Siempre he dicho que hay mucha información que no se airea y
que es muy necesaria, y esos contenidos los puede uno encontrar donde menos se
espera, y especialmente en periódicos y revistas del pasado, que se acumulan
polvorientas y envejecidas en los sótanos o buhardillas de muchas bibliotecas.
Y digo todo esto porque se acercan las elecciones municipales del 2019 y
nuevamente, después de casi ochenta años
del final de la Guerra Civil y casi cuarenta y tres de la muerte de Franco, la
Guerra Civil vuelve a ser protagonista y
basta para ello leer la prensa y las propuestas de las diferentes fuerzas
políticas – recientemente se pedían 213 millones de euros para resolver el
problema del Valle de los Caídos-, con razón decía Gregorio Marañón que las
consecuencias de una guerra civil duraban más de cien años - de la guerra de
Filipinas ya no me acuerdo- . Hace ya unos años creí que el tema se había
resuelto cuando un brillante alumno al contestar una pregunta sobre la novela
de posguerra escribía “guerra civil” con
minúscula, pero estaba equivocado y es que siempre que se avecinan las elecciones resurge, aparece, mueve
sentimientos y votos, sin valorar sus consecuencias y sabiendo que ,
afortunadamente, los tiempos son otros.
Los que no hemos
vivido la guerra civil, pero sí conocemos los testimonios de las personas que la
sufrieron- con sobresaltos continuos , muerte cercana, temor constante - sabemos de sus angustias y zozobras, del dolor
y muerte sembrados, de su resignado
silencio y de su deseo que los tiempos cambiarán, fueran a mejor, y que de una
vez por todos se calmara la bestia, se despejara el campo, reinase la paz.
Esa generación heroica silenció su dolor, frenó su odio, sus quejas, soportó
sus fracasos, sobrellevó sus frustraciones y engaños, coexistió, convivió y después
de tanto penar, su único deseo fue que circunstancias como las vividas no se repitieran y que de una vez por todas , a
pesar de las diferencias, nos entendiéramos. Fue ese ambiente de reconciliación
el que permitió que la Transición iniciara su travesía y persista en la actualidad, a pesar de los
pesares y de las ambiciones desmedidas de algunos y la inercia y frialdad de
otros.
Después de casi ochenta años de la Guerra Civil, después de
leer a los historiadores de la España oficial y del Ruedo Ibérico , o a
escritores como Pemán, Agustín de Foxá,
Gironella, Pla, Ramón J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala…hace ya tiempo
que , quizás por mentiras, contradicciones, dudas, incoherencias …, llegué a la conclusión
de que : “ Vencidos: Todos…” Contenido de una placa conmemorativa que se encuentra en
Mequinenza (Zaragoza), enclave
importante de la Batalla del Ebro.¿Culpables? ¿Todos? La
pregunta que me hago yo y otros muchos se hacen, es si pudo o no evitarse la guerra, y aquí hay
respuestas para todos los gustos, pero casi todos coinciden en que si no
hubiera triunfado la revolución rusa del 17, no
hubiéramos sido un banco de pruebas, como insinúa Leonardo Padura en su
novela “El hombre que amaba a los perros”.
Han pasado casi ochenta años y afortunadamente la situación
actual de España no se parece nada a la de aquella época, pero detecto algunos
peligrosos nubarrones y es que hay
fuerzas políticas más preocupadas de sus propios objetivos como partido que del
bien de todos los españoles y esto debe
ser motivo de preocupación.
Hace unos días me encontré con un artículo publicado en ”La Región”, de Santander, un 19
de abril de 1934, titulado “García Lorca y Rafael Alberti, poetas opuestos”,
cuyo autor omito, del que entresaco los
siguientes párrafos que dejó a consideración del lector por lo sorprendente de
su contenido: “…García Lorca es el gran poeta, el mejor, que sabe interpretar
el ocio burgués y servirlo en libros bien pagados por los explotadores del régimen
capitalista. Sería inútil negar el talento poético de Lorca; pero lo que sí se
puede asegurar es que sus “Bodas de sangre”, como su “Romancero gitano”, en
estos momentos de feroz lucha de clases, como gustan a la burguesía, no pueden
interesar a los trabajadores. Por lo tanto, García Lorca, por ser el mejor
poeta de los burgueses, está frente a la clase proletaria, frente a nosotros…”
¡Sobran palabras! ¡Este era el ambiente de entonces! Por suerte ,hoy no tenemos ese grado de intolerancia y cerrazón.
José Antonio Noval Cueto.
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