lunes, 9 de septiembre de 2013

"De Madrid al cielo”…


 Publicado en "La Nueva España" (1 de Octubre de 2.013)

La contaminación periodística, las pasiones más que las razones de los mismos y muchos  tertulianos  que aparecen en las diferentes tertulias televisivas, los deseos más que las razones han ido tejiendo una telaraña de despropósitos que nos ha nublado la razón, de ahí que todos o casi todos dábamos por hecho que a la tercera iba la vencida, pues pensábamos que si Madrid no hubiera tenido ninguna posibilidad y más en época de crisis, no hubiera presentado su candidatura. Pero lo cierto fue que la tormenta de Santa Rosa que sacudió el cielo bonaerense descargó desilusión, descontento, frustración en pleno Madrid, donde la Puerta de Alcalá que se preparaba para ser testigo, como en otras muchas ocasiones de una alegría vecinal, de un trabajo colectivo bien realizado, trocó la sonrisa en lágrima, y este pueblo entusiasta y optimista enmudeció. No podía creer lo que estaba pasando, y todo parece indicar que el único culpable fue un COI servidor del dinero, del dólar, de los intereses comerciales, en resumen una versión moderna de “ la bien pagá”.

Madrid, capital de España y motor económico de nuestra nación,- pues no en vano cobija en sus entrañas, entre otras muchas nacionalidades , a más de 200.000 asturianos si contamos a sus descendientes,- no se merece este injustificado y reiterado desprecio, pues desdeñar a Madrid, cuna del requiebro y del chotis, es menospreciar su cultura, su música, su arte, todo, pues tiene en su haber el ser una metrópoli única, inimitable, pues es una ciudad,  que según Ramón Gómez de la Serna,  tiene el mérito de “ser el único sitio donde nunca se es huérfano” y que además, en palabras de Agustín Lara,  “cauteriza a todo el que la mira”,ya que es “neta y castiza”.

Siempre es deseable que la cultura y el deporte se hermanen, se conjunten, se entremezclen, pero quien utiliza las Olimpiadas para crear burbujas económicas, véase COI,  no tiene que sorprendernos que cercene la cultura , ya que sabe que  es más difícil de domesticar, de enmudecer, y por contra la gloria del deportista es efímera, solo resiste  una portada y unos titulares de prensa y después humo, olvido. Digo todo esto porque está fuera de toda lógica que una ciudad como Madrid con el abolengo que le dan los años, sus artistas, su cultura, sus calles, su aire- ¿habrá algo más gratificante que un paseo por Velázquez, por el Retiro, por Recoletos…? -  haya sido vilipendiada de tan grosero modo y sólo porque MADRID, patrimonio de lo eterno, de lo perenne, tiene como única aspiración según Ramón García de la Serna, “seguir siendo lo que es”,única, compatible con cobijar prácticas deportivas  que busquen “unir a la gente en paz, para beneficio de la Humanidad”… Objetivo fundacional del propio COI que con decisiones tan aberrantes como ésta, aleja cada vez más, pues da la impresión que el único criterio que de verdad les importa  es la cartera de los pueblos, su dinero y no su cultura, su historia, su modo de vida o incluso su práctica deportiva, pues no en vano España es cuna de muchas e importantes figuras del deporte mundial en la actualidad. Pero los madrileños saben que no todo se compra con dinero y menos la gloria y la gallardía de un pueblo, de unas gentes que han hecho suyo un proyecto que buscaba acercar Madrid al resto del mundo a través del deporte, como en otro tiempo llevaron su música y su zarzuela por todos los rincones del Planeta. Esta ciudad mítica, legendaria, tiene el mérito de convertir lo efímero en inmortal, no en vano se dice que “De Madrid al cielo”: Madrileños levantad la cerviz, mirad al frente con seguridad y haced vuestras aquellas palabras del alcalde de Móstoles, que ante otro atropello  sin igual, digo: “¡Españoles la Patria está en peligro, acudid a defenderla!”¿De qué? Del atropello, de la sinrazón y poder del dinero…El patrimonio cultura e histórico de Madrid y sus gentes  no hay banco que lo pueda pagar, ni jeque que lo pueda comprar. Sólo me queda un pesar, un lamento y es que quizás si Sara Montiel estuviese entre nosotros, otro gallo cantaría.


                                  José Antonio Noval Cueto.


“Cómpreme usted este ramito pa’ lucirlo en el ojal…

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