El pasado 10 de febrero, el mismo día que se cumplían ciento
treinta y dos años de la apertura de la Residencia de Ancianos Nuestra Señora
de Covadonga de Pola , este periódico publicaba una noticia no esperada y menos
deseada, triste, y es que , después de
cincuenta y tres años de andadura, la
Peña Bolística “Los Tilares” dejaba de “cuatrear”, desaparecía. En pleno campaña en defensa y potenciación
del área central asturiana – ya hace años se nos prometió llevar el tranvía,
creo que soterrado, hasta la
Urbanización de la Fresneda- uno de los emblemas de la identidad asturiana, una
de las capillas más famosas de la cuatreada asturiana, la peña bolística Los
Tilares dejaba de jugar, no tiraba “bola”.
Y es esa noticia inesperada la que provoca estas letras que
tienen el doble fin de reconocer el trabajo realizado y agradecer los muchos
momentos allí vividos, que nunca desaparecerán, irán conmigo, pues en un
ambiente donde reinaba la cercanía y la naturalidad uno siempre se encontraba
bien , y a ello se dedicaban todos, desde su presidente, Maxi, sus excelentes y esforzados colaboradores y
los mismos socios, todos pendientes de que nadie se viera desplazado. Recuerdo
que la primera vez que asistí al Día del Socio de la Peña, a finales de los 90,
fue en la sede original , en el bar de La Rasa, donde entre culete, pinchu,
charla y canción el día se nos escapaba de la mano. Allí tuve el privilegio de
escuchar por primera vez – por aquel entonces la tonada estaba alicaída,
apagada, diríamos que no cotizaba – a
una joven adolescente, que me impresionó con la fuerza de su voz y las ganas
con que cantaba, su entusiasmo, que me hacía presagiar que el día en que nos
tomáramos en serio la tonada, hablaríamos de ella, y afortunadamente así es. Me
refiero a la cantante casina Anabel Santiago. Siempre han “maridado” bien los bolos, la sidra y la toná . Da la impresión que se necesitan, que no se entienden unos sin los otros, y más en aquellos tiempos .
Después, por motivos que todos conocemos, la peña tuvo su
sede y bolera en el nuevo Centro Social de Carbayín Alto, y allí también viví
momentos muy agradables, desde la emoción y expectación por ganar una
reñida partida al tirar de rebote el “biche”, a la agradable conversación
sobre los temas más variados, algún que otro pasodoble y siempre la toná
como telonera. Estaba entre amigos que
dedicaban su mucho o poco tiempo a los bolos, el deporte de Asturias y que no
siempre ha tenido el apoyo y consideración que necesitaba y aún necesita,
aunque afortunadamente se ha mejorado en los últimos años, y vemos por el
horizonte nuevas promociones de jóvenes y prometedores jugadores de bolos. Auge
que debe mucho a su antiguo presidente, amante
y jugador de bolos Desiderio Díaz, que los llevó a todos los lugares y rincones del Planeta,
a todas las esferas y capas sociales, escuelas, colegios y a la misma TPA . Siempre le dije que el día que se juegue a
los bolos como al golf, tendríamos
garantizado su futuro, y eso sólo es cuestión de paciencia ,de perseverancia, de
identidad, de pérdida de prejuicios, y en especial de sentirse orgullosos de
ser asturianos, digamos “ye” o “es”…
Y es que si hiciéramos
caso a Sancho Panza cuando le dijo al duque que cuando sea gobernador de la Ínsula
y por aquello de que el “buen gobernador
debe tener la pierna quebrada y en casa…
sólo pensaba en entretenerse en jugar al triunfo envidado las pascuas, y
a los bolos los domingos y fiestas….”,
otro gallo nos cantaría y hoy no tendríamos la agonía, afonía y atonía que padecemos.
Han pasado más de cuatrocientos años de aquellas palabras
cervantinas y afortunadamente sigue habiendo caballeros esforzados que siguen
jugando a los bolos, y de ello han dado buen testimonio los integrantes y
socios de la Peña Los Tilares, que han potenciado y divulgado este deporte tan
nuestro y que estoy seguro seguirán practicando
hasta el fin de sus días, aunque sea en
privado. Antonio, ¡guárdame bien les boles, que mañana vengo!.
Hablar de los bolos , en
sus diferentes modalidades, es evocar una de las páginas más bonitas y
fraternas de nuestra historia como acertadamente documentan Cervantes ,
Jovellanos…y testimonian casi todas las parroquias de Asturias y de Siero, cuna
del mítico Cajetilla , el Ronaldo o Messi de la época. A mi me evoca mi Lugones de infancia con sus boleras del Bar Lugones, Casa Benito y la Casa Antonio en la carretera de Viella, y a jugadores como Albino, Rubén, José el de Aurelio...
Cuando uno está bien, por muchos años que tenga y cincuenta y tres no son nada, nunca es
hora para marchar y pedir a Caronte que nos pase a otra orilla, y así me ocurre a mi
hoy, al escribir estas palabras, que me niego a decir “adiós” a esta Peña y es que han sido muchas las jornadas de dicha y felicidad pasadas en vuestra compañía que me acompañarán
siempre, vivirán conmigo, y mientras tanto aún espero que semilla de tan buena
calidad , como atestigua vuestro palmares de jugadores y triunfos, haya quien la recoja y la expanda, pues
tesoros de tanta valía humana y deportiva no deben perderse, ya que no abundan.
¡Muchas
gracias por todo!
José Antonio Noval Cueto
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