sábado, 10 de marzo de 2018

¡Oye, cinco millones de “muyeres” en la calle…!



Hoy, por la mañana, en las céntricas calles de Oviedo, me cruce con dos personas de cierta edad y uno de ellos, en tono recio, quizás por problemas de sordera de su acompañante, le decía: ¡Oye, ayer, cinco millones de “muyeres” en la calle! Uso la palabra “muyeres” tal como la dijo el protagonista, no creo que sea necesario traducirla, todos nos entendemos. Este comentario asombroso, escueto y espontáneo refleja o sintetiza la noticia más importante del día, que no es otra que la primera huelga femenina de la historia que tuvo lugar ayer, día 8 de marzo o “Día Internacional de la mujer”. Acontecimiento que se celebró en todo el mundo, pero que por motivos muy complejos  y  de no fácil análisis-    donde más seguimiento y repercusión  tuvo fue en España.

En el inicio de la convocatoria tuve mis dudas del seguimiento y éxito de la misma, pero según pasaban los días ésta cobró fuerza, y la cifra de cinco o seis millones de seguimiento hablan por sí solas. Hoy, veinticuatro horas después tengo mis dudas sobre su repercusión de cara a un futuro próximo, cercano, y es que los datos son demoledores y basta para ello hacer un seguimiento del empleo femenino y su evolución desde los inicios de la crisis ,allá por 2008, hasta la actualidad, 2018, y uno se encontrará con estrategias empresariales consentidas, no denunciadas, que ponían a la mujer ante la situación de renunciar a su trabajo o asumir jornadas de trabajo impropia de una sociedad que se dice humana, lo que ha obligado a muchas a salirse del mundo laboral, con el serio quebranto económico que esto supone. Muchas de estas situaciones eran conocidas y consentidas por la cúpula sindical. ¿Cambiará esto a partir de mañana? …

Desde esta columna y en diferentes ocasiones se glosó la figura de la mujer, ya como madre ya como trabajadora, e incluso se alabó los esfuerzos que hacían muchas familias por tener hijos, niños de los que tan necesitados estamos, y basta para ello darse una vuelta por los pueblos del concejo.

Desde esta columna se denunció la hipocresía, las medias palabras, la ausencia de una verdadera política de conciliación laboral – que esto es algo más serio que conceder un mes más de lactancia- . Se recalcó que la propia sociedad debía prever , potenciar y premiar el relevó de la misma, pero fueron palabras huecas, y es que una sociedad que hace de la vanidad, del espectáculo su norma de vida, carece de solidez, de rigor, de coherencia. Sólo  piensa en el hoy, sin darse cuenta que el presente depende del pasado y condiciona el futuro. Ahora  , después de las equivocadas políticas antinatalista  de últimos de los 80 y principios de los 90, se aprueban planes específicos para mejorar nuestra demografía .

 Ayer parece que se abrió una esperanza, una ilusión, y la pregunta que me hago y que nos hacemos - los que ya peinamos canas   y conocemos o intuimos los intereses subterráneos que presiden y pululan por la vida española-  es la  de ¿cómo regular la voracidad económica de quienes hacen de ella su norma de conducta y reducen la persona a una mera cifra de la cuenta de resultados?

De todos depende que en esta sociedad deshumanizada y ruidosa que nos domina – pensar envejece- , se pase, juiciosamente de la propaganda a los hechos, pero, repito, razonadamente y no demagógicamente, que todos sabemos a donde lleva la mentira, la manipulación, la falsa promesa…De todos depende que la esperanza de ayer, no se convierta en desencanto mañana, y para ello se necesita una economía seria, estable, boyante y una gestión rigurosa que busque el progreso de todos, y que si una vez detectado y fundamentado el problema hay que tirar de “decretos”, que se haga, pero situaciones de esclavitud simulada que se viven en esta sociedad de consumo no pueden permitirse.

Seguro que habrá muchos ejemplos de lo que estoy diciendo, pero yo quiero centrarme sólo en dos, que según mi manera de pensar y creer, necesitan una atención preferencial, y así me refiero a muchas viudas, que de un día para otro pasan de solventes a indigentes, de dignas a indignas y todo por la drástica reducción del salario que entra en sus casas , o a la situación de desamparo de muchas familias con hijos deficientes. Algo impropio de una sociedad que se dice solidaria e igualitaria, y sin embargo, los más débiles de los débiles, los discapacitados,  no reciben los apoyos necesarios.

Uno que ha vivido situaciones de euforia colectiva en el inicio de la Transición política frente a la inercia actual. Uno que creyó que  la existencia de la televisión Privada facilitaría la objetividad informativa y la transparencia   y ve ahora las manipulaciones y tejemajes de algunas de ellas, que se permiten hasta airear noticias falsas y desestabilizadoras, teme que este estallido de la mujer quede en eso, en un mero estallido, una mera purga colectiva de conciencia, una etiqueta más  , mera propaganda, y es que todos sabemos que la sociedad y la política no siempre van de la mano.

De nuevo se demuestra que la información y la inspiración viene cuando menos lo piensa, y eso me pasó a mí, ayer por la mañana, en la calle Palacio Valdés, de Oviedo.

                             José Antonio Noval Cueto.



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