viernes, 7 de junio de 2013

¿Transparencia para qué?


Creo trasmitir el sentir de la población española cuando se habla de la Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno si digo que la mayoría cuando en los medios o en los Telediarios se habla de este tema cambian de canal, saltan de artículo o simplemente se evaden, pues su madurez intelectual pide un mínimo de credibilidad, de  solvencia y ésta la dan los hechos, no las palabras. Y los hechos, de una manera persistente, hablan de procesos judiciales interminables, juicios, sentencias controvertidas, de prescripción interesada de delitos, de Despachos de Abogados influyentes y de altas minutas, de  ruedas de prensa, cuando las hay, sin preguntas, de adulteración de la Ley de Contratos y para más colmo el pueblo mal alimentado o sin poderse comprar la medicina que necesita…pero aún así este estoico pueblo español,- que aún intenta ajustar su conducta a las normas de la moral ciudadana, donde palabras como “dignidad”,”honor””verdad” “persona” “fraternidad” aún tienen su importancia, - espera como Machado “otro milagro de la primavera”, una explicación clara y minuciosa de la situación en que nos encontramos y el itinerario, si es que lo hay, para salir del hoyo- pero el titular responsable no la da, titubea, desconfía de su capacidad de convencimiento, quizás duda hasta de su propia legitimidad, y todo lo cifra al azar, al paso del tiempo o a lo que dicten los tribunales, siempre que éstos no le perjudiquen, y mientras la sangría va a más, la desesperación cunde, la esperanza se difumina...

Ante esta situación los profesionales de la política para  defender su situación, su “modus vivendi”, embellecen la realidad con  palabras que oculten la gravedad de los hechos, así hablan  de “movilidad exterior” en vez de “emigración”, de “reestructuración laboral”, en lugar de “despidos”…o de “reforma de las pensiones”, o bien se ponen a hacer que hacen, y para justificarse verbalmente ante el exterior tramitan esta nueva Ley de la Transparencia, pues no podemos ostentar el vergonzoso título de ser una de las tres naciones europeas que juntamente con Chipre y Luxemburgo,¡vaya coincidencia!, no tienen leyes de transparencia, dando la impresión que aprobada ésta, seremos un país serio y pulcro, y nada más lejos de la realidad, pues como ya dice la sabiduría popular, y más en España, “hecha la Ley se hace la trampa”. Puesta en marcha la máquina de hacer churros, también los restantes parlamentos regionales se han lanzado a elaborar Leyes de Transparencia, dando la impresión que siguen el dictado del Partido de turno para mejorar su imagen, pero una vez más nos encontramos con que los hechos no acompañan las palabras y así vemos que el parlamento andaluz, en plena  vorágine de los ERES tramita un proyecto de Ley de Transparencia, pero a pesar de eso, los andaluces llevan más de 230 días esperando que se les comunique a cuánto asciende el coste de las cantidades abonadas por los ceses de los exaltos cargos andaluces desde el año 2.005 hasta la actualidad. También el Gobierno Regional del Principado, en la presentación de la llamada “estrategia de gobierno abierto y administración electrónica", anunció la tramitación de una futura Ley de Transparencia. De todo ello se deduce que el único instrumento para combatir la corrupción será la nueva Ley de la Transparencia.¿Será la solución?

Me hago esta pregunta porque puede dar la impresión, según lo que se publica, que  en nuestro ordenamiento jurídico existe un vacío legal que impide combatir la corrupción, las malas prácticas administrativas, y eso es algo que no me creo, pues sería lo mismo que decir que desde 1.975  nuestros políticos han estado de vacaciones en el Congreso de los Diputados y eso no ha sido así, pues lo que es legislar se legisló mucho, otro tema y preocupante es si las nuevas leyes eran las más urgentes y necesarias para resolver los problemas del ciudadano de a pie, y sí sorprende  que para otorgar  o dictar indultos, prerrogativas que tienen los Gobiernos,  o ejecutar desahucios tengamos que apoyarnos en leyes de últimos del s.XIX y principios del s.XX . No obstante lo dicho ¿habría mejor o mayor transparencia que permitir que el poder Judicial sea independiente realmente? Me hago esta pregunta para reconocer el coraje de algunos jueces que se  enfrentan a sumarios de lo más complejos y quizás sin el suficiente apoyo y reconocimiento de todos, salvo el de su recta conciencia, que da pie a recordar aquella frase de Jovellanos que dice.”El magistrado que no es un héroe, no es tampoco un hombre de bien…”.



               José Antonio Noval Cueto.

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