" Oigaaa... El que acaba , qué hace"
Con este lema impreso en camisetas confeccionadas para la ocasión, el pasado sábado, 8 de junio, a las 19 horas, los alumnos de la Octava Promoción del Colegio Los Robles, que habían terminado sus estudios hace 25 años, concretamente en el Curso 1.987/88, recibieron nuevamente la Beca del Colegio. A muchos de ellos no les veía desde entonces, algunos hicieron todo lo posible e imposible por estar aquí, alguno desde Méjico, otros desde Madrid, de Francia y los más desde diferentes localidades del propio Principado. La mayoría mostraban un buen aspecto, conservaban bien su tipo y a unos pocos la calvicie les había quitado su abundante y rizada cabellera. Las profesiones eran de lo más dispar, desde abogacía, informática, ingeniería, mundo militar, empresarios, autónomos y algunos con la preocupación y tristeza que trae el paro.
Con este lema impreso en camisetas confeccionadas para la ocasión, el pasado sábado, 8 de junio, a las 19 horas, los alumnos de la Octava Promoción del Colegio Los Robles, que habían terminado sus estudios hace 25 años, concretamente en el Curso 1.987/88, recibieron nuevamente la Beca del Colegio. A muchos de ellos no les veía desde entonces, algunos hicieron todo lo posible e imposible por estar aquí, alguno desde Méjico, otros desde Madrid, de Francia y los más desde diferentes localidades del propio Principado. La mayoría mostraban un buen aspecto, conservaban bien su tipo y a unos pocos la calvicie les había quitado su abundante y rizada cabellera. Las profesiones eran de lo más dispar, desde abogacía, informática, ingeniería, mundo militar, empresarios, autónomos y algunos con la preocupación y tristeza que trae el paro.
El acto comenzó con una Santa Misa, oficiada por Don
Salvador Tejedor, antiguo capellán del Colegio, que durante la misma tuvo un
recuerdo muy emotivo para seis alumnos y
un antiguo profesor fallecidos. Después visita a las instalaciones del Colegio,
vuelta a sus antiguas aulas, con un equipamiento más moderno y con la nota
distintiva de las pizarras digitales, el Polideportivo, la Biblioteca del Colegio,
con el típico sabor inglés, y la
Ermita donde se venera y tiene su trono La Virgen de Los Robles, en
cuyo retablo se lee la inscripción “PUERTA DEL CIELO…”. En una zona ajardinada
de la misma se plantó un esbelto “roble" como recuerdo del día. Concluida la
visita , volvimos al amplio vestíbulo de Primaria, que hace las funciones de
salón de actos y donde tuve el privilegio, como antiguo profesor, de diriguirles
unas palabras. Discurso que me llevó algún tiempo de elaboración y que me
provocó cierta preocupación, pues pensaba, ¿qué puede uno decirles a personas
de 42 años y que están en pleno uso de sus capacidades? A pesar de las
aparentes dificultades, de todos es sabido que cuando el público está
predispuesto, como en este caso, la labor del orador es fácil, y así ha sido,
de manera que una vez situado en el atril hice hincapié en algunos aspectos que
me parecían interesantes y les dije que la amistad y el sano compañerismo son
de las cosas que de verdad importan, y buen aprueba de ello la han dado ellos
mismos, pues el que más y el que menos ha tenido que salvar múltiples
obstáculos para encontrarse hoy. Les dije que son muchos los recuerdos que
tengo de ellos, pero hay uno que siempre me acompaña y es que un 16 de
Diciembre de 1.987 al entrar en el comedor, todos de pie me disteis la
enhorabuena por el nacimiento de mi hijo Pablo y tuvisteis el detalle de
regalarme un bello sonajero que aún conservo con mucho cariño. Detalles como
éste hablan por si solos de la categoría humana de la que siempre hicisteis
gala. En mi intervención no faltó el apunte docente o mejor diría la pretensión
de transmitir algunas sugerencias que me han sido útiles en la vida, y que a
pesar de su sencillez, creo que no se practican mucho, y les hable de la
importancia de “saber escuchar” y de
tener la disponibilidad de ánimo suficiente para reconocer que la persona más
inesperada puede hacernos una sugerencia o un aportación interesante. Ya, para
concluir les recordé que este Colegio, el Colegio Los Robles siempre se ha
caracterizado por la categoría humana de sus familias. Éstas son el elemento
básico de un centro educativo, son su mejor instrumento, su mejor instalación y
ellos, los alumnos, en este caso la
Octava promoción, es el mejor patrimonio que tiene el
Colegio. Finalizada mi intervención le tocó el turno de palabra al
representante de los alumnos, don Bernardo Montes, que con ese tono natural que
da el sentirse querido y arropado por los suyos empezó su intervención diciendo
que estaba muy contento de encontrarse con amigos que hacia tiempo que no veía,
con personas que a pesar de echarle de la fila para entrar en el comedor, a
pesar de “vejarle” en los recreos, apreciaba y estaba convencido que esto que
decía era lo que pensaban sus amigos y compañeros, en resumen que el aprecio
era mutuo. Reconoció la importancia que tuvo en su vida la educación en valores
impartida en el Colegio, que después del frenesí universitario, han hecho de mi
una persona que lucha por ser mejor y cumplir con mis obligaciones familiares
de padre de cuatro hijos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario