El pasado 10 de julio, miércoles, a mediodía y con aperitivo
incluido, tuve la oportunidad de asistir en el Club Torla de Oviedo a una
interesante conferencia titulada “Claves para entender un mundo ideológicamente
revuelto”, cuyo ponente es el escritor y profesor, de amplia y dilatada
experiencia, don José Ramón Ayllón Vega, compañero mío de trabajo en los años
ochenta y a quien hacía tiempo que no veía, aunque sí leía con obras como “Vigo
es Vivaldi” “Diario de Paula” “Palabras en la arena” u otras más densas como “Historia
de la Filosofía" "Antropología paso a paso" o "Diez claves para la educación" . Recientemente ha publicado un ameno e interesante ensayo titulado “El mundo de las IDEOLOGIAS”, de cuyo contenido hemos tenido un anticipo los asistentes a la charla, y todo ello apoyado en transparencias que hacían más fácil la comprensión del contenido.
Que el mundo es imprevisible, rápido, cambiante, que la
seguridad no existe, que Notre Dame quemó, no necesita mucha demostración. No hace mucho,
como si dijéramos, ayer, concretamente en 1992, Francis de Fukuyma en su libro “El
fín de la Historia y el último hombre”, nos decía que la historia, como lucha
de ideologías, ha terminado – recuerdo que tres años antes , concretamente 9 de
noviembre de 1989, caía el Muro de Berlín-, y que la única solución a las
necesidades humanas es una democracia liberal, tanto en lo económico como en lo
político. Hoy , treinta años después, el mundo
y más concretamente la cultura occidental sufre el ataque de muchas y
diversas ideologías, muy numerosas - nacionalismo, ideología de género, ecologismo, marxismo, liberalismo...-, que justifican lo injustificable y que como
bien decía don José Ramón, responden a
una misma estructura: a/ Realidad supeditada al prejuicio – no hace mucho un
colectivo pedía la destrucción del Acueducto de Segovia porque era símbolo de
la opresión romana-, b/ Absolutización
de una idea (“nación”,”libertad”,”igualdad”…), cuando se da la paradoja que cada vez es más difícil
ser libres, en pleno auge de la mentira y desprecio y silencio de la verdad c/ Promesa de un mundo feliz que no llega.
Todas ellas se rigen por la estadística, número de usuarios y benefactores, buscan su cuota de poder, de influencia, y de ellas
tenemos cumplida información y evidencias diarias, y muestran los intereses
políticos que las mueven y agitan. Todo
sirve para llegar al Poder.
Una de las grandes conquistas del siglo XX ha sido la
creación del llamado Estado del Bienestar (sanidad, educación, pensiones) y
creo que en todo el arco parlamentario español no hay grupo político que lo
cuestione, y quiero pensar que a todos preocupa su sostenibilidad, pues una
economía frágil puede poner en peligro las conquistas del pasado y es que, por
desgracia, no basta con decir, como me dice mi amigo Manolo:
-Jose, es que yo pague mi pensión.
-Sí, pero si las generaciones que vienen detrás no trabajan, no hay ingresos y si no hay dinero, nos perjudicamos todos, y
esto lo refleja bien el CIS, cuando dice que la primera y principal
preocupación de todos los españoles de las diecisiete autonomías de España es
el paro.
Toda la amena y guiada exposición, mezclada de cantidad de
anécdotas personales fruto de sus múltiples experiencias como conferenciante en
diferentes países europeos y americanos, hizo que el tiempo se nos quedara escaso.
Eran ya casi las 15:OO. Las tripas pedían auxilio y aún quedaba el apartado de
ruegos y preguntas que todos esperábamos, pues eran muchas las inquietudes y
dudas sembradas. Una vez más se demuestra que no existen las casualidades y que
las fuerzas del caos y del desorden desprecian la palabra “estabilidad”, piden
y reclaman “confusión y desorden” y si hay que cuestionar o derribar la
civilización que hemos recibido para llegar al poder, no hay problema. Ante
este panorama caótico que vemos y que se nos avecina, surge la siguiente pregunta:
-
Todo
esto que nos has dicho no llega al hombre de a pie, al que lee el periódico.
Nadie lo insinúa y menos lo denuncia. ¿Dónde están los intelectuales? ¿Por qué
callan?
La respuesta casi la intuíamos todos los presentes, pero que
nos la confirme una persona de larga experiencia en medios, foros y libros,
gana esfuerza y asusta.
-
Los intelectuales tienen miedo y hay motivos
para ello. Respuesta que nos documentó con hechos y experiencias personales y ajenas.
José Ramón ha sido un placer tenerte entre nosotros y
disfrutar de tu sabiduría. ¡Un abrazo!
P.D Cuando menos lo esperes me ves en Burgos, en la Cine
Avenida.
José Antonio Noval Cueto.