sábado, 26 de diciembre de 2020

“En Belén de Judá nos ha nacido el Salvador…”




 Todos los años al llegar estas fechas estamos todos muy sensibles, atentos a cualquier sonido, imagen, indicación…; nos parece que la luz que viene y alumbra tiene otro color, una cierta patina cargada de melancolía no exenta de tristeza e impregnada de esperanza, vivencia e ilusión donde pasado y presente se proyectan al futuro. Todo se vuelve comunicación, parece que hasta las piedras hablan, y más cuando el sacerdote lee sentenciosamente la Sagrada Escritura y se comprueba que textos ya conocidos y muy repetidos se cargan de mensaje, de contenido nuevo. 

Todos los años reverberan y planean por el templo algunas frases, expresiones, que nos marcan la ruta y nos sirven de guía, con la particularidad de que siendo siempre los mismos textos- Isaías, San Lucas- la idea, sugerencia o dato que carga el ambiente es diferente cada año. Este año tan doloroso y atípico , con más de setenta mil fallecidos en España, y tan necesitado de soluciones, esperanzas, vacunas, curaciones y salvaciones en el templo de San Pedro de Pola de Siero ha quedado flotando y vagando la expresión que da título a estas letras: “En Belén de Judá nos ha nacido el Salvador”. 

Desconozco el mecanismo que permite que de idénticos textos se extraigan mensajes diferentes según el año, y la única explicación que encuentro son las circunstancias, ya personales, ya sociales. No tiene que sorprender que cuando vivíamos más y mejor y cuando pensábamos que la solución a nuestros males vendría de la investigación científica y técnica (inteligencia artificial, nanotecnología, biología molecular…) cuando pensábamos que la lógica y la razón nos iban dar respuesta a todo, de repente un virus invisible, surgido en Wuhan (China), siembra el caos y la desolación, nos deja sin contestación y evidencia nuestra fragilidad. En este contexto de desesperación y muerte cobra fuerza la necesidad de una vacuna, de un Salvador que infunda ánimos y esperanzas y es entonces cuando el apóstol Lucas nos repite la Buena Noticia que lleva pregonando desde hace 2020 años y es que tal día como hoy, 24 de diciembre, a la medianoche “en Belén de Judá nos ha nacido el Salvador” .

 Ahora que los teóricos del periodismo debaten sobre que debe ser o no ser noticia, ahora que priman más los objetivos que el bien, que las noticias son efímeras y muchas falsas, sorprende que desde hace dos mil veinte años se repita una buena noticia y ésta tenga adeptos ; y es que la cultura del amor, que eso en síntesis es el cristianismo, no tiene fronteras ni edades, y nos dice que otro mundo es posible, un mundo más humano, más fraterno. ¿Lo queremos de verdad? 

Depende de nosotros y es que como muy bien dice el evangelista San Juan “La Palabra estaba en el mundo, el mundo fue hecho por medio de ella, y el mundo no la conoció…” Desde el espíritu del mundo hay quien llama y convoca a salvar la Navidad, y quizás la pregunta debería ser otra, como muy bien dice el párroco don Fermín, quizás ha llegado el momento de pedir a la Navidad que nos salve a nosotros. Nunca es tarde para reconocer lo poco que somos y podemos por nosotros mismos. Tenemos necesidad del Salvador. Esta es la enseñanza que me ha traído esta Navidad del 2020 y que quiero compartir con vosotros.

                                         ¡Feliz Navidad!

 P.D Ya en el apartado de curiosidades Clarín en su Palique 2.055 me informó de la polémica que se generó en España cuando el nuevo presidente de la República de los Estados Unidos el republicano Mac-Kinley en 1897 para manifestar su deseo de una buena relación con España a raíz del conflicto cubano dijo “Paz en la tierra a los hombres de buena voluntad…”, y todo porque muchos españoles no supieron contextualizar sus declaraciones. Anécdota que me da pie a preguntarme si conocemos y manejamos bien las Sagradas Escrituras.

                                             José Antonio Noval Cueto.



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