martes, 3 de septiembre de 2013

Alemania y Siero.


Publicado en La Nueva España (15 de Octubre de 2.013)


Puede parecer pretencioso que hablemos o equiparemos a Alemania y Siero, pero al hacerlo no me faltan motivos, hechos y éstos no son otros que una experiencia vivida el 4 de abril de 2.011 en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Siero, donde tuve la oportunidad de recibir e intercambiar información con 19 estudiantes y dos profesoras, que procedentes de Meiningen (Turingia) recalaron en nuestro Concejo, merced a un intercambio cultural con el Instituto Escultor Juan de Villanueva. A petición de su director don Carlos González, tuve la oportunidad de recibirles en el Ayuntamiento e intentar explicarles de manera sucinta qué es Asturias dentro de España, y qué es Siero dentro de Asturias. Después de mi breve exposición, se abría el típico turno de preguntas. Recuerdo que en la mesa presidencial del Salón de Plenos me acompañaban la Interventora y el Secretario municipal.

La velada transcurría dentro de lo previsto y las preguntas eran las típicas y propias de esa sana curiosidad que caracteriza a nuestros jóvenes, pero para acabar la sesión, una chica, con la mejor intención y sin ánimo de ofender, llevada de su afán de saber, de conocer, me preguntó: ¿Qué pasa con la economía en España? Pregunta que hoy, después de todo lo que ha llovido y llueve, quizás no me habría sorprendido, pero hace casi 30 meses hizo que los miembros de la Mesa nos mirásemos y yo me preguntara ¿qué le digo, qué le respondo, por dónde empiezo, cómo aclaro el tema sin que quedemos en evidencia?...Hoy, casi dos años y medio después recuerdo que hable del Sur de Europa, de las exigencias de Tratado de Maastricht…Acabada la visita y hecha la foto de rigor, todavía atronaba en mi cabeza la pregunta. ¿Cómo era posible que una alumna del Estado de Turingia, concretamente de Meiningen, localidad de unos 22.000 habitantes, perteneciente en otro tiempo a la llamada Alemania del Este, me planteara esta cuestión? Y la respuesta era muy sencilla y es que la pregunta estaba en la calle. La alumna no hizo nada más que trasladar lo que sentía el alemán normal ante el despilfarro y derroche que vivía y aún se vive en  la Europa del Sur, y concretamente en España. No olvidemos que los alemanes  nos visitan con frecuencia.

De entonces a acá han pasado casi 30 meses, casi dos años y medio, y de todos son conocidas las miserias, desesperaciones y tensiones que vinieron después, traducidas en intervenciones, rescates, primas de riesgo, paro, inmigración…cuyas secuelas aún perduran y cuya curación se atisba lejana, así se habla del 2.016, 2.018, 2.020…pero todo aliñado de menos salario, más paro,  recortes sociales, reajuste de pensiones…, y todo, según parece, por prescripción facultativa de Europa, o más concretamente de Alemania, y lo grave es que esto tiene difícil arreglo, pues Merkel y todo el pueblo alemán sabe que cuanto más exija, cuanto más aprieta, cuantas más reformas pida, más garantiza el bienestar y el trabajo en Alemania.

Ante esta situación límite que se vive y ante la inminente celebración de elecciones en Alemania, no estaría de más hacer nuestra aquella vieja petición del general francés Charles De Gaulle al pedir  que los franceses votaran en las elecciones americanas, ya que condicionaban su  futuro. De idéntica manera, nosotros,  después de reconocer nuestros muchos errores, nuestros muchos engaños, nuestras muchas trampas, rogamos, suplicamos, imploramos que nos dejen votar en las próximas elecciones alemanas del 22 de setiembre. A  cambio prometemos más cerveza y menos vino.

  

                         José Antonio Noval Cueto.


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