miércoles, 17 de abril de 2019

“En busca del oro blanco…”



El pasado viernes, 12 de abril de 2019, inicio de la campaña electoral para las Generales del 28 y cuando los primeros espadas buscan plaza para iniciar su faena en diferentes lugares de España, un grupo de amigos (Alberto, Pedro, Ricardo, Cuesta, Silverio y quien escribe) salimos de Lugones en una jornada gastronómica que tenía como objetivo el concejo de Belmonte de Miranda y deleitarnos , al ritmo de recuerdos y vivencias, con las exquisiteces que prepara Casa Tocho en Puente de San Martín, a base de sopa, fabada, hígado al ajillo y repostería de la casa, especialmente su tarta y flan de queso , pero el día deslumbrante y luminoso nos tenía preparada una sorpresa que convertida en asombro y reflexión provoca estas letras y es que ,antes  de comer,  visitaríamos la Central Eléctrica de la Malva, en Somiedo, de manera que se aportaba un referente técnico y cultura a nuestra incursión por estas tierras del occidente asturiano. Descubriríamos el oro blanco.

Ya en pleno concejo somodano, la abrupta y vigorosa naturaleza obliga al uso de una carretera ágil, pero sinuosa, con muchas curvas, pero que un día tan luminoso  convierte en ventajas y alabanzas, pues facilita la contemplación de un paisaje tan singular y pletórico. Pasamos Aguasmestas, Miranda, La Riera y hacia el mediodía aparcábamos en los terrenos de la Central, típica construcción industrial de primeros del siglo XX, donde el paso del tiempo ha hecho que la factoría sea un elemento más integrado en el paisaje, como si el escabroso monte lo hubiera hecho suyo, pero siempre recordando quien es el amo y quien el criado, y para ello basta fijarse en las elevadas crestas que vigilan el territorio, y que de vez en cuando dejan caer su queja o lamento en forma de piedra-  laderas con mallas protectoras -, de ahí que no sea muy  aconsejable deambular por exterior.

Ya en el interior , al ver turbinas y generadores, paneles, videos,  fotografías, placas, historia  y escuchar las certeras explicaciones que se nos fueron dando, mi cabeza pasó de la situación de sorpresa, estupor, a la de asombro, de gesta humana, pirámides, catedrales… y es que aunque soy hombre de letras, poco experto en presiones y energías, intento convertir la sorpresa en palabra y sé que se queda corta para expresar lo vivido,  y es que ayer descubrí muchas cosas, entre ellas uno de los misterios de infancia y es que la subestación de Hidroeléctrica, hoy Edp, en la Corredoria, sita en el margen derecho de la carretera Lugones-Oviedo , que siempre miraba atemorizado desde la ventanillas del autobús, permitía que la bombilla de mi habitación alumbrase y todo gracias al agua y a un proceso de transformación que nace en La Malva, continua en  la Riera y una vez en Miranda,  envía su electricidad a la Corredoria y de ahí a nuestras casas.

Detrás de todo esto dinero y trabajo, osadía y riesgo, progreso del bueno, y hoy  viernes, 12 de abril,  y después de 102 años no dejó de asombrarme  de aquellos pioneros  , visionarios y profetas de un mundo mejor, de auténtico progreso  como don Policarpo Herrero, don José Tartiere, el marqués de la Vega de Anzo…o el mismo ingeniero don Narciso Hernández Palacio ( padre y abuelo de Vaquero Palacios, Vaquero Turcios respectivamente…), y junto a ellos la fuerza y entrega de muchos operarios que a pesar de los riesgos y dificultades no se amilanaron e hicieron  de su trabajo una gesta humana que nos asombra  a todos , siendo sus principales apoyos caballerías, reatas de bueyes o sus propias espaldas cuando subían sacos de cemento de cincuenta kilos a sus espaldas por aquellas altitudes,  y es que  construir galerías subterráneas y colocar tubos de grandes dimensiones para que el agua de los ríos El Valle, Sousas, Saliencia, de los Lagos y arroyos de la zona llegase a la central hidrográfica de la Malva y una vez allí las turbinas y generadores transformen la energía mecánica en eléctrica, fue una tarea heroica, peligrosa, de las que ponen al hombre en situación límite y de la que todavía nos beneficiamos. Hoy quizás no tuviéramos tanta generosidad para apostar por un proyecto o quizás la normativa vigente lo impediría.

No hace mucho un alumno me decía que su abuelo le recordaba que lo difícil se hace, lo imposible se intenta. Y este imposible que uno contempla al ver las altas crestas que bordean la Malva se convirtió en realidad un 22 de setiembre de 1917, días antes de la revolución rusa de Octubre y en pleno auge de las apariciones de Fátima, la última, si mal no recuerdo, fue el 13 de octubre de 1917. Su Majestad el Rey, Felipe VI, ha querido dar constancia de su gratitud y reconocimiento con su presencia en La Malva, con motivo de su centenario, pues es sabedor que pocas veces la heroicidad humana y la gestión empresarial han alcanzado metas tan elevadas.

Entre fotos y comentarios el tiempo se nos iba de las manos y aún nos quedaba por visitar la Central de Miranda y adentrarnos por su galería subterránea de 300 metros de longitud y ver turbinas y generadores incrustados entre las peñas, además de las salas de mandos y control. Las fuerzas desfallecían y hubo que abreviar. Ya eran las 15:30 y en el restaurante nos esperaban. Repuestas las fuerzas y tras una breve sobremesa había que ponerse en camino. Persistía el sol que pintaba una naturaleza viva, alegre, juguetona y dicharachera cuando  emprendimos el regreso y a mí, para acabar el día, me esperaba una interesante conferencia, organizada por el Ayuntamiento y EdP, donde la protagonista nuevamente era el “oro blanco” o la electricidad, pero en este caso, aplicada al coche. 

Los ponentes eran don Agustín Ruiz, técnico de EdP y don Juan del Arco, de Efibat, que en un tono familiar y cercano, nos hablaron de la realidad y futuro del coche eléctrico y con cifras, quizás por aquello de que los números cantan, nos informan que  en 2018 se han matriculado 21.181 vehículos, ocho mil más que el año anterior, y que se prevé que en el 2025 se llegue a más  1,4 millones matriculaciones; y también de las dificultades de su  comercialización en la actualidad. Se aportó una información  de gran utilidad y en el aire quedó el aviso de que quizás en un futuro no muy lejano  el usuario no compre coche, sino que se conforme con alquilarlo mensualmente.

Este día tan eléctrico ha dado para mucho pero especialmente para asombrarse, y esto no es poco, ya que es el mejor antídoto contra la vejez. Sé que mis palabras se quedan cortas para contar lo vivido. Espero en una próxima visita saldar la deuda. No quiero concluir mis palabras sin agradecer a los técnicos y operarios de La Malva y Miranda  las atenciones y desvelos que han tenido con nosotros.

Unos han empezado el día a la caza del voto; nosotros, a la de conocimientos, y es que como bien dice Don Quijote” hasta la muerte todo es vida”.
                               José Antonio Noval Cueto.     

                 

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