Que en este invierno duro que hemos pasado y aún perdura hablemos del pote y de los platos de cuchara
es lógico e incluso deseable, pues aportan las calorías necesarias para
combatir el frío además de su exquisito sabor, pero lo que uno no esperaba es
que el día de la Festividad de San Isidoro, el autor de las “Etimologias”, un
discípulo suyo, catedrático de Filología Románica y experto conocedor de la
literatura aljamiado-morisca, Don Antonio Vespertino Rodríguez Rodríguez, se
acercara al atril y antes de la comida, a los allí presentes - algunos muy
expertos gastrónomos- pronunciase un evocador pregón sobre “El pote de berzas
en Occidente” o como él muy bien dice sobre “el potaxe”, y es que una vez más
se demuestra que , como dijera Rene María Rilke, “la patria del hombre es la
infancia”, y es que sin quererlo, al evocar aquellas comidas de infancia, Don
Antonio Vespertino nos trasladó a su Linares natal, ese pueblo allandés, que limita
con Cangas de Narcea y Tineo.
En estas comidas mensuales de la Gastronomía de la Amistad en el Hotel Cristina de Noreña
el pregonero sabe que tiene un
tiempo limitado, ya que hacia las 15.00
las tripas rugen , y que debe hilar un
mensaje contundente y breve, que predisponga a una buena comida y mejor
digestión, por aquello de que no sólo del
pan vive el hombre y es que pregón y
comida maridan bien. A todo esto ha
contribuido la amena y cariñosa disertación que don Antonio nos preparó sobre
el pote de berzas en Occidente, centrándose en las experiencias de su infancia
y aderezándolo con fantasías y aportes moriscos. Y es que hablar del pote es
hablar de Asturias y más en estos momentos donde este plato tradicional coge
cada día más arraigo entre nosotros, hasta el extremo que se puede decir que hay
tantos “potes” como concejos tiene Asturias, aunque suele dividirse en tres
zonas: 1. Occidente, con la variante de Belmonte donde el pote no lleva “fabes”,
2. El Centro, con el predominio del cerdo en su preparación y 3ª La de Oriente, con la verdura más menuda.
Es famoso el pote de Teverga, Turón, Quirós…y en todo restaurante de Asturias
que se precie no puede faltar, y más aún en el Occidente, ya en Tineo, en Pola
de Allande o Cangas de Narcea e incluso en el mismo Madrid el “pote” asturiano cotiza al alza y hay
restaurantes especializados en su elaboración.
Durante su exposición don Antonio
aconseja que los compangos se sirvan separados de las patatas y berzas, que “fabes”, "les" del mandilín, en otros sitios llamadas “pintes”, ni muchas ni pocas, las
justas, y que berzas y patatas “muitas”.
Todo ello cocido con el amor y paciencia de una madre, sin prisas, con
el propósito de alimentar y agradar a los suyos. De los tipos de cocción,
cocina, combustible nada nos dijo, aunque supongo que cocina de carbón, tipo de madera y temperatura
estable ayudarán en gran medida, pero asumiendo que el ingrediente principal es
el amor de una madre, y que comidas así
preparadas no se olvidan, perduran , nos
alimentan siempre.
Del pregón a la comida, en este caso
al “pote de berzas”, pero hecho en Noreña, seguido de las exquisitas “carrilleras”
y crema de arroz con leche con helado de canela. Todo ello acompañado de Rioja
crianza y blanco Verdejo. Café y licor.
Comida y bebida van propiciando temas de conversación
que nos acercan al siglo XVII, concretamente a los años 1601-1605, cuando la
capital de España se trasladó a Valladolid y el duque de Lerma, don Francisco
de Sandoval y Rojas, documenta uno de los primeros “pelotazos” de la Historia,
al comprar inmuebles en el Madrid
abandonado, o como este fin de semana del 1 de mayo, Madrid , en los aledaños
de la Plaza Mayor, se va a convertir en la capital del queso Gamoneu, o como la calle Jorge Juan es un referente de
la gastronomía asturiana, o que el número de restaurantes asturianos en Madrid
ya superan la cifra de 115 . Al acabar el pote el tema fue la
fabada, no sé si por comparar o quizás porque la prensa hablaba hoy del tema, de sus ingredientes y de las variantes que últimamente aparecen en las restauración, aunque todos
coincidimos que fabada, la de siempre, y esa debemos proteger, y que
innovaciones las justas, pero sin perder el camino, la meta. Al hilo de las excelencias
de la fabada surge la curiosa pregunta femenina al gastrónomo don José Antonio Fidalgo
Sánchez:
-¿Cuál es ingrediente fundamental de
una buena fabada?
- Todos los ingredientes deben ser de
calidad, pero el más importante la morcilla. Una mala morcilla estropea una
fabada.
En tiempos de tanta innovación, de
tanto mantel de hilo y vajilla de autor, todos en mi mesa coincidimos en
apostar por la cocina de siempre,
raciones adecuadas al precio y buen servicio, compatible con lo antes expuesto.
Debemos vender mejor lo que tenemos y hacemos, y difundirlo y exportarlo a
donde sea necesario. Permítaseme recordar que el sector agroalimentario ha
exportado el año pasado, 2017, la no despreciable cifra de 50.038 millones de
euros, un 6’8% más que el año anterior, y ya supone el 18,1% de todas las
exportaciones del Estado. Hace unos días la prensa nos ha sorprendido con la grata
noticia de que una empresa asturiana, Mercado del Norte, ha ofrecido en la
estación de esquí de Sierra Nevada una degustación de fabada con faba con
Indicación Geográfica Protegida, así como tablas de quesos asturianos, bocatas
de “pitu de caleya” para 1600 personas . Es un buen ejemplo a seguir.
Durante la sobremesa lamentamos la muerte de doña Araceli López, guisandera de Casa Consuelo
– uno de los restaurantes más laureados de Asturias y recientemente galardonado
con el “Premio Nacional de Gastronomía 2017”- y esposa de Álvaro, uno de los
dueños.
El tiempo se escapa de las manos. La sobremesa
toca a su fin. El autobús espera a los comensales. La velada ha terminado y una
vez más se demuestra que el mejor “pote de berzas” el de una madre.
¡Muchas gracias, don Antonio, por su testimonio!
Un fuerte abrazo.
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