domingo, 9 de abril de 2017

“ Patria y perdón…”



Ninguna ideología está autorizada para matar y ejercer la violencia y menos en un Estado de Derecho, y esto que es tan básico no siempre se ha cumplido  y basta para ello recordar los 859 asesinatos de  la banda terrorista ETA, desde sus orígenes hasta el 2010. Estos días y especialmente hoy vuelven a ser noticia porque entregan sus armas y dicen renunciar a la lucha armada, a partir de ahí sólo queda desear que se cumpla lo dicho y que la paz anide en los corazones de todos y que el perdón aflore en sus labios. No más mentiras, no más intoxicaciones, no más manipulaciones, no confrontar a la sociedad, no tensionarla sin necesidad para nada , y menos  para dejar sólo un reguero de sangre, dolor o muerte o  penas carcelarias que mutilan la juventud y futuro de muchos jóvenes que creían que la salvación de la patria sólo dependía de ellos.

A mí siempre que sale el nombre de ETA me viene a la cabeza el recuerdo de algunos alumnos cuyos padres fueron víctimas suyas   ; el de otros que tuvieron que irse de la zona para que sus hijos pudieran vivir con normalidad,  y  la evocación de mi treintañero capitán de Infantería en el Batallón de Instrucción del Jabalí Nuevo, en Murcia, don Fidel Dávila Garijo. Le recuerdo con su porte atlético y sus andares marciales. Siempre impecable en el vestir, su uniforme de faena bien planchado, las botas lustrosas y esa media  sonrisa  de quien se sabe seguro  y satisfecho de lo que hace, y más en un ambiente donde lo que mandan son los galones, pues por saludar teníamos que saludar hasta a un simple cabo. Ahora que escribo estás letras me parece que llega toda la compañía al patio principal a paso ligero y cantando aquellas letras que inflamaban nuestro ardor guerrero como  : “ …Nunca he visto lo que he visto , lo que he visto esta mañana, al sargento de semana…La tercera compañía tiene más “guevos” que botas”… Al cabo de un o dos minutos  en la explanada se oía un fuerte: “¡DDDescannnsen! ¡A cubrirse! ¡Rompan filas!” ¡Qué satisfacción el día que nos vio desfilar para jurar la Bandera! Los ensayos habían dado fruto, nadie perdió el paso aquella calurosa mañana del 12 marzo de 1978. Pasado algún tiempo, un 21 de junio de 1993, un  atentado etarra en la Glorieta López de Hoyos acabó con su vida,  la de otros cinco compañeros y la del conductor de la furgoneta   . Tenía 46 años  y su graduación era la de Teniente Coronel. Un Real Decreto posterior, de 18 de marzo de 2005, le ascendió a coronel a título póstumo.

Ayer, cosas del azar, sin que estuviera previsto ni programado nada, y después de dejarme seducir por alguna crítica interesada- no soy muy amante de las novedades -  concluí la lectura de “Patria” de Fernando Aranguren, que está siendo un éxito de ventas. El libro está confeccionado en capítulos cortos, rápidos, amenos, bien estructurados- concretamente ciento venticinco-  , letra e interlineado cómodo, aunque algunos de los contenidos o vivencias del libro pecan de cierta exageración, de cierto sensacionalismo y funcionan un poco a modo de reclamo, de serie, de manera que se suscite la intriga , los sentimientos, el interés del lector y como no, la venta . Literariamente es mejorable, domina más la parte comercial que la parte estética, pero aun así creo que desvela una atmósfera que puede ayudar a comprender o entrever la magnitud de la tragedia vasca, en una pequeña localidad guipuzcoana, donde nadie puede ser neutral y donde el nuevo, el recién llegado siempre genera sospecha, desconfianza, donde sólo hay buenos o malos, no medias tintas,  donde reina un halo de inmunidad para todo lo aberzale y donde se condena todo lo que se relacione con el estado español y donde la integración del maqueto no ha sido plena, siempre genera desconfianza. Para reflejar ese ambiente  se sirve de dos familias, cuyas matriarcas, Miren y Bittorri, amigas desde la infancia, son las auténticas protagonistas y nos muestran cómo sin que medie entre ambas ningún motivo, ningún desencuentro, pasan de la estrecha  amistad al odio y cómo después de muchos avatares,  desgracias, muertes y desengaños consiguen ese tímido abrazo de perdón que se dan "a la altura del quiosco de la música" , en presencia de todos. El devenir de los años y sus tragedias provoca testimonios como los de Josetxo, padre del etarra Jokin, suicidado, según fuentes oficiales, o asesinado según otros, cuando dice le dice a Joxían, esposo de Miren y padre del etarra Joxe Mari:  “ …Les meten malas ideas y, como jóvenes, caen en la trampa. Luego se creen unos héroes porque llevan pistola. Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque al final no hay más premio que la cárcel o la tumba…Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados…”  ¿Quiénes son esos aprovechados? …Siempre me ha llamado la atención por qué Tony Blair, en las conversaciones de paz con el IRA,  tuvo permanentemente pegado al teléfono al entonces presidente americano Bill Clinton. ¿El problema excedía el ámbito inglés?¿Por qué?.

El tema novelado da para más, exige más profundidad, más análisis de las conductas individuales, sus evoluciones y sus reacciones, pero aun así nos ha permitido entrever que el asesino no es uno sólo, que son muchos, todos aquellos que jalean, aplauden   e incluso silencian el mal, el abuso, la persecución, la injusticia e incluso la muerte. Todos aquellos que han sublimado y mitificado conductas violentas a cambio de una supuesta independencia, cuando el único argumentario debe ser la palabra y el ejemplo. Todos aquellos que airean imposibles que conducen a la destrucción o a la cárcel.

Ahora que la seguridad vuelve a ser un tema candente que preocupa a todos, hasta el punto que el gobierno sueco se plantea instaurar nuevamente el servicio militar obligatorio  e incluso en la propia España ya se oyen voces que claman por el mismo, me viene a la cabeza uno de los actos más notables que celebró el Ayuntamiento de Siero en el recinto ferial o sede  del actual mercado de ganados , a finales de los años 90, donde el responsable del acto y del protocolo el Teniente Coronel don Guillermo Pinto,  nos decía que:”  Las cosas se hacen bien o no se hacen”, lema legionario por excelencia.  Expresión que también aparece en la novela en boca del etarra Joxe Mari cuando al formarse  el comando Oria decía a sus compañeros que “Las cosas se hacen bien o no se hacen”. Mira por donde me entero que la estrategia militar de la legión y la de ETA coinciden en algún aspecto.

Dicho lo dicho sólo  me queda desear que las cosas se hagan bien y ya que han entregado las armas no viene mal recordar que hay una condición imprescindible para ello: Respetar y mimar la verdad. Sólo a partir de ahí es posible el perdón y reconocer como el etarra preso Joxe Mari: “Si podría dar marcha atrás al tiempo, lo haría”.


                                 José Antonio Noval Cueto.

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