sábado, 22 de agosto de 2015

¡Permíteme, que insista...!

Estas palabras del título, no muy originales, pues las pronuncia con frecuencia un afamado locutor de una cadena televisiva para convencernos de las excelencias de su seguro de coches, me han venido a la cabeza cuando el pasado 8 de agosto de 2014 , Luis María Ansón, en su columna periodística  “Canela fina”, en su  artículo “Demasiado tarde”, recordaba que ya se había pasado el tiempo para llevar a cabo las reformas necesarias que España necesitaba y evitar el chantaje a que están sometidos los partidos tradicionales por las nuevas fuerzas emergentes, de Podemos y Ciudadanos, con lo que esto supone para la recuperación y salida del túnel en que nos encontramos.

Y es este artículo el que me permite recordar e insistir en un escrito publicado por quien les escribe  en mayo de 2013 y donde tomaba como base argumental el discurso pronunciado por su majestad el rey Don Juan Carlos I en las navidades del año 2012, cuando avisaba que “La superación de la crisis estaba en manos de la clase política”. Han pasado dos años y medio y ahora, como muy bien dice el señor Ansón, nos  encontramos en la encrucijada, en la incertidumbre, en la campaña de miedo y tenemos  a una  sociedad que desconfía, que se considera engañada, estafada, manipulada, ya que,  desde su elemental sentido común, no puede entender que no se hayan tomado las medidas que eran necesarias para que la sociedad, España, no estuviera expuesta  a los vaivenes del oportunismo, ambición y populismos que nos invade. No vine mal recordar que las bicicletas son para el verano.

Persistimos en el error y permítanme a mí persistir en la queja, en la denuncia, en la pregunta. No hay justificación para el error o la dejadez, no pueden alegar ignorancia, estaban avisados y requeteavisados.  El propio Rey Juan Carlos lo recordó en su mensaje de Navidad de 2012, ¿por qué no se tomaron medidas, soluciones? ¿a quién beneficia este tipo de situaciones?  Sólo se les pedía, a los partidos de siempre, de la estabilidad,  un poco de generosidad, reformas-  una nueva ley electoral- ,  buena voluntad y velar por el bien de todos, pero una vez más  primó el interés particular. Era más importante el andamio que la casa y no contentos con esto, en medio, en la plaza, en la arena del circo, la corrupción que taladraba las conciencias de los españoles dejados a su suerte, que no encontraban puerta abierta ni asidero al que cogerse, y en las mazmorras las fieras que van  a decidir el destino de todos, las nuevas fuerzas emergentes que cauterizan con sus aullidos el  agitado descanso del harapiento, del descamisado, del desesperado que no encuentra la solución a sus problemas. Una vez más se comprueba que pocos políticos se representan a sí mismos.

A cien días de las elecciones generales  puede decirse que la suerte está echada, y por mucho que se trabaje, se haga, no van a crecer los votos, o al menos los votos necesarios para dar la tranquilidad y seguridad que el  españolito pide: los que garanticen la mayoría absoluta que permita progresar y no impidan que la Guardia Real y la Escuadrilla Águila nos visiten por  el  verano. Estamos en plena incertidumbre y los dos partidos tradicionales ofrecen dos terapias o soluciones distintas: a / El PSOE, menos ideología y más pragmatismo, sólo busca que su verdugo (PODEMOS) le perdone sus culpas y le ceda alguna alfombra de poder que justifique su existencia, que le perdone sus veleidades capitalistas – sus años de Gobierno -,  y que le cree una UVI confortable para su recuperación;   b / el PP , alerta y dice que sin él España no puede salir del caos, de la crisis y volar en busca del bienestar, de la felicidad. Dice que es la única fuerza que tiene la receta económica para  sacarnos de la crisis y que se resumen en Trabajar, Hacer, Crecer.

Dicho todo esto, aún me queda una pequeña esperanza, no me resigno a perderla y es que cien días en política son muchos días y más cuando los nuevos consistorios un día sí y otro también están dando muestras de un desprecio  al sentir popular que les aupó -véase las políticas de quitar fotografías, permitir acampadas o boicotear a las principales instituciones del Estado o irse de vacaciones apenas iniciado su mandato-. De persistir en ese tipo de conductas, pueden beneficiarse las fuerzas tradicionales, pero, cuidado, que de los errores se aprende, y valga como muestra las palabras pronunciadas recientemente  por el Kichi en la VI Universidad de Verano de Anticapitalistas, no sé si con corbata o sin ella, al decir  : “que han llegado a las instituciones para poner en marcha medidas que mejoren la calidad de vida de la gente” ¡De verdad!...



                                                                   José Antonio Noval Cueto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario