martes, 13 de marzo de 2018

“Necesito una explicación…”


Siempre he dicho que hay mucha información que no se airea y que es muy necesaria, y esos contenidos los puede uno encontrar donde menos se espera, y especialmente en periódicos y revistas del pasado, que se acumulan polvorientas y envejecidas en los sótanos o buhardillas de muchas bibliotecas. Y digo todo esto porque se acercan las elecciones municipales del 2019 y nuevamente, después de casi ochenta  años del final de la Guerra Civil y casi cuarenta y tres de la muerte de Franco, la Guerra Civil vuelve a ser protagonista  y basta para ello leer la prensa y las propuestas de las diferentes fuerzas políticas – recientemente se pedían 213 millones de euros para resolver el problema del Valle de los Caídos-, con razón decía Gregorio Marañón que las consecuencias de una guerra civil duraban más de cien años - de la guerra de Filipinas ya no me acuerdo- . Hace ya unos años creí que el tema se había resuelto cuando un brillante alumno al contestar una pregunta sobre la novela de posguerra escribía  “guerra civil” con minúscula, pero estaba equivocado y es que siempre que se avecinan  las elecciones resurge, aparece, mueve sentimientos y votos, sin valorar sus consecuencias y sabiendo que , afortunadamente, los tiempos son otros.

 Los que no hemos vivido la guerra civil, pero sí conocemos  los testimonios de las personas que la sufrieron- con  sobresaltos continuos   ,  muerte cercana, temor constante -  sabemos de sus angustias y zozobras, del dolor y muerte sembrados,  de su resignado silencio y de su deseo que los tiempos cambiarán, fueran a mejor, y que de una vez por todos se calmara la bestia, se despejara el campo, reinase la paz.

Esa generación heroica silenció  su dolor, frenó su odio, sus quejas, soportó sus fracasos, sobrellevó sus frustraciones y engaños, coexistió, convivió y después de tanto penar, su único deseo fue que circunstancias como las vividas  no se repitieran  y que de una vez por todas   , a pesar de las diferencias, nos entendiéramos. Fue ese ambiente de reconciliación el que permitió que la Transición iniciara su travesía y  persista en la actualidad, a pesar de los pesares y de las ambiciones desmedidas de algunos y la inercia y frialdad de otros.

Nuevamente  aparece por el horizonte un temporal que en forma de crisis económica y corrupción  carga las escopetas del odio y convierte al adversario en enemigo, y la intolerancia se adueña de calles y plazas, personas e intenta hacerse con las almenas del Estado de Derecho.

Después de casi ochenta años de la Guerra Civil, después de leer a los historiadores de la España oficial y del Ruedo Ibérico , o a escritores como Pemán, Agustín de Foxá,  Gironella, Pla, Ramón J. Sender, Max Aub, Francisco Ayala…hace ya tiempo que , quizás por mentiras,  contradicciones, dudas, incoherencias …,  llegué a la conclusión de que : “ Vencidos: Todos…” Contenido de una placa conmemorativa que se  encuentra en  Mequinenza (Zaragoza),  enclave importante de la Batalla del Ebro.¿Culpables? ¿Todos? La  pregunta que me hago yo y otros muchos se hacen,  es si pudo o no evitarse la guerra, y aquí hay respuestas para todos los gustos, pero casi todos coinciden en que si no hubiera triunfado la revolución rusa del 17, no  hubiéramos sido un banco de pruebas, como insinúa Leonardo Padura en su novela “El hombre que amaba a los perros”.

Han pasado casi ochenta años y afortunadamente la situación actual de España no se parece nada a la de aquella época, pero detecto algunos peligrosos nubarrones  y es que hay fuerzas políticas más preocupadas de sus propios objetivos como partido   que del bien de todos los españoles  y esto debe ser motivo de preocupación.

Hace unos días me encontré con un artículo  publicado en ”La Región”, de Santander, un 19 de abril de 1934, titulado “García Lorca y Rafael Alberti, poetas opuestos”, cuyo autor omito,  del que entresaco los siguientes párrafos que dejó a consideración del lector por lo sorprendente de su contenido: “…García Lorca es el gran poeta, el mejor, que sabe interpretar el ocio burgués y servirlo en libros bien pagados por los explotadores del régimen capitalista. Sería inútil negar el talento poético de Lorca; pero lo que sí se puede asegurar es que sus “Bodas de sangre”, como su “Romancero gitano”, en estos momentos de feroz lucha de clases, como gustan a la burguesía, no pueden interesar a los trabajadores. Por lo tanto, García Lorca, por ser el mejor poeta de los burgueses, está frente a la clase proletaria, frente a nosotros…” ¡Sobran palabras! ¡Este era el ambiente de entonces! Por suerte ,hoy no tenemos ese grado de intolerancia y cerrazón.

                 José Antonio Noval Cueto.



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