viernes, 16 de febrero de 2018

“Nun son hores…”


El pasado 10 de febrero, el mismo día que se cumplían ciento treinta y dos años de la apertura de la Residencia de Ancianos Nuestra Señora de Covadonga de Pola , este periódico publicaba una noticia no esperada y menos deseada,  triste, y es que , después de cincuenta y tres años de andadura,  la Peña Bolística “Los Tilares” dejaba de “cuatrear”, desaparecía.  En pleno campaña en defensa y potenciación del área central asturiana – ya hace años se nos prometió llevar el tranvía, creo que soterrado,  hasta la Urbanización de la Fresneda- uno de los emblemas de la identidad asturiana, una de las capillas más famosas de la cuatreada asturiana, la peña bolística Los Tilares dejaba de jugar, no tiraba “bola”.

Y es esa noticia inesperada la que provoca estas letras que tienen el doble fin de reconocer el trabajo realizado y agradecer los muchos momentos allí vividos, que nunca desaparecerán, irán conmigo, pues en un ambiente donde reinaba la cercanía y la naturalidad uno siempre se encontraba bien , y a ello se dedicaban todos, desde su presidente, Maxi,  sus excelentes y esforzados colaboradores y los mismos socios, todos pendientes de que nadie se viera desplazado. Recuerdo que la primera vez que asistí al Día del Socio de la Peña, a finales de los 90, fue en la sede original , en el bar de La Rasa, donde entre culete, pinchu, charla y canción el día se nos escapaba de la mano. Allí tuve el privilegio de escuchar por primera vez – por aquel entonces la tonada estaba alicaída, apagada, diríamos que no cotizaba  – a una joven adolescente, que me impresionó con la fuerza de su voz y las ganas con que cantaba, su entusiasmo, que me hacía presagiar que el día en que nos tomáramos en serio la tonada, hablaríamos de ella, y afortunadamente así es. Me refiero a la cantante casina Anabel Santiago. Siempre han “maridado” bien los bolos, la sidra y la toná . Da la impresión que se necesitan, que no se entienden unos sin los otros, y más en aquellos tiempos   .

Después, por motivos que todos conocemos, la peña tuvo su sede y bolera en el nuevo Centro Social de Carbayín Alto, y allí  también viví  momentos muy agradables, desde la emoción y expectación por ganar una reñida partida al tirar de rebote el “biche”, a la agradable conversación sobre los temas más variados, algún que otro pasodoble  y siempre la toná como telonera. Estaba entre amigos  que dedicaban su mucho o poco tiempo a los bolos, el deporte de Asturias y que no siempre ha tenido el apoyo y consideración que necesitaba y aún necesita, aunque afortunadamente se ha mejorado en los últimos años, y vemos por el horizonte nuevas promociones de jóvenes y prometedores jugadores de bolos. Auge que debe  mucho a su antiguo presidente, amante y jugador de bolos Desiderio Díaz, que los llevó a todos los lugares y rincones del Planeta, a todas las esferas y capas sociales, escuelas, colegios y a la misma TPA  . Siempre le dije que el día que se juegue a los bolos como al golf,  tendríamos garantizado su futuro, y eso sólo es cuestión de paciencia ,de perseverancia, de identidad, de pérdida de prejuicios, y en especial de sentirse orgullosos de ser asturianos, digamos “ye” o “es”…

 Y es que si hiciéramos caso a Sancho Panza cuando le dijo al duque que cuando sea gobernador de la Ínsula y por  aquello de que el “buen gobernador debe tener la pierna quebrada y en casa…  sólo pensaba en entretenerse en jugar al triunfo envidado las pascuas, y a los bolos  los domingos y fiestas….”, otro gallo nos cantaría y hoy no tendríamos la agonía, afonía y atonía  que padecemos.

Han pasado más de cuatrocientos años de aquellas palabras cervantinas y afortunadamente sigue habiendo caballeros esforzados que siguen jugando a los bolos, y de ello han dado buen testimonio los integrantes y socios de la Peña Los Tilares, que han potenciado y divulgado este deporte tan nuestro  y que estoy seguro seguirán practicando hasta el fin de sus días, aunque  sea en privado. Antonio, ¡guárdame bien les boles, que mañana vengo!.

Hablar de los bolos  , en sus diferentes modalidades, es evocar una de las páginas más bonitas y fraternas de nuestra  historia  como acertadamente documentan Cervantes , Jovellanos…y testimonian casi todas las parroquias de Asturias y de Siero, cuna del mítico Cajetilla , el Ronaldo o Messi de la época. A mi me evoca mi Lugones de infancia con sus boleras del Bar Lugones, Casa Benito y la Casa Antonio en la carretera de Viella, y a jugadores como Albino, Rubén, José el de Aurelio...

Cuando uno está bien, por muchos años que tenga y cincuenta y tres no son nada,  nunca es hora para marchar y pedir a  Caronte  que nos pase a otra orilla, y así me ocurre a mi hoy, al escribir estas palabras, que me niego a decir “adiós” a esta Peña y es que han sido muchas las jornadas de dicha y felicidad pasadas en vuestra compañía que me acompañarán siempre, vivirán conmigo, y mientras  tanto aún espero que semilla de tan buena calidad , como atestigua vuestro palmares de jugadores y triunfos,  haya quien la recoja y la expanda, pues tesoros de tanta valía humana y deportiva no deben perderse, ya que no abundan.

                       ¡Muchas gracias por todo!


        

                        José Antonio Noval Cueto


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