Ahora que ni lágrimas
ni esperanzas nos quedan; ahora que se marchitan las flores y las ilusiones y
sólo nos queda como consuelo el mecánico vivir, el subsistir bajo el peso de
la frustración , la mentira y el engaño; ahora que todos dicen preocuparse de
todo y de todos, pero especialmente de
sí mismos, es de agradecer que, al menos, una vez al año,
y en otoño, antes del gélido invierno, nos visite una masa de aire fresco que purifique el ambiente y que nos descubra que
es posible otro mundo, más humano, diferente, mejor, y para ello un equipo de
expertos bajo la tutela de la Fundación
Princesa de Asturias rastrea las
huellas de aquellas personas que merecen tal nombre y que pueden servirnos de estímulo por su conducta y
profesión; y esto ha ocurrido en pleno mes de octubre, el viernes 19 , y es que
al olmo viejo , hendido por el rayo y en su mitad podrido – la España que vivimos – con las palabras y
testimonios de los premiados, algunas flores y luces nuevas le han salido, ahora es
obligación nuestra que no se marchiten,
que no se apaguen.
Y una vez más tiene que ser la sabiduría del discreto, del buscador y servidor
de la verdad, del ciudadano del
mundo que tiene como único guía la
verdad, quien nos haga salir del error , de la inoperancia , y quien
nos ratifique la importancia de nuestro
legado cultural, de nuestras aportaciones al bien y progreso de la humanidad, y
que tengan la valentía de decirlo ante un auditorio tan universal y selecto
como es, ese día, el teatro Campoamor, es siempre de agradecer y más provenientes
algunos de ellos de culturas diferentes
a la nuestra y en pleno reverdecer interesado de la Leyenda Negra, pues hasta
la Historia se tambalea.
Nunca le agradeceré bastante a la oceanógrafa Sylvia A. Earle
que hablase de los “exploradores y conquistadores” Cortes, Pizarro, Balboa,
Coronado, Elcano “, que en sus palabras “…fueron los primeros europeos en ver
el continente suramericano, los primeros en tocar el océano Pacífico, los
primeros en circunnavegar el mundo”, todo ello ahora que algunos quieren hacer del
tema controversia política, rencor y odio, como si los objetivos y criterios
con que juzgamos en el siglo XXI fueran los mismos que en el siglo XV o XVI, y como
si las demás naciones no tuvieran objetivos o estrategias de conquista; algo que
, de manera solapada y oculta, siguen existiendo hoy , en pleno colonialismo
económico.
También es de agradecer que Martín Scorsese compartiera con
nosotros sus preocupaciones y alarmas ante la proliferación de un cine excesivamente técnico , comercial, que descuide la calidad
artística, ponga en peligro la esencia de nuestro arte y erosione los valores de nuestro mundo y la
defensa de la verdad. La solución, la defensa del espíritu, del sueño, de lo
abstracto, ya nos la dio don Quijote al enfrentarse a los Molinos de Viento,
que hoy podrían simbolizar la técnica.
Por último, una vez más se evidencia que la necesidad agudiza
el ingenio, y en esta mágica Sesión del Campoamor 2018 también la miseria tuvo y tiene su protagonismo, con
el nombre de “favela”. Término usado por la periodista Alma GuillermoPrieto, al
evidenciar que también las alegrías de la miseria son noticia, prensa, así el
primer carnaval de un niño de las favelas, y por el filósofo Michael J. Sandel,
quien de manera más detallada nos habla de su Reginaldo , habitante de la
favela , que dentro de su miseria, de su escasez, de sus escasas perspectivas
de futuro se plantea preguntas difíciles entre ellas la cómo debemos convivir, y es que una vez más se demuestra
que la felicidad y la riqueza no siempre van de la mano, ya que según los
clásicos no son ricos los que más tienen, sino los que menos desean, y que mejor ejemplo que el de la propia Cristina Onassis quien días antes de
fallecer reconocía que su verdadero problema fue que nunca tuvo necesidad de
nada.
José Antonio
Noval Cueto.
P.D Dentro del vocabulario de la miseria ha cobrado fama el
término “favela”, como algo propio de Brasil, pero también aquí, en Asturias,
también existen situaciones de miseria extrema. No hace mucho nos decía la
prensa que 57.000 asturianos viven con menos de 355 euros al mes.