su 30 edición. No tengo reparos en deciros que nunca he
estado en Bélgica, aunque tuve oportunidades para ello, y es que uno es muy
apegado al terruño, pero sí puedo deciros que aquel espejismo belga de progreso, riqueza, vacaciones,
Ford Capri, minifalda, transgresión,
música , libertad… se ha diluido y a
ello han contribuido dos noticias que me
han reconocer que no es oro todo lo que reluce,
y me refiero a : 1/ La falta de seguridad y negligencia que han puesto en evidencia los atentados
islamistas, y eso que las principales instituciones europeas están allí . 2/ La inseguridad jurídica que preside el
acontecer belga. Es difícil de entender, para un no jurista como yo, que después de los abusos y atropellos
cometidos en España y contra los
españoles, los responsables de los mismos circulen libremente por un territorio de la Unión, concretamente por la
que se considera su capital, prueba evidente de lo endeble que es esta Europa,
cuando ni proteger puede a uno de sus
aliados.
Han pasado algunas décadas y España ya no es la nación
plebeya que suplía las carencias serviles de otros estados europeos. Hoy
podemos tratarlas de tú a tú, y nosotros, los españoles, somos parte de esa
avanzadilla europea, por mucho que nuestro pesimismo clásico y nuestros
complejos de inferioridad no lo quieran reconocer y más se podría lograr si no
perdiéramos el tiempo rastreando identidades como si fuéramos un país africano,
y es que desde 1492 a la actualidad ya hemos tenido tiempo para saberlo. Por
último sólo pediría que un poco más de investigación – garantía auténtica de
progreso- y un poco menos de fútbol.
José Antonio Noval Cueto
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